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LI
EL OBRERO
El trabajo es el crisol
do el alma se purifica:
quien la piedra modifica
bajo los rayos del sol;
quien se tizna y se rasguña
ya en el yunque, ya en la fragua;
aquel que va sobre el agua;
aquel que el arado empuña;
aquel que, vivo, se entierra
en busca de plata y oro
y saca al fin un tesoro
del corazón de la tierra;
el que, industrioso y fabril,
lanza el globo en el espacio;
el que construye el palacio
y tiende el ferrocarril;
aquel que a todo coadyuva
y con incansable afán
convierte la espiga en pan
y hace vino de la uva;
ése, cuya mano ves
tan áspera como el rallo,
pues toda ella es un callo…
mi amigo, ¡mi hermano es!
¡Abajo, abajo el sombrero!
Apréndelo a respetar
y dale el primer lugar
a ese valiente: ¡el Obrero!
Rodolfo Menéndez
Continuará la próxima semana…