Opinión
Con este título medio dramático trato de atraer la atención de todos aquellos hermanos y hermanas que viven plenamente la cultura de rock. La cancelación de un festival de metal en la capital de Yucatán, la ciudad de Mérida, por parte de las autoridades municipales el sábado 9 de septiembre revela varias problemáticas recurrentes que impide que eventos de rock (o de metal como en este caso), puedan garantizarse.
Más allá de las responsabilidades correspondientes en el caso del “Hunab Ku Metal Fest” (que abordaremos más adelante y entre las cuales está que deberán devolver hasta el último peso a quienes compraron su boleto), lo ocurrido en este caso vuelve a demostrar que es imperante entablar un diálogo con las autoridades municipales, gubernamentales y federales en búsqueda de soluciones que permitan que proyectos culturales en beneficio de la propia comunidad puedan llevarse a cabo. Para que mi reflexión tenga sustento, debo iniciar contextualizando
Reunidos en mi casa, tomando café Julio Cauich “Julmetal, la lente del rock local” y quien esto firma, uno de los escuderos del Colectivo Metalmorfosis, platicamos acerca de nuestras respectivas trayectorias dentro de la contracultura o cultura alternativa en Yucatán por más de treinta años, siempre preocupados y ocupados en abrir nuevos espacios de difusión para los talentos emergentes de Mérida, capital del estado y también de varios municipios de Yucatán. Claro, también ambos aceptamos el hecho de que ahora somos dinosaurios roqueros en proceso de extinción.
Julio Cauich Campos fue creador y conductor del programa radial “Rock Computarizado” en la estación Estere Joya de FM, a finales de la década de los 80s, compartiendo grandes clásicos del Rock, así como dando micrófono a varios grupos locales como “Viento Negro” y “Betania” para promover sus tocadas. Su trabajo más sólido es su trabajo de investigación, grabación, edición y postproducción de videos de cientos de bandas y solistas de la escena peninsular. Todo este material lo comparte en sus dos canales de YouTube Julio Cauich y Julio Cauich Campos.
Por mi parte mi espíritu inquieto me llamó a incursionar en la radio a mediados de los ochentas, siendo colaborador y guionista de “El Rock un Suceso Musical”, de XEZ Radio 600, conducido por mi amigo Javier Peña, espacio conseguido por mi querido camarada Leonardo Sánchez Sin alías “El Chino”. Con “Club Amigos del Rock” en el Sistema Radio Yucatán, fue donde me curtí y motivé lo suficiente para empezar a producir mis propios proyectos radiales y de televisión. A aquella estación acudíamos entre otros Jorge y Cuco Cervera, el chino Leonardo Sánchez, Wilberth Góngora “El Dr. En Rock”, Rubén Gonzáles, baterista de los Green Grocers, Javier Álvarez, Enrique Menéses, etcétera, presentando cada quien una pieza de su predilección, de cualquier género del rock, siendo la primera vez que esto ocurría. Don Mario Chacón Medina fue el conductor principal, un profesional y figura destacadísima de la locución, que nos dejó grandes enseñanzas a nosotros jóvenes entusiastas. El “Club Amigos del Rock” fue un programa muy especial, único, al entrelazar a diferentes generaciones de roqueros, entre ellos fue también decano don Pablito Manrique Gual, un hombre super sencillo, amable que nos compartía los estrenos de Billboard antes de su salida comercial.
A través de los años, desde la creación del programa de televisión “Metalmorfosis” (1996-1997), de la fundación de nuestro colectivo en 1995, iniciamos la realización de proyectos culturales buscando ampliar el rango de participación de artistas que nunca tuvieron la adecuada difusión para dar a conocer sus propuestas. La odisea corrida desde entonces hasta las actuales eras post pandemia, es demasiado extensa, pero digamos que en documentos oficiales de la Sedeculta se resalta que solo con las 15 ediciones de los Encuentros de Cultura Alternativa, un total de 1750 artistas emergentes tuvieron apoyos directos para sobresalir a través de los eventos. Si a esto sumamos los eventos realizados de manera independiente durante 13 años seguidos, más todos los que tuvieron espacio a través de convocatorias de la Secretaría estatal de cultura en los principales festivales culturales de la entidad, más los que realizamos como productores directos en locales y teatros de Mérida, la cantidad exacta no la tengo, pero han sido muchos, así que, si de algo sabemos, es de organización de eventos.
Todo esto viene a colación porque precisamente a finales de 2022, acompañé a mi compadre y socio Carlos Vivas Robertos, director general de nuestro Colectivo Metalmorfosis, a actualizar la información de todos los requerimientos necesarios para la organización de eventos en Mérida, acudiendo a las dependencias encargadas como la de Protección Civil, Espectáculos, Salud, Hacienda e incluso Imagen Pública.
La realidad es que las condiciones para arriesgar en la realización de un evento de rock son muy adversas: ahora es más caro que antes de la pandemia. Por ejemplo, en el pasado, después de la realización del evento podías acudir un día después a pagar el correspondiente impuesto del 6 por ciento del total de ganancia en taquilla.
Ahora, te envían a un inspector o dos el mismo día de tu evento para que pagues, además del 6 por ciento del total para el municipio, mil pesos por la visita de cada inspector, es decir, entre mil y dos mil pesos adicionales que no se pagaban antes de la llegada del Covid.
En cada departamento correspondiente hubo incrementos, quizá no tan altos, pero que sumados ya representan un gasto extra que antes no se pagaba.
