El Eterno Viajero – Entrevista con Cristina Pacheco
La destacada escritora mexicana habla de ‘El Eterno Viajero’, obra que reúne una serie de relatos de una prosa íntima y solemne, abordando conflictos tanto cotidianos como existenciales.
El relato que da nombre al libro es un emotivo texto dedicado a José Emilio Pacheco, relatando cómo, a pesar de las distancias y los viajes, la pareja mantuvo su vínculo a través de la escritura.
De estos y otros detalles nos habla en entrevista exclusiva doña Cristina quien, sin duda, es una de las figuras más emblemáticas de la promoción cultural en México.
¿Qué nos puede decir de esta nueva obra?
Escribí “El Eterno Viajero” con mucho entusiasmo, con mucha ilusión y, sobre todo, con el deseo de convencerme a mí misma de algo que siempre he sabido, pero necesita uno reiterarlo: cómo la literatura nos puede enriquecer la vida, y cómo puede salvarnos de momentos difíciles y darnos soluciones, soluciones que si usted quiere son momentáneas, pero que finalmente iluminan un trecho, una parte de nuestra vida.
¿Qué épocas abarca este trabajo?
Estos más de 40 cuentos son una selección bastante rigurosa, debo decir, de los relatos que he escrito desde el año 2014, porque yo quería partir de ese año que fue para mí particularmente difícil y significativo. Vino a cambiar completamente mi vida; supongo que eso repercutió en mi manera de enfocar los asuntos que tienen que ver con lo seres humanos, seres humanos que son para mí personajes de carne hueso a los que les pasan cosas, envejecen, se entristecen, sufren, luchan, buscan trabajo, se desesperan, buscan la compañía y, sobre todo, buscan desesperadamente el amor.
Usted sabe darle sabor, darle olor, a su narrativa.
Es lo que yo quiero. Al escribir, una no sabe a dónde va a llegar este texto, en qué manos va a caer, no sabe quién lo va a leer o si alguien lo va a leer. Me conformo con tener un lector, o dos o cinco, los que sean, alguien que pueda descubrir lo que hay en las líneas escritas por mí a lo largo de tanto tiempo. Quiero justamente establecer un contacto con otros seres humanos, sobre todo ahora que el contacto parece tan difícil y tan distante debido a los nuevos métodos de comunicación.
Nos hemos convertido en una especie de robots cibernéticos.
Sí, es algo muy peligroso porque pone en riesgo grande dos cosas: el contacto humano y el lenguaje.
Sin embargo, la tecnología permite que otras gentes lean en línea y se acerquen a autores como usted.
El que quiere leer lee en línea, o en papel o copiado, como sea; lo importante es que haya el impulso de leer, Personalmente, no me gusta leer los libros en línea porque necesito el contacto con el papel. Me gusta el olor de los libros, el peso de los libros, la numeración de los libros, la tipografía. Un libro me parece un objeto mágico, es lo que le quiero decir, un objeto incomparablemente poderoso. Es como tomar las manos de quien uno quiere.
¿Esta obra es una especie de homenaje a José Emilio Pacheco?
Es una forma de recordarlo. Él está presente, aunque yo no me hubiera propuesto hacer este homenaje; él está presente en todos los actos de mi vida, lo cual es completamente natural y explicable si piensa usted que vivimos tantos años juntos, y que la nuestra fue una relación muy intensa, muy amistosa y de mucho respeto de una persona a otra, pero también respeto por nuestro trabajo. Yo sé quién era mi esposo, reconozco su inmenso talento, pero no quiero ser como él. ¿Me comprende? No quiero en ningún momento equipararme, porque no podría. Además, no es mi interés, no es mi estilo; como lectora lo admiro, lo sigo y lo seguiré siempre; como escritora, soy completamente independiente de él, aunque debo decirle que tengo el gusto y la dicha de comentar que él era mi primer lector.
Su crítica supongo fue brutal, muy real.
Pues no digo que brutal, ni real, simplemente crítica. La crítica, si no cumple con sus funciones de señalar cosas o de iluminar cosas que están oscuras o de guiar o de orientar, no funciona para nada, no es crítica. Mi esposo sabía ser un muy buen crítico en el mejor sentido de la palabra, no un hombre que se ensañara o me tratara de demostrar que él era muy superior o mucho menos. Él me leía como como lector y eso se lo agradeceré siempre.
¿Qué la orilló a escribir este libro?
Hacía mucho tiempo que no publicaba un libro; no soy una escritora que quiera publicar necesariamente. A mí lo que me interesa es escribir, pero pienso que hay momentos en la vida en los que una tiene que hacer balances, y este es un balance a partir de una fecha significativa en mi trayectoria personal.
Además trabaja para la televisión, hace reseñas, es promotora cultural; son muchas las actividades que rodean su vida.
Por supuesto, y seguiré así hasta el último día de mi vida. Quiero terminar mi historia donde empezó: en mi trabajo. Mi esposo murió trabajando y vivió trabajando.
La alusión al término ‘Viaje’ puede abarcar muchas aristas.
Desde el viaje físico en avión o en un transporte público, hasta el viaje enorme y fascinante que es la vida, desde que nacemos hasta que morimos. El otro viaje que a mí me interesa muchísimo es la conversación. Siento que dos personas que conversan, la una y la otra, van viajando al encuentro de una tierra diferente, de un habla diferente, de una historia diferente; el ser que esta frente a mí es como un espacio al que tengo que llegar a través de las palabras. Echo mis redes o voy progresando, avanzado hacia esa persona, para conocerla mejor, para que nos cuente a todos. Esto lo digo cuando ejerzo mi trabajo de periodista, para que nos cuente a todos una vida. Dirá usted que todas las vidas se parecen; pues sí, se parecen muy relativamente, pero cada una tiene su sello, sus sombras, sus luces, sus colores, su sabores, sus lágrimas y sus risas.
¿Cómo se siente con el resultado final de la edición?
Muy contenta, me gusta mucho la edición, me gusta mucho la tipografía, me parece muy cómodo de leer; me encantó el papel porque no brilla y no hace que se irriten los ojos al leer. Es un volumen manejable. No quería hacer un libro demasiado grueso porque es difícil traerlo en la mano. A veces los libros muy gruesos también es difícil manejarlos inclusive en el escritorio; claro que, qué maravilla poder escribir un volumen más grande, pero no quise excederme. Creo que fueron bastantes más de 40 cuentos, una selección rigurosa como le dije antes, pero el libro queda abierto. Con el tiempo algo le pasará, o intentaré nuevos libros. Eso sí te lo aseguro.
RICARDO PAT