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El baile de los 41 y el yerno incómodo de Porfirio Díaz

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Aída López

“La inversión no es el efecto de una elección prenatal, ni de una malformación endocrina, ni tampoco el resultado pasivo y determinado de complejos: es una salida que un niño descubre en el momento en que se asfixia.” – Jean Paul Sartre

El significado del 41 en México no se trata de un número cabalístico o relativo a la numerología –asociado al sentido de libertad–, sino a “El Baile de los 41”.

El sábado 18 de noviembre de 1901 se dieron cita en la Cuarta Calle de la Paz de la colonia Tabacalera, en la Ciudad de México, 21 parejas para efectuar un baile a puerta cerrada. Siendo las tres de la madrugada del domingo, vecinos de la zona céntrica reportaron a las autoridades singular algarabía; al arribar al sitio, se encontraron con una fiesta de 22 hombres comunes y 22 travestistas aristócratas. La razón del 41 es que uno de los asistentes fue borrado de los registros del evento.

El misterio del invitado que completaría el número par no tardó en develarse: se trataba de Ignacio de la Torre y Mier, esposo de Amada Díaz Quiñones, la primera hija del entonces presidente Porfirio Díaz. “El Baile de los 41” fue la primera mediatización de la homosexualidad en México. Por primera vez, los medios hablaron sobre la homosexualidad. De la Torre y Mier fue también vinculado sexualmente a Emiliano Zapata.

A falta de la tipificación del delito, se argumentó que ofendían a la moral y las buenas costumbres. Algunos fueron castigados haciendo limpieza de las calles vestidos de mujer, y otros fueron enviados a las haciendas de Yucatán.

Cinco años posteriores a la redada, se publicó la primera obra homosexual: “Los cuarenta y uno”, novela crítico-social, cuyo autor es Eduardo A. Castrejón, seudónimo del general Mariano Ruiz Montañez. Considerada por la crítica sin cualidades literarias, pero con acendrados tintes machistas, retrata la mentalidad ultraconservadora de la época, recreando los preparativos del baile, la selecta lista de invitados, la redada hasta su envío a Yucatán para trabajos de campo. A través de la lectura se detallan las relaciones sexuales de los protagonistas, así como la reivindicación de quienes optaron abandonar las prácticas aberrantes para convertirse en ejemplares padres de familia.

El diario El Popular, en su publicación del 20 de noviembre refiere: “…que estaban vestidos con ropas de mujer, pretendieron huir para quitarse los vestidos del sexo contrario al suyo…” José Guadalupe Posada recreó la fiesta en un grabado que llamó: “Los 41 maricones “, mismo que acompañó de un poema con adjetivos peyorativos como “chulos y coquetones”, “lagartijos”, “famosos jotitos”, entre otros.

El tema, escandaloso a principios del siglo XX, dio paso a ensayos, grabados, crónicas, pero a casi 120 años nunca se había llevado al cine.

En otoño de 2020 se espera el estreno del filme que recuerda la represión de la comunidad LGBTQ+ durante el Porfiriato, pretendiendo visibilizar la discriminación histórica que ha padecido esta comunidad en México.

Dirigida por el sobrino de Carlos Monsiváis, el cineasta David Pablos, protagonizada por Alfonso Herrera, Emiliano Zurita y Mabel Cadena, escrita por Monika Revilla y producida por Pablo Cruz y El Estudio, la cinta recrea la sociedad clandestina de homosexuales que existió en el Porfiriato, y que fue atenazada durante el baile.

Pablos puntualiza que la película es una ficción a partir de un pasaje histórico, a través de una investigación documental exhaustiva, siendo que la intención es darle un giro a esa versión oficial mediante una perspectiva más humana e inclusiva, siempre basada en un suceso real. Visibilizar no solo la homofobia, sino también el racismo y el clasismo. En declaraciones reconoce que es importante rescatar ese momento porque se trata de un episodio que permanece vigente entre la comunidad LGBTQ+, pero que también ha sido relegado por la historia oficial. “Si lo analizamos, nuestro pensamiento sobre la homosexualidad no dista mucho del que teníamos en 1901, ya que aún hay poca visibilidad de la comunidad LGBTQ+. Mi intención es recabar esta anécdota del baile desde otro ángulo completamente opuesto al de la prensa de aquella época, que lo relató desde una perspectiva deshumanizada.”

La película está ambientada en “El palacio de las vacas”, construcción morisca de finales de siglo XIX en la calle San Felipe 630 del centro histórico de Guadalajara, y que perteneció a Segundo Díaz, primo hermano de Porfirio Díaz. El valor histórico del palacete, además de su arquitectura, son los frescos de los techos y paredes, del muralista Xavier Guerrero. El muralismo doméstico era frecuente de la época y hacía alusión a pasajes mitológicos, sociales y bíblicos. Se prevé que la película muestre hombres vestidos de mujeres, escenas de amor entre hombres, y ejemplos de otras masculinidades en un intento de recreación de este episodio histórico que escandalizó a la sociedad porfiriana.

El 27 de junio, la