El Gato montés es considerado el antecesor del gato doméstico, en concreto, la subespecie Felis silvestris lybica; a su vez, el montés desciende del Felis lunensis. Cuenta con varias subespecies como el Gato montés europeo, el Gato salvaje asiático, el Gato salvaje africano (Felis silvestris lybica), o el gato del norte de China.
Su rango de distribución va desde el sur de Canadá hasta la parte central de México. Su hábitat son terrenos de matorral y lugares desérticos, aunque también se le puede encontrar en regiones con bosque de pino y encino. Es muy raro hallar poblaciones de estos felinos en lugares donde el bosque es denso, pues prefiere terrenos más abiertos, lejos de áreas ocupadas por los seres humanos. Prefieren climas templados y zonas húmedas, de matorrales, bosques de árboles caducifolios, o rocas donde puedan cobijarse.
A menudo son animales que se confunden, por su aspecto y condiciones físicas, con los gatos domésticos, ya que pueden considerarse como sus predecesores. En ocasiones, los gatos domésticos y los gatos monteses se hibridan, sobre todo cuando los domésticos son abandonados. De todas formas, su clasificación es controvertida.
Son felinos carnívoros de color grisáceo pardo y presentan un patrón atigrado, más claros en la parte inferior, con rayas oscuras por todo el cuerpo excepto en el abdomen, y pueden presentar alguna mancha blanca en garganta o zona inguinal; el pelo es más espeso y grueso que el de los gatos domésticos, la cola es más poblada, más ancha y con la punta negra, además cuenta con anillos negros completos. Podría confundirse con un gato doméstico, aunque es más robusto, de cabeza más ancha y cola más gruesa. El cuerpo es fuerte y bien musculado, además de flexible. En la cabeza tiene cuatro rayas negras que convergen en una línea sobre el lomo. Las orejas son puntiagudas y de tamaño pequeño. Los ojos se presentan en color ámbar o verdoso.
De vida solitaria y nocturna o vespertina, durante el día suelen descansar, aunque en algunas zonas han desarrollado hábitos diurnos.
Sus características principales son:
- Peso: 3-6 kg, el macho es un poco más grande que la hembra.
- Tamaño: mide unos 90 cm de largo y 38 de altura a la cruz.
- Esperanza de vida: 10 años. El máximo es 15.
- No es un animal doméstico ni puede ser tratado como tal.
El Gato montés es un animal cazador, capaz de trepar a los árboles para hacerse con huevos y polluelos de los nidos, e incluso nadar. El territorio en el que se mueve abarca varios kilómetros. Permite la presencia de hembras, pero no de otros machos; con ellos manifestará agresividad. Es muy esquivo y huye de las personas, por lo que su seguimiento, avistamiento y estudio son complicados. Esto gatos salvajes no están en las ciudades, aunque puedas verlos en el día, no son para nada domésticos, y debes tener en cuenta que son felinos totalmente salvajes.
Se pueden ver en las montañas o lugares recónditos, con frecuencia por las noches, en busca de comida o de gatas de la calle en celo, ya que ven mejor gracias a la visión nocturna especial con que cuentan (igual que nuestros gatos domésticos), y también porque el ambiente está mucho más desierto y esto le da la posibilidad al animal de obtener lo que desea. Los movimientos que emplea para cazar son como los que podemos observar en un gato doméstico. En ocasiones llegan a escaparse a algún poblado de humanos, donde pueden esconderse y resguardarse; frecuentemente han sido vistos cerca de lugares rurales, como granjas o sembradíos campesinos.
Se alimentan de pequeños roedores, mamíferos, invertebrados, reptiles, aves y anfibios, en ocasiones presas de mayor tamaño e incluso carroña. Es un experto cazador y puede pasar al acecho de su presa muchas horas, inclusive días, vigilándola, estudiándola, caminando muy suave y lento para no levantar sospechas de su presencia.
Ataca primeramente con sus garras, después de dar un largo salto e impactarle por detrás, y prefiere quitarle la respiración a su objetivo si el animal es un poco más grande; si es más pequeño, uno o varios mordiscos en la nuca bastarán para quitarle la vida. Las aves como palomas, pericos que se puedan posar sobre ramas son sus preferidos ya que este gato es capaz de subir y bajar con facilidad de los árboles.
Se reproducen finalizando el invierno, pisando la primavera, y los cachorros nacen entre abril y julio, dando a luz entre 3 y 4 gatitos. La gestación dura dos meses, de 63 a 69 días, y se reproducen 1-2 veces al año. Una sola hembra puede aparearse con varios machos, igual que las gatas domésticas. Buscan lugares como madrigueras, grietas en rocas, huecos en los árboles, o algún lugar que haya sido abandonado por otro mamífero, para tener a sus crías. El gato le hace compañía durante el período de gestación a la hembra, a pesar de ser polígamo. Su desarrollo es similar al de los gatitos domésticos. Comienzan a cazar solos hacia los 3-4 meses, pero todavía se mantienen con su madre un tiempo, aproximadamente hasta el año.
El Gato montés es una especie salvaje y no una mascota. Su tenencia está prohibida en numerosos países y constituye un delito contra la fauna silvestre. También está prohibida su caza.
Si encontramos un Gato montés, tanto si está sano como enfermo, debemos hacerlo del conocimiento de las autoridades correspondientes. Se ven infectados por los mismos virus que los gatos domésticos, como coronavirus, parvovirus, calicivirus, herpes virus o retrovirus. También es habitual que sufran infestaciones de parásitos, como ténias o toxoplasmas, y que actúen como depósito de distintas enfermedades, incluso zoonóticas.
Por desgracia, el principal riesgo para su salud son los seres humanos. Durante los últimos siglos, el Gato montés ha sido eliminado de buena parte de sus hábitats originales. Sus depredadores naturales eran felinos de mayor tamaño, pero su principal peligro son los humanos. En las comunidades rurales donde aún existen son frecuentes las historias donde el gato montés aparece como un villano sanguinario. Los pastores de ganado lanar dicen que este animal no se conforma con atacar a una sola oveja, sino que puede matar varias de ellas en una noche. También en algunas comunidades rurales se cree que este felino tiene propiedades medicinales, por lo que son cazados indiscriminadamente. Por ser salvaje, su naturaleza es atacar, esto quiere decir que los felinos están dispuestos a agredir considerablemente lo que les parezca una presa, o en defensa propia. Con el tiempo se han registrado muchos atentados por parte de estos gatos a humanos.
Es una especie protegida y se incluye en el convenio CITES. La Unión Internacional para la Conservación de la Naturaleza lo ha registrado en su lista roja. Varios factores, todos relacionados con la actividad humana, hacen peligrar su continuidad, como la destrucción de hábitats, el descenso en el número de presas, las mezclas que se han ido produciendo con los gatos domésticos, y la presencia de cazadores.
Los gatos salvajes no son domesticables, a pesar de que hace miles de años, se intentó adaptarlos a la vida del hombre sin éxito, ya que no podían aplacar su instinto. Cuando un gato doméstico es abandonado, en muy pocas semanas regresa a su estado salvaje, no tanto como un Montés, pero sí lo envuelve ese instinto de cazador y protector nato. Existe un oscuro negocio que incluye la comercialización ILEGAL de este felino. Además, el cruce con otros gatos domésticos es su principal amenaza, pues va haciendo desaparecer la integridad genética de la especie.
NO CONTRIBUYAS A SU EXTERMINIO.
Dra. Carmen Báez Ruiz
drabaez1@hotmail.es