Letras
José Juan Cervera
Las palabras son vehículo del significado que revolotea en sus entrañas y del alma traslúcida de quien las pronuncia.
Alguien pretende llenar con palabras vacías la emoción que anhela ser colmada.
Al quedar a la intemperie, las palabras abandonan el disfraz que deforma su brillo consustancial.
Como trofeos verbales, las palabras más osadas arrastran despojos de rivales desprevenidas.
Medir las palabras se vuelve un acto reflejo cuando los límites hablan en voz de la experiencia curtida.
Desde una raíz incierta la palabra toma camino. Rinde frutos primerizos y palidece junto al bullicio. En su crecimiento cobra sentido y multiplica el alcance de su simiente que consagra las alturas.
Quien advierta la expresión subyacente en el tono de sus alocuciones intuirá la esencia que modula los giros de su voz.
La palabra no exige veneración al ser emitida porque se atiene al reflejo de su significado. Así guía la luz que se planta frente a las cosas cuando se resiste a enunciar los triunfos de la elocuencia.
Detrás de tus palabras se agazapa un contenido furtivo que se aleja después de inspirar el anhelo de una íntima belleza.
Las mujeres y las palabras guardan el parentesco de la belleza para encender las luces del universo y restaurar el brillo jovial de sus orígenes.