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El estigma de la reactivación económica

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CONJUGACION DE IDEAS CULTURA Y MECANISMOS DE SALUD

JORGE FRIAS CASTILLO

Mayo 2020 – Ante la pronta y necesaria reactivación económica, nos encontramos ante muchos dilemas y estigmas por el alto impacto de la pandemia “CORONAVIRUS”. Tanto los grupos más representativos del sector productivo como las élites del gobierno y salud tendrán que conjugar los mecanismos más adecuados para permear al sector social que está siendo afectado y a las microempresas, así como también grandes corporativos que prácticamente tocaron fondo y en los cuales los daños han sido irreparables y que quebraron irremediablemente.

Durante la Historia, muchos modelos económicos ideológicos, todos para el bienestar del Hombre, fueron aplicados mediante revoluciones sociales, como el comunismo y el socialismo, que en su diatriba indican ramificaciones para la sistematización de las masas; por otro lado, el capitalismo exaltó el poder económico.

Muchas doctrinas fueron obstáculos a las aristocracias que controlaban los reinados de Europa. El sistema feudal de la época medieval sirvió solamente a los Señores Nobles, que controlaron los estados, la producción agrícola y las tierras para el noble del condado.

Los cambios genéricos e ideológicos se han dado con teorías económicas del Estado, de intelectuales, pensadores y/o movimientos forzados por los resultados obtenidos, lo que ha conllevado cambios drásticos.

Yucatán, durante mucho tiempo, vivió el movimiento hacendario regido por las castas que controlaban las tierras, y que llegó a su fin ya entrado el Siglo Veinte.

Hoy en día, a pesar del federalismo y el partidarismo, durante los últimos cincuenta años la faja de pobreza alrededor del país presenta una tendencia ascendente, no alineada al crecimiento económico, la bonanza petrolera, las inversiones exteriores y el crecimiento unilateral con los respectivos déficits.

Desde antes de la Revolución Mexicana, la economía ha seguido idealismos en base a la revolución social igualitaria. Aunque en la década de los cincuentas hubo un balance en lo poblacional y la proliferación del Seguro Social, hoy en día el crecimiento poblacional ha saturado cualquier aplicación sistemática económica, incluso la del señor presidente Manuel López Obrador que se ha esperanzado en sacar adelante al país con el populismo y una estabilización de las clases bajas y medias mediante incentivos económicos para activar el mercado nacional.

La nueva apertura y reactivación económica nos pone en el paréntesis de un cambio de orden económico tanto mundial como nacional, y es necesario que las decisiones sean enfocadas a un bien común.

El gobernador de Yucatán anunció que en la primera etapa se abriera la industria espacial y automotriz en el estado. En verdad, en estos rubros solo se cubren economías muy elitistas, y no se permea a los que en verdad sufren la contingencia. Es verdad que hay que ir de acuerdo con la sanitización; sin embargo, no se puede cambiar de velocidad si la transmisión no está reparada, es decir, hay que dar flujo inmediato a las microeconomías, en primera razón porque la industria espacial no es directa a la inversión de los Yucatecos. Habría que establecerlo.

Otra situación de primer orden por atender sería la Comisión Federal de Electricidad, que desde antes de la pandemia ha ocasionado muchos conflictos en materia de energía y de control, en perjuicio de la población, con tarifas ridículamente caras, lo que hace que los precios básicos no bajen ni siquiera durante la pandemia.

Es importante dar nuevos enfoques al sistema económico, mecanismos comunitarios y un orden cambiario que no vaya en contra del ingreso familiar.

No olvidemos de ninguna manera que, en el último año, Norteamérica ha tenido una ola de miles de emigrantes desde Centroamérica, islas del Caribe, África, Asia y otros países que atraviesan la frontera sur de México, ocasionando una saturación de los servicios médicos, de seguridad, ni tampoco las amenazas del presidente estadunidense Donald Trump de cerrar la frontera norte y aumentar los aranceles de exportación, lo que el gobierno de México supo negociar aparentemente con éxito.

Nos deja la cuarentena del “CORONAVIRUS”, en el anfiteatro de las sociedades, la tarea de crear y generar un orden económico en el que ya no pueda imperar un capitalismo degenerativo, o un socialismo mal llevado hacia una autocracia. Los nuevos flujos de economía tienen que ser subsanados principalmente bajo el pensamiento filosófico del orden comunitario y el régimen del deber y disciplina urbana, para evitar los contagios ambientales, así como el detrimento de la economía familiar. El Estado tiene que evitar el abuso de las empresas en la microeconomía y el gasto de la autosuficiencia social.

Las teorías económicas, como las doctrinas y mecanismos, son cambiantes ante el aumento poblacional que desestabiliza todo lineamiento de subsistencia. Esto es lo que ha pasado en culturas de Mesoamérica, Europa y Asia en el pasado.

¡Podemos llegar a puntos de superávit! Pero las caídas también son más fuertes si se deterioran todos los recursos y no se les da un tránsito sustentable. Imponer el orden y la disciplina como dogma serían el inicio de un parteaguas ante los nuevos cambios físicos y virtuales que estamos por vivir.

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