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El canario rubio (X)

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Visiones

Noche húmeda y estrellada que huye en los silencios de sus horas sosegadas. Las dos de la madrugada. El cielo parece satisfecho de haber llovido tanto.

Desde ayer, en la costa cercana, la llovizna monótona, incesante, a través de muchas horas, hermana, pertinaz, nuestras emociones calladas.

Días de continuo llover, en que los veraneantes, metidos en sus ricas y aristocráticas residencias unos, y aglomerados en incómodas y pequeñas casuchas veraniegas otros, han visto defraudadas sus caras esperanzas de entregarse a las delicias de playear durante el día y la noche de ayer y de hoy, últimos sábado y domingo de la temporada.

Los que, en el recogimiento forzoso a que nos ha sujetado la lluvia, hemos sentido discurrir dulcemente esas horas inolvidables, nada tenemos que reprochar a las inclemencias del tiempo.

Y ya en la soledad de la recámara, tibia y acogedora, una fuga precipitada de escenas volanderas y de visiones recientes revuela en nuestra mente…

Refrescada ligeramente la memoria, al batir constante, mareante y obstinado del viento, durante los cincuenta minutos de carrera emprendidos de la costa a la ciudad, un desfile de recuerdos cobra, a los ojos del alma, cuerpo de teoría vagorosa…

…Inquietud de espera, al soplo de la brisa, bajo los oros fúlgidos del crepúsculo… Desfile grácil de figulinas morenas y muñecas doradas a lo largo del malecón bullente… El encuentro audaz… Ansiedad infinita de promesas… Nerviosa precipitación de razones conmovidas… reproches inexorables primero… dulces quejas después… Insensiblemente, la tarde que muere a nuestras plantas y sobre la sonrisa del alero azul… Luego, la noche tierna y húmeda, bella y austera celadora, que impone recogimiento y quietud a nuestros corazones colegiales…

Visiones fugitivas de hotel. Cama muelle y tibia. Rumor de voces femeninas a ambos lados del cuarto escasamente ventilado… Una charla queda, cómplice… acaso soez, interrumpida por mal reprimidas carcajadas que, sin duda, acaban con la paciencia de los otros inquilinos. Sueño pesado… difícil… interrumpido muchas veces.

1933

Álvaro Peniche Castellanos

Continuará la próxima semana…

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