Letras
Sunhaila Minelly Sánchez Barrientos*
Levanté la mirada del libro y ahí estaba él, mirándome de regreso. Estábamos pasando el rato en la habitación, en un silencio agradable y la comodidad de la compañía. Él fue el primero en hablar:
—No te voy a conceder tres deseos. Voy a concederte solo uno, pero será gratis, sin costo ni sufrimiento, y rellenaré todos los huecos en lo que digas. Así que entiendo si necesitas tiempo para pensarlo y…
—Quiero ser inmortal —dije de inmediato, interrumpiéndolo con una certeza que me sorprendió incluso a mí misma.
Una sonrisa traviesa emergió en sus labios.
—¡Vaya, sí que hay un vacío enorme en esas palabras! —exclamó él, con esa chispa que lo caracteriza—. Podría hacerte inmortal y permitir que envejecieras, o inmortal sin hacer tu cuerpo indestructible, pero te lo concedo —dijo, aproximándose a mí y dándome un beso en la mejilla —. Mírate, ahora eres joven, bella e indestructible para siempre.
Sentí el calor de su magia en todo mi cuerpo. Nos sonreímos mutuamente.
—¿Por qué pediste ser inmortal? —preguntó después de haber hecho su trabajo.
—Para estar contigo —aclaré y me sumergí en sus labios.
*Victoria, Tamaulipas (1997). Licenciada en Psicología. Textos inéditos en la cuenta de Instagram: @sunh.aila.mi