XIII
Continuación…
DELIO MORENO CANTÓN – Nació en la ciudad de Valladolid en 1863 y falleció en la ciudad de México, en 1916. Fue uno de los mayores valores literarios de Yucatán: poeta, novelista, periodista y hombre público de enorme popularidad. No desdeñó cultivar la poesía humorística, como lo demuestra la siguiente, en que hace filosa crítica de ciertos maestros mercantilistas de antaño.
En problema burlón y estrafalario
me preguntas, ¡Oh, Frank! ¿Por qué en la escuela
del áspero pedante
que pela tras de pela
se proponía enseñar el Silabario
a veces derramé llanto abundante?
¿Y sabiendo quién fue me lo preguntas?
¡Ay de mí! ¡Qué cuartazos,
qué fuertes pescozones
y qué de chancletazos
en el momento de tomar lecciones
el dómine furioso propinaba
al que al decir la suya se enredaba!
Fue mi primer inglés. ¿Vas comprendiendo?
Cobraba la lección con ceño adusto
y si no le pagabas a su gusto
te soltaba un cuartazo reverendo.
De entonces comenzó mi triste suerte
y por eso lloraba yo y aún lloro.
Mas por Caifás me asusta y maravilla
que lo que yo con lágrimas deploro
a ti te haga cosquilla
¡Ay Dios, somos tan pocos
los que al ver las miserias mundanales
lloramos como locos
por los ajenos y los propios males!
Pretender que tuviese en la memoria
los nombres de los reyes chichimecas,
acolhuas, tepanecas
y otros enrevesados;
¡como si yo pudiese lindamente
llevar en la cabeza tanta gente!
En clase del pasante de abogado,
aquel que por nariz tenía una trompa,
también fatal se me enseñaba el hado.
Mas deja que yo rompa
otra vez a llorar la suerte mía.
“Diga usted la lección” ¡Joven potente!
¡Morir siendo tan joven todavía!
Mas di si era posible humanamente
dársela, cuando yo no la sabía.
Se fue. Pero aún me abruma
su maldecida estirpe muchas veces.
Dígalo de una vez franca la pluma:
¡Me matan los ingleses!
¿Y así te extraña Frank, el que yo llore?
Dile al mar que no brame
y al sol que el campo con su luz no dore;
mas deja que mi llanto se derrame.
–“Págueme usted”, con aire impertinente
me asalta algún inglés cual perro bravo
pero, dime, repito, humanamente
¿Cómo puedo pagar sin un centavo?
Dicen que hay libertad; ¡Mito adorable!
Y vemos que nos hieres a mansalva,
Inglaterra implacable.
¡Y a la Patria infeliz, nadie la salva!
Mientras no se declare cruda guerra
a la malvada gente,
no habría paz en la tierra
aunque el mundo reviente.
Entre tanto, ¿No quieres que entre tanto
como en clase hoy derrame amargo llanto?
Conrado Menéndez Díaz
Continuará la próxima semana…