Otro ejemplo es que antes no se requería la presencia de una ambulancia en teatros, ahora sí es obligatorio, esto es entre 6 mil y 15 mil más, dependiendo cuál de las 6 empresas de renta oficiales de ambulancias sea la que de el servicio. La ambulancia aplica para eventos que rebasen los 100 asistentes (independientemente el lugar donde se realice); entonces, si a tu tocada esperas recibir unas 200 gentes, debes rentar, pero si al final entraron 80 o menos, ya nada puedes hacer.
Incluso hay que pagar un impuesto si no piensas poner publicidad en las calles de la ciudad, es decir, aunque no piense hacerlo (para evitar alguna multa), debes reportarlo a Imagen Publica y pagar por ello, es un gasto que duele, porque huele gacho a contradicción. Por supuesto, si se pretende vender alcohol, hay un fuerte impuesto de al menos 3500 pesos, lo que te obliga a cobrar más caras las cervezas o los tragos que pongas en venta.
Debemos entender que la cultura del rock, como parte intrínseca de la contracultura en México, siempre ha navegado en aguas bajas, no representa un negocio para prácticamente ningún promotor o gestor cultural, por lo que muchas veces estos se aventuran a presentar sus eventos sin alguno de los permisos, e incluso sin ninguno de ellos, porque saben que gastando tanto dinero solo en eso resulta imposible no solamente ganar algo, sino que casi siempre se pierde o, quizá, en el mejor de los casos, se “sale tablas”.
Por supuesto, dentro del Rock local, muy pocos artistas están dentro del mainstream nacional o internacional, hacer eventos con bandas no muy conocidas o desconocidas (independientemente de su talento) es prácticamente un suicidio.
Por supuesto, existen otros que sí ha logrado éxito con varios eventos masivos dedicados al rock, con la debida difusión, promoción y alianzas ya sea oficiales o privadas, como Kalimocho, Rockultura, La Quilla, Delorean e incluso nuestro Colectivo Metalmorfosis. En años más recientes, varios colectivos lograron concretar algunos que sí fusionaron. Me preocupa que, sobre todo los eventos ligados al metal o rock duro, sea donde sea, la respuesta de las audiencias casi siempre es escasa.
Aquella noche en mi casa, Julmetal llegó para pedirme apoyo para los organizadores de un festival de metal (el Hunab Ku Metal Fest), publicando reportajes en Diario del Sureste, a lo que le respondí encantado.
Como me resultó imposible acudir a la rueda de prensa, le pregunté a Julio si algún colega había preguntado a los organizadores acerca de los correspondientes permisos y me dijo que no. Le manifesté mi preocupación sobre este punto, especialmente tras comprobar que vendrían bandas de la Ciudad de México como Makina, Transmetal y Luzbel, una de Estados Unidos y también de Cancún. Él me respondió que confiaba en que así sería.
Me puse en contacto con el maestro Raúl Greñas para invitarlo a una entrevista en Tele Yucatán, como parte del material que voy recopilando para los especiales de Metalmorfosis, pero este ya andaba agendado a un tour turístico y resultó imposible. “Veámonos en el evento, estimado Ricardo, allá nos ponemos al día de todo,” me dijo afectuosamente el virtuoso guitarrista de Luzbel. Don Jorge Cervera, el gurú del rock en Yucatán”, también había hablado con Greñas, así que decidimos acudir la noche del concierto junto con Julmetal, para realizar juntos la entrevista. Infortunadamente, esto jamás sucedió, porque jamás tocarían Luzbel y tampoco Transmetal, Anabanta, Thell Barrio, Cemican, Horda Cannibal, Lacrimae, Hate Ritual, Tijuana Dub Machine, Grave of Sacriface, Ulthor ni DJ Diegon.
El viernes 8 de septiembre, la noche anterior al inicio del evento en la Hacienda El Triunfo, durante la prueba de sonido, con todas las bandas del cartel presentes, las autoridades municipales informaron a los organizadores la cancelación del evento por no contar con los permisos correspondientes. “Chingada madre” – pensé – “ocurrió lo que tanto temía, crónica de una muerte anunciada”. Aunque resulte increíble de creer, al parecer los organizadores contrataron a una persona para concretar estas gestiones y esta no las llevó a cabo. La frustración creció como tsunami en las redes donde personas que ya habían comprado sus boletos descargaron su ira contra estos.
Hace unos días, mi amigo Jorge Cervera, recién desempacado de su viaje a Cancún, nos visitó a su casa, convidándonos una rica pata de queso, la que degustamos con un rico café. Como anduve enfermo, perdí el hilo de la suspensión de este evento, por lo que fue George quien me actualizó: que aún no se reembolsaban a todos los roqueros el dinero de los boletos, que se dice que uno de los organizadores se dio a la fuga, que los otros están buscando la manera de salir del problema. Jorge destacó que al parecer los integrantes de las bandas que venían de otros estados apoyaron aceptando solo una parte de lo pactado por su actuación.
En este caso ¿el rock tiene la culpa?
Por una parte, sí, porque es imperdonable perder todo (invertir en traer a las bandas, en rentar local, equipo y difundir), por incumplir en lo más importante.
¿El rock tiene la culpa?
No del todo, porque para que esfuerzos así lleguen a buen puerto, sería muy importante, casi fundamental, que las autoridades de cultura se acercaran a este entorno, que conocieran a los protagonistas, que analizaran y entendieran el potencial que este subgénero musical garantiza, para que juntos logren abrir nuevos foros que trasciendan de manera adecuada.
¿Se puede mejorar la escena local del rock?
Por supuesto, aunque existe un gran ‘pero’: para que todo funcione se requiere dejar atrás envidias, celos, antagonismos entre artistas, colectivos, gestores, productores.
¿Quién se anima a dar el primer paso?
RICARDO PAT