El Síndrome del Caballero Blanco – Cuando el dominio se disfraza de Amor
En el estudio de los conflictos de pareja, las psicólogas clínicas Mary Lamia y Marilyn Krieger denominan “Síndrome del Caballero Blanco” al que presentan hombres y mujeres que se enamoran de personas problemáticas o vulnerables buscando rescatarlas de situaciones críticas, sus conductas, e incluso de sus propias vidas, con la esperanza de que su amor les transforme en príncipes o princesas de cuento y al final se dé un final feliz.
También se puede establecer relaciones de este tipo con la familia nuclear, amistad y ámbito laboral.
El síndrome lleva su nombre simbolizando al caballero blanco de los cuentos de hadas que rescata a las princesas de los dragones de la historia. Esos dragones se traducen en problemas económicos, abuso de sustancias, depresión, una mala relación, una vida poco gratificante, entre otros.
La pareja rescatadora busca resolver, e incluso imponer las necesidades del otro, con el fin de tener un vínculo más fuerte, pero en realidad esos cuidados esconden una necesidad de control y dominio sobre la pareja.
El problema es que se trata de un vínculo basado en la dependencia y, cuando su pareja se recupere, sentirán que ya no les necesitan, y entonces el caballero abandonará esa relación en busca de otra persona que necesite (y esté dispuesta a) que la rescaten.
La frustración de una relación de este tipo surge porque la rescatadora nunca obtiene el agradecimiento esperado, debido a que inconscientemente busca su propio rescate basado en su historia personal de pérdida o abandono y, para esconder su vulnerabilidad, actúa mediante un mecanismo de rescate compulsivo hacia los demás.
Al principio, los caballeros son muy seductores, detallistas, atentos, considerados. Muestran una elevada empatía hacia los sentimientos de su pareja con la finalidad no de comprender al otro, sino de tomar el control, y poco a poco se transforman en una especie de tirano que obliga al rescatado a comportarse de la manera que su caballero blanco cree que es la correcta.
Temen la distancia, tanto física como emocional, y constantemente buscan la aprobación de su pareja para sentirse únicos y especiales. Para ello, refuerzan las debilidades de su compañero, dejándolo inseguro, llegando incluso a infantilizar a su pareja para que siga dependiendo de sus cuidados. Fácilmente muestran ataques de celos y, cuando su pareja no acepta su constante despliegue de cuidados y preocupaciones, se sirven de la culpa, la crítica descarnada, o incluso de la violencia.
Los caballeros blancos acaban sintiéndose impotentes, decepcionados, quejándose de la ingratitud de su rescatado y criticando su poca disposición a dejarse ayudar.
Las personas que se involucran en relaciones de este tipo buscan reparar una autoestima dañada o negativa que generalmente proviene de su propia infancia.
Por eso, no es raro que este caballero blanco demande de sus rescatados que lo rescaten, jugando papeles intercambiables sin fin.
El caballero blanco tenderá a sobreproteger, incluso asfixiar a su pareja; puede ser en extremo celoso y asfixiante, y tomará parte del crédito de los logros de su pareja, pues pensará que se los debe por su entrega y dedicación.
Muy a menudo una persona con características de este síndrome puede sentirse celoso del éxito de la pareja; si éste le parece una amenaza podrá manipularla de tal manera que consiga que el otro se sienta inseguro y se auto sabotee.
Otra característica es la tendencia a exagerar las cualidades de una pareja para hacerla parecer mejor de lo que es y, aun así, darse el crédito de ser capaz de rescatarla, para alimentar el ego personal. Pero si siente que ya no lo necesitan, entonces se deslava mostrando su verdadera esencia vulnerable: de miedo al abandono, inadecuación y vergüenza.
El tipo más controlador de todos es el que percibe una amenaza de ser lastimado emocionalmente, por eso siempre está alerta y puede ponerse sumamente estricto y agresivo con las conductas de su rescatado. Busca transferir a su rescatado sus sentimientos de vacío, celos, vergüenza, enojo y miedo al abandono. Con esto busca liberarse de estos sentimientos al verlos reflejados en el otro, comportándose muy crítico, acusador, e incluso sarcástico con su pareja.
Aunque este caballero blanco pueda ser muy manipulador, es común que él mismo resulte presa de una persona que juega el papel de víctima y lo convierta en su esclavo emocional para satisfacer sus necesidades. Al descubrir su necesidad de ayudar, se muestran vulnerables pero muy abusivos, y utilizan al “caballero blanco” para sus propios fines, aún a costa de lastimarlo.
Una autoestima sana que conoce sus atributos y carencias emocionales es la solución y el escudo perfecto para no caer en los juegos manipuladores, o evitar manipular a tu pareja exigiéndole que llene los vacíos emocionales del otro, eliminando la dependencia en la relación y cambiándola por una elección consciente de estar junto a una persona autosuficiente que proporciona una compañía estable y placentera.
Un amor que exija el propio sacrificio intelectual, emocional e incluso existencial no es amor, sino esclavitud disfrazada de exigencia romántica.
Alex Róvira
Psicóloga Jimena Barrera Báez
Psicología Clínica/Arteterapia
Facebook: Psicóloga Jimena Báez
Hola, me gusto bastante este articulo. es claro y presiso.
ayer en consulta con su mi psicologa me determine este syndrome ,por lo cual es la descripcion exacta de mi persona. pensaba que esto era dependencia emocional pero este syndrome va mas alla de solo aplicarlo en parejas, tambien lo hago con los amigos y hasta en el trabajo lo hago.
espero que pueda liberarme de ese syndrome y sentirme major persona.