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El fardo funerario de la tumba 1 de Calakmul

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Arqueología

INTRODUCCIÓN

El presente texto se realizó con el doble objetivo de abordar tanto la problemática de conservación como los procesos de intervención practicados a la ofrenda mortuoria y, en especial al fardo funerario, de la tumba 1 de la estructura XV de Calakmul, Campeche. Este entierro fue recuperado durante una temporada de campo en los meses de octubre y noviembre de 1994 por Valeria García, Gloria M. Sánchez y Renata Schneider; quienes en aquella ocasión tuvimos la oportunidad de participar en el diseño, la planeación y la ejecución del rescate de los vestigios de este entierro, que además nos permitió, a quien esto suscribe y a mi compañera Valeria García, la elaboración de nuestra tesis de licenciatura en 1996 con este tema1.

La ofrenda, localizada en la cripta o tumba I de la estructura XV de Calakmul, consistía en una litera mortuoria (conformada por un personaje femenino envuelto en tiras elaboradas o impregnadas en látex mineralizado –lo que constituye el fardo o bulto mortuorio– que se encontraba sostenido por dos parihuelas de madera). Acompañando al personaje se hallaron dieciséis piezas cerámicas, dos conchas bivalvas y una prenda que semejaba una capa y que estaba compuesta por más de 370 placas de concha Spondylus; asociados a esta última se encontraron fragmentos de una máscara funeraria de teselas de jadeíta, concha Spondylus y un personaje tallado en jadeíta. Además, en el área pectoral del esqueleto se localizó un elemento de cuatro pendientes de piedra silícea. El conjunto funerario se encontraba colocado dentro de una cámara abovedada y sellada cuyos muros presentaban un enjarre muy burdo de cal (véanse las figuras 1a–1i, en las que se muestran varios ejemplos de los diversos materiales procedentes de la ofrenda).

El hallazgo de la tumba y su ajuar funerario eran por sí mismos muy interesantes. Sin embargo, lo que realmente lo hacía importante era lo atípico del tratamiento mortuorio del personaje exhumado, ya que hasta ese momento sólo se tenían evidencias de fardos funerarios compuestos de textil y petate en Mesoamérica: encontrar un personaje envuelto en tiras de una resina conservada resultaba realmente sorprendente y por ese motivo el arqueólogo de Calakmul, Ramón Carrasco Vargas, puso a nuestro cuidado el rescate y la excavación integral de la tumba, un suceso que resultó ser muy novedoso e importante para nuestro gremio en ese momento.

Tras la excavación de la tumba2, todos los materiales fueron trasladados a México (con excepción de la lapidaria) para poder ser analizados, estudiados y conservados a cabalidad, puesto que en la ciudad de Campeche en aquellos momentos no existía un grupo de restauradores que pudiera hacerse cargo del estudio; asimismo, era la primera vez que se tenía noticia de la presencia de látex seco en un contexto arqueológico y porque hasta esas fechas todavía existía un completo desconocimiento en el área de restauración sobre cómo atenderlo, lo que implicaba, evidentemente, un trabajo muy minucioso así como la necesidad de apoyo y asesoría de especialistas en múltiples disciplinas, mismos que pudieran aportar su experiencia en cada etapa de la intervención. También eran necesarias áreas de trabajo acondicionadas y equipadas.

Así, durante diez años –los mismos que fueron precisos para la estabilización y conservación del fardo mortuorio–, la ofrenda de la tumba 1 fue analizada e intervenida acuciosamente: las 16 piezas de cerámica fueron restauradas en su totalidad en 1995 y devueltas al Centro INAH Campeche ese mismo año y, en 2001, se concluyó la intervención y montaje de la capa de cuentas de Spondylus, un trabajo excepcional realizado por la restauradora Patricia Meehan. No es sino hasta 2005 que, tras muchos años de estabilización y de experimentación con materiales de montaje-embalaje, se termina el trabajo de intervención del fardo, asunto que ocupa este texto. Hoy, sólo resta por restaurarse una pequeña máscara de cinturón o pecho que, igualmente, será trabajada por la restauradora Meehan, para que, si se cumplen las condiciones necesarias, se reproduzcan museográficamente la tumba en su conjunto, evitando con ello la exhibición de las piezas por separado y en vitrinas aisladas.

Lo que se ha mencionado hasta aquí debe tenerse muy en cuenta y nunca olvidarse: los diversos materiales de la ofrenda fueron intervenidos para ser expuestos en su conjunto con el objeto de mostrar la relación y arreglo espacial, y así observar y comprender cómo estaban o debieron estar acomodados los objetos en la cripta; destacando así el carácter ritual del entierro y evitar de esta manera la actual tendencia a mostrar piezas únicas o «estrella» que sólo descontextualizan los materiales culturales y generan lecturas incompletas o distorsionadas de la cultura maya u otras. Es así que el área de la museografía debe, al menos en este caso, realizar su trabajo de forma coordinada con el área de restauración, aspecto del que tanto el Centro INAH como la Coordinación Nacional de Museos del INAH están conscientes.

Es por ello que espero que el presente texto informe al lector, no sólo de una serie de intervenciones técnicas, sino también de los argumentos que apoyaron cada momento del trabajo y, fundamentalmente, de lo importante que es tratar contextos mixtos, como el presente, de forma razonada y científica.

Finalmente, espero que de igual manera se perciba la importancia que para las disciplinas de la arqueología y la restauración tuvo el hallazgo de la tumba 1 en el contexto de la ciudad-Estado de Calakmul, dentro de la zona maya del Petén; esto, no sólo en función de la diversidad de materiales ahí presentes o de las innovaciones tecnológicas y culturales que el entierro representó para su época en la región, sino también a partir de la forma interrelacionada en que se abordaron y analizaron los materiales y su contexto, de la interacción físico-química y biológica que pudo determinarse, las implicaciones que tuvo el haber sufrido más de 1,200 años de enterramiento y de las soluciones técnicas utilizadas; es decir, desde una perspectiva integral que beneficie los conocimientos y las conclusiones epistémicas de ambas áreas profesionales.

 

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1 La tesis se tituló «El proceso de rescate, conservación, restauración y análisis como una fuente primaria de investigación antropológica: el caso de la tumba 1 de la estructura XV de Calakmul, Campeche» que constituye una de las referencias básicas de este documento.

2 Consulte el texto antes referido para mayores detalles sobre este tema.

Renata Schneider

Continuará la próxima semana…

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