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El Señor Invierno

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Perspectiva – Desde Canadá

XXXIII

Finalmente, el dueño de estos rumbos, el señor Invierno, vino a tomar posesión de sus dominios. Para ello, se puso como manto el vórtice polar y nos ha sometido a temperaturas que hoy por la mañana, al salir al trabajo, eran de -20⁰C que, con el factor de congelación que agrega el viento, se convirtieron en -30⁰C.

Los nativos estuvieron agradablemente sorprendidos ante su ausencia: imaginaban que no iba a ser tan mordaz y molestoso como en años anteriores, que de alguna manera las penurias serían mínimas. Por un tiempo todos lo creímos.

Ahora, cuentan las semanas para que se vaya, como si se tratara de un huésped no bienvenido, cuando en realidad nosotros estamos viviendo en su territorio.

La mejor inversión que se debe hacer para sobrellevar el invierno canadiense es un buen abrigo (con capucha) y un buen par de guantes, ambos con características que permitan soportar temperaturas inferiores a los -30⁰C, así como calzado impermeable.

Déjenme contarles un pequeño secreto: entre estar bajo una tormenta de nieve y estar a estas temperaturas extremas siempre elegiré –y estoy seguro que los lugareños coincidirán conmigo– la tormenta de nieve, simple y sencillamente porque la temperatura estará más cercana a los cero grados y, por lo tanto, será más llevadera.

Estar expuesto a temperaturas por debajo de los -15⁰C agota: nuestro cuerpo tiene que hacer maravillas para conservar nuestra temperatura corporal, lo que nos consume. Al salir, ese frío es como una cachetada que nos hace sentir dolor en los huesos de la cara, mientras nos causa quemaduras que muchas veces ni siquiera registramos sino hasta asomarnos a un espejo.

Curiosamente, intentando establecer semejanzas entre nuestro trópico y esta latitud, así como allí hay un número limitado de ciclones, aquí se espera un número limitado de tormentas de nieve entre los meses de noviembre y febrero.

Una tormenta de nieve no solamente precipita nieve, sino que también viene acompañada de vientos que pueden derribar líneas de energía eléctrica, y eso es lo peor que puede suceder: quedarse sin electricidad para la calefacción, para los servicios de la casa. Eso obliga a mudarse hasta que se restablezca el servicio, a veces por semanas, a un refugio o, si se tiene los medios, a un hotel.

Si la nieve no viene acompañada de fuertes ráfagas de viento, entonces es una nevada y, dependiendo de la cantidad de nieve que deposite, trae otro tipo de afectaciones. De esas, hasta ahora solo hemos tenido una que nos dejó una capa de veinticinco centímetros en un plazo de dos días, afortunadamente en fin de semana.

El principal inconveniente de una nevada, siempre y cuando no cause interrupciones en el suministro eléctrico, es tener que retirar la nieve para sacar el coche a la calle –si cayó mientras se estuviera en la casa– o, también una situación estresante, estar al volante mientras cae, porque entonces se pierden las líneas sobre la carretera, y la visión es limitada.

Hace un año, ahora que entramos a febrero, recuerdo una tormenta de ¡agua! Llovió tan abundantemente que el nivel del agua subió por debajo del piso de concreto y mojó la alfombra del sótano en el que pasé mis dos primeros meses en Canadá.

Al mismo tiempo, cuando me mudé a la casa que habito desde el primer día de marzo del pandémico 2020, había al menos 40 centímetros de nieve sobre el jardín del patio.

Cuando cae la nieve, y puesto que el mercurio no sube a niveles que permitan se derrita, el hielo se acumula, se obtiene un efecto de congelador, y el viento entonces lo hace más frío. Imagínense estar en frente de una marqueta de hielo, y que el viento los “bata”; eso es lo que se siente, multiplicado varias veces.

No deja de causarme gracia leer memes en Facebook de mis amigos canadienses que se animan diciendo que tan solo faltan cinco semanas para estar en marzo, con lo que vendrán las lluvias y, con ellas, la nieve lentamente se irá retirando.

Sin embargo, si la marmota no se equivoca, aún faltan seis semanas más de invierno y el pronóstico de la próxima semana tiene nieve, aunque en cantidades menores, casi todos los días.

Desde esta perspectiva, no queda más que avituallarse, abrigarse bien, y disfrutar del clima en la medida de lo posible, siempre esperando que mejore, junto con la situación mundial y, en especial, la de nuestro atribulado México.

Por cierto, antes de que lo olvide, voy Bucaneros de Tampa Bay en el próximo Super Tazón. Tom Brady no es un personaje que admire, pero no puedo más que reconocerle su resiliencia y su liderazgo. Los Jefes de Kansas City podrán crear su dinastía cuando Brady se retire.

S. Alvarado D.

sergio.alvarado.diaz@hotmail.com

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