Editada por la Secretaría de Educación y la de Cultura del Gobierno de Yucatán – y en primera edición de la Biblioteca Básica de Yucatán 2010 –, llegó a mis manos, por la simbólica cantidad de $20.00, la novela “EL FILIBUSTERO”, de D. Eligio Ancona, personaje ilustre de la literatura yucateca del siglo XIX.
Eligio María Ancona Castillo nació el 1º de diciembre de 1836 en Mérida. Fue maestro y abogado. Luchó en defensa de la Constitución y fue secretario del gobierno del Estado. En 1868 y 1874 fue gobernador interino y Comandante Militar de Yucatán. En 1875 fue Gobernador Constitucional, fue diputado al Congreso de la Unión, y ministro de la Suprema Corte de Justicia de la Nación en 1891.
Su primera novela publicada, pocos lo saben, fue “Uno de Tantos”, en 1861, antes de la publicación de “La Mestiza” en el mismo año. Entre sus novelas se encuentra El filibustero (1864), La cruz y la espada (1864), Los mártires del Anáhuac (1870), El Conde de Peñalva (1879), La mestiza (1891), y Memorias de un alférez (obra póstuma, 1904). También escribió obras teatrales como Nuevo método de casar a una joven – puesta en escena por un grupo destacado de actores yucatecos en Mérida –, La caja de hierro, y Las alas de Ícaro.
Murió el 3 de abril de 1893 en la ciudad de México. Sus restos reposan en la Rotonda de las Personas Ilustres en el Panteón de Dolores de la capital mexicana.
Interesado en la lectura de El filibustero, dada la oportunidad de su nueva edición, no imaginé cuánto me emocionaría al sentirme involucrado conforme devoraba los capítulos de la historia de Leonel y Berenguela, que viven su trágico amor en los escenarios de la época del Yucatán colonial, atormentados por las costumbres obscurantistas y las injusticias sociales de la época.
El Filibustero nos envuelve con esa deliciosa narrativa del romanticismo, y nos transporta a los viejos tiempos de Lorencillo y de Laffite, cuando la literatura se ocupa del tema de la piratería. El Filibustero no es cualquier aventura de bucaneros, como las que proliferaron en el siglo XIX y que aún hoy en día nos persiguen en el cine y en la televisión, sino que la obra es análisis de esos tiempos que precedieron al México independiente, a través del disfrute de una historia que mantiene el suspenso en cada uno de sus capítulos.
Valladolid, Yucatán es el lugar inicial de la novela: Un recién nacido es abandonado en la puerta de la casa de un rico encomendero, don Gonzalo, y su esposa doña Blanca, niño que adoptan y educan junto con Berenguela, la hija legítima, nacida algunos años después. Leonel recibe una educación esmerada por parte de su maestro, un fraile franciscano de bondades aparentes. Inteligente joven, aprende con facilidad y se convierte a su vez en el maestro de la niña, a quien le profesa amor y ternura fraternal en un principio, que poco a poco se va convirtiendo en amor de hombre a mujer, y más cuando se entera de que no es hermano de la muchacha.
Y todo iba bien hasta que doña Blanca pone el grito en el cielo, al descubrir el amor secreto entre los jóvenes. Leonel de inmediato es separado del “Olimpo”, nombre de la hacienda en que vivían, y entregado a la tutela de don Hernando el fraile, su maestro. Es también cuando comienzan las desventuras que lo llevan a convertirse en “Barbillas”, el pirata que llega a lugares del Golfo de México como Campeche, Laguna de Términos y otros del Caribe.
Y ya no digo más.
Dejémonos llevar por D. Eligio Ancona a través del tiempo con este libro que se nos pega en las manos y que no pudimos dejar hasta concluirlo, embargados por las alegrías y las tristezas de Leonel y Berenguela, tras haber comprendido con mejor sentido el tiempo histórico de la obra.
César Ramón González Rosado
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