“La carne se pudre, el espíritu flota. No existe el bien y el mal; no existe el cielo y el infierno. No somos un planeta; la Tierra es plana; no hay espacio, pero existen dimensiones. Principio y fin. Pecado y penitencia.”
Oliverio Landucci, Cronista
Frontera sur de MÉXICO – octubre del 2022
Brooks pasó dos semanas hospitalizado en un campo de entrenamiento y hospital militar ubicado en Yucatán. Sus heridas eran serias, mas no mortales. En ese octubre del 2022, Brooks fue herido en la octava batalla que enfrentaba al mando de los Bersakers, comando élite cuya enorme eficacia para eliminar enemigos potenciales ya era legendaria. La acción tuvo lugar en la frontera con Honduras, al borde del río Motagua. Tras eliminar a un batallón rebelde, recibieron fuego hostil de dos puntos. Fue una trampa de la que salió vivo debido a su notable talento como soldado de la fortuna.
Fue intervenido quirúrgicamente con la más alta tecnología disponible para restaurar los daños. La mayor parte de ese tiempo la pasó recuperándose bajo el influjo de diversas drogas. Fue un tormento porque experimentó una pesadilla recurrente en la que quedaba atrapado en un bunker subterráneo de Guatemala, viviendo eventos que ocurrían en el futuro.
Desde el primer día de su tercera semana de hospitalización ya estaba realizando ejercicios leves; la revisión médica asentó que en dos semanas estaría apto para retomar a la acción.
Como comando de élite, contaba con un cuarto cómodo. Trató de relajarse: pronto tendría una importante reunión con su superior directo. Aburrido, ingresó a internet para leer las noticias acerca de la guerra entre Guatemala contra México, cuyas confrontaciones iniciaron en enero de ese año.
Estados Unidos apoyó a los aztecas por lo que Brooks, hijo de un norteamericano, pudo desarrollarse con los mejores. Recordó con orgullo que de diciembre de 2021 a octubre de 2022 había participado en ocho misiones exitosas. Sabía que participaría en muchas más antes de que terminara el conflicto, pues las guerras eran el gran negocio del Siglo, no siempre derrotar lo más rápido al enemigo era lo correcto para las élites que compraban sus servicios.
Entendía que tenía un buen futuro asegurado al ser un asesino de la élite, pero le inquietaba volver a experimentar aquella pesadilla en la que estaba atrapado en la antesala del infierno: lo espantaba horrores volver a enfrentar a aquel siniestro personaje…
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“Hoy no tengo nada que decir. Es porque ya estoy muerto.”
Oliverio Landucci, Cronista
Frontera sur de MÉXICO – noviembre del 2022
El primer día del penúltimo mes de este año me reuní con mi superior inmediato, el teniente Harold Gibson. Estaba nervioso. Gibson era un militar de cepa, estricto, efectivo, directo, también fraternizaba con las tropas. Lo admiraba.
Harold Gibson, héroe de guerra, de varias guerras de las muchas que cimbraron la tierra a partir del 2020, era un comando de élite que prefirió mantenerse en aquel grado dentro de la milicia, evitando complicaciones políticas que acompañaban sin escape al rango de general.
Llegó a mi habitación y me saludó con un fuerte abrazo. Con un ademán, me indicó nos sentáramos en la sala, que era pequeña, pero lo suficientemente confortable para dos personas. Su comitiva lo esperó afuera.
Espere que él iniciara la conversación. Siempre había sido así entre nosotros. Guardó silencio, simplemente observándome. En su mirada detecté que efectuaba un análisis profundo, como si tratara de responderse a sí mismo si yo era capaz de continuar bajo sus órdenes.
Fue por ello que me atreví a expresar lo primero que me vino a la mente: “Estoy bien, teniente. Fueron heridas leves. Estoy preparado para volver a la acción cuando usted lo indique.”
Ese mismo hombre, líder nato, continuaba callado.
“¿Todo está bien, teniente, su esposa, su familia?”
“¡Demonios! ¡Qué preguntas tan estúpidas acabo de hacer!” – explotó en mi cerebro al no registrar reacción alguna.
La verdad es que Gibson estaba comenzando a ponerme nervioso.
Con una mueca que pretendió ser una media sonrisa, finalmente me contestó: “Mi familia está bien. Gracias por preguntar.”
Respirando hondo, me dijo: “Bueno, hijo, te lo diré claro: de reintegrarte a mi división, al final de la guerra tendrás una posición privilegiada, pero deberás estar dispuesto a matar, torturar y masacrar a la orden de quienes rigen nuestro mundo. Solo podrás estar del lado de los ganadores si demuestras que estás a la altura de su poder.”
“Te revelaré cosas que solamente saben los illuminati, los amos de la Tierra. Si no logras comprender y asimilar estas revelaciones, no podrás seguirnos.”
El teniente sacó su revólver y lo colocó en mi cabeza. Con la otra mano me entregó una hoja de cartón donde aparecían lo siguiente:
- La guerra culminará en el mes de mayo del año 2023, cuando nuestras fuerzas eliminen a la resistencia en la batalla de Nueva Guatemala de Asunción.
- Te casarás con una mujer a quien conocerás el día de mañana. La amarás con pasión. Ella morirá un año después, asesinada por kaibiles. No podrás impedirlo, pero nosotros te ayudaremos a vengarte.
- El viernes 31 de octubre del 2028 participarás en una misión de rescate de un importante miembro de la hermandad. Sobrevivirás hasta el final de los acontecimientos junto con Lev Aggot. Entonces lo matarás.
- Tus pesadillas son visiones de un futuro que todavía no se materializa. Tus acciones y compromisos te enviarán a ellas, pero ahora tienes la ventaja de saber todo lo que pasará.
El teniente esperó que terminara de leerlos todos.
Amartilló el percutor de su arma y me lanzó esta perorata:
“Si dices no a uno solo de ellos, te evitaré el sufrimiento pegándote un tiro en la cabeza. Créeme, sería lo mejor para ti, hijo.”
“Vivimos en un mundo de mierda. Los humanos merecemos el exterminio; además, la escenografía con la que hemos dominado al mundo comienza a desmoronarse. El avance tecnológico de la que tanto nos enorgullecimos, nuestro éxito al contener a las masas en control con un simple celular en cada mano terminó revirtiéndose contra nosotros cuando muchos ingratos comenzaron a cuestionar nuestros métodos.”
“La mayoría vive creyendo que somos un planeta, que podemos viajar al espacio y que podemos defendernos de un ‘ataque alienígena’, ja ja ja.”
“Pero ahora miles dudan y comparten evidencias en video que rebaten nuestras reglas científicas; el verdadero conocimiento se desborda poco a poco y pronto todos terminarán por descubrir el engaño en que han vivido.”
“Es de locos, Brooks. La realidad es que una élite ha decidido hacia dónde irá la humanidad, y para seguir con ellos deberás obedecerlos, y deberás crecer también mentalmente.”
Su dedo apretaba fuertemente el gatillo cuando me hizo la pregunta definitiva:
“Así que dime, hijo: ¿te quito de sufrir o seguimos caminando juntos este perverso juego de la vida?”
RICARDO PAT