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El Humorismo en Yucatán (XXI)

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XI

Entre las producciones del Lic. Jorge Peniche y Peniche, a cuya personalidad literaria nos referimos anteriormente, figuran las intituladas “El Carnaval de Ayer… y el de Hoy” y “Canto a una Negra Linda”, este último dedicado a la distinguida artista yucateca Judith Pérez Romero, cariñosamente llamada La Negra por sus amistades, en ocasión de su natalicio correspondiente al año de 1962.

Respecto a la primera de tales producciones que publicó el Lic. Peniche y Peniche en el año de 1963 con el seudónimo de Pierrotino, observaremos que constituye un cotejo de los brillantes, lucidos, carnavales meridanos de ayer –hasta el año de 1926 aproximadamente– y los bastante desanimados de hoy. En este poema figuran personajes muy conocidos en la Mérida de hace algunos lustros, como el sombrerero señor Toraño, el destacado poeta lírico y anacreóntico Ermilo A. Padrón López, conocido en el mundo de la trova como Chispas Padrón; el que fuera muy estimable hacendado, de ideas filantrópicas, Don Boxol Casares, cuyo “templete” para la “batalla de flores” de martes de Carnaval se hizo famoso; los consagrados bromistas Felipe Ibarra de Regil, Venancio Cervera y Huecho Marín, que con la originalidad de sus disfraces y su inagotable buen humor contribuyeron en mucho a la animación de las fiestas carnavalescas de las primeras décadas del siglo.

A continuación, insertamos el Canto al Carnaval de Ayer… y el de Hoy, y el Canto a una Negra Linda, del Lic. Peniche y Peniche.

Mi abuela siempre hablaba del Carnaval de antaño

con bailes y paseos de mucha distinción,

cuando todos lucían sombreros de Toraño

y “CHISPAS” se adornaba, danzoneando en “LA UNIÓN”.

Mi abuela me contaba de encajes y alamares

con que ornaban las bellas el costoso disfraz,

del soberbio “templete” de don BOXOL CASARES

y de las “viejas verdes” que usaban antifaz.

Eran tiempos alegres, eran horas de farra,

campeaban por su ingenio y su gracia sin fin

los bromistas de fama: aquel FELIPE IBARRA,

con VENANCIO CERVERA y con HUECHO MARIN.

Fueron los carnavales de entonces los mejores,

de esbeltos arlequines y bellas colombinas,

cuando en verdad veíanse las batallas de flores

y eran inolvidable nuestras estudiantinas.

Había delicadeza y hasta ingenua alegría

en las fiestas aquellas de las Carnestolendas;

eran tiempos de oro, de sana algarabía,

tiempos en los que novios jugaban a “las prendas”.

Con tiempo se efectuaban los bailes de escoleta

en que como gendarmes vigilaban las suegras;

los “chéveres” de entonces iban en bicicleta

y “XANDARA” PACHECO usaba medias negras.

CHAN-CIL ejecutaba sones intencionados,

en la “LONJA” bailaban polkas y rigodón;

y muy tiesos y graves… muy almidonados,

danzaban los mestizos allá en su “PAZ Y UNIÓN”.

 

Mi abuela suspiraba por esos tiempos idos.

Conrado Menéndez Díaz

Continuará la próxima semana…

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