V
Un día
Un día murió Juan,
maestro de mi pueblo.
América soñaba
barcos, aviones;
pesadilla de misiles;
y trincheras;
un sueño de fronteras
de sombras y de miedo
de metralla y banderas.
Un día murió Juan
maestro de la escuela,
y su mujer, mi padre,
un labriego y mis ojos
clavamos su madera
en el desnudo monte
de la aldea.
Juan no asistía a misa:
no tiene camposanto.
Otro polvo, otro canto
moreno: el de la tierra,
lo cobija, lo instruye.
Y como era de tierra
crece en maíz y en trinos.
Lo dicen, lo recuerdan
Rosa, mis versos,
el pueblo, sus hijos,
los caminos.
(Mérida, febrero 1988)
Raúl Cáceres Carenzo
Continuará la próxima semana…