Editorial
Hace muchos años, cuando un grupo de amigos abordaba el camión que los transportaría a su destino, una de las travesuras del grupo consistía en, al subir, comunicar al camionero (nunca “chofer”, siempre “camionero”) que el de atrás pagaría el precio del boleto; el siguiente en abordar manifestaba lo mismo, y así, hasta que el último del grupo en abordar recibía entonces del camionero el monto a pagar: el de todos los compañeros que abordaron antes, con lo cual el último se veía en aprietos, puesto que el presupuesto de un estudiante en esos días era bastante magro.
El cuento viene a colación cuando estamos a unas cuantas semanas de que la presidencia cambie de manos porque, conforme menos tiempo le queda al lopezobradorato, más quedan en evidencia las cuentas pendientes que le habrá de endilgar a su sucesora: inseguridad e inflación galopantes, deuda de billones (millones de millones) de pesos, sistema de salud en crisis, monumentales obras que no se han concluido (ni se ve cómo podrán generar ingresos que ayuden a soliviantar su costo) y que aún requieren inversión, incremento en el número de empleos perdidos, niveles educativos a la baja, una alarmante militarización de la vida y obra pública, y varias otras bendiciones que este sexenio pasará directamente a la Dra. Sheinbaum.
En el pasado, después de las elecciones, el presidente saliente iba mermando su agenda de actividades, lentamente deslizándose a la puerta de salida, entregando el país a su sucesor, permitiendo de esta manera que la transición fuera sencilla y sin tropiezos.
En esta ocasión, como ha sido desde hace casi seis años, el presidente López Obrador sigue enamorado de las candilejas mañaneras, impartiendo lecciones de moral, historia, economía, justicia, y cuanto tema se le ocurra salga de su ronco pecho, opacando y no concediendo el espacio estelar a quien será su sucesora.
Al mismo tiempo, deja encargos y lanza mensajes con evidente destino a la Dra. Sheinbaum, de quien aún falta por ver si acusa recibo de ellos y los sigue al pie de la letra, o si está siendo lo suficientemente sensata, buscando de esta manera evitar un confrontamiento con el tabasqueño, esperando que pronto llegue octubre y, por lo tanto, el reflector sea dirigido completamente hacia ella.
Los que hemos seguido desde hace décadas la carrera política del futuro expresidente, sabemos de su megalomanía y de su afán de protagonismo, por lo que nos preguntamos seriamente si en verdad dejará gobernar a la Doctora.
Tal vez la mayor de las incógnitas, y también la losa más pesada que heredará la candidata –hasta ahora no nombrada “presidenta electa”–, será la de ocultar los dislates y amplias evidencias de malos manejos presupuestales de este sexenio, muchos de ellos relacionados con los vástagos del presidente.
Cierto es que el gasto en programas sociales ha sido tal vez el mayor en la historia, pero también ha sido histórica la opacidad en el manejo de los presupuestos, que ahora han sido puestos bajo candados legislativos so pretexto de que “darlos a conocer puede comprometer la seguridad nacional”.
¿Aplicará la Doctora Sheinbaum un Quinazo a su predecesor o elegirá deslindarse de él en aras de salvar su integridad? Eso le permitiría usar la misma muletilla que hemos escuchado de labios del macuspano todos los días en diferentes frases: “Me dejaron un cochinero”, permitiéndole cortar amarras, permitiéndole entonces demostrar su capacidad como gobernante, algo que ha presumido ampliamente.
¿Acaso optará por comprobar que el superado Maximato de los priistas se ha convertido en un moderno LopezObradorato de los morenistas, continuando las mismas fallidas directrices que han obtenido como resultados la herencia que está por recibir?
Decía Einstein que es estúpido esperar resultados diferentes si se continúa haciendo lo mismo. No falta mucho para que veamos si existe voluntad de enmendar para mejorar o… prepararnos para algo peor.
Como fuera, todo parece indicar que la Doctora Sheinbaum será la que viene atrás (del panista, del priista y del morenista) y deberá pagar los gastos y despilfarros de los de adelante.
Si don Sergio…o don Luis?
Como dicen en mi pueblo. beyhuale.
…todo parece indicar…dice, conjeturas nada mas sin un sustento firme que lo avale.
Eso si. Todo parece imdicar que Diario del Sureste, ha abandonado la linea revolucionaria que caracterizo su historia, para complacer a la oposicion derrotada en forma aplastante. Que lastima. El ultimo baluarte de la lucha del periodismo revolucionario parece que ha claudicado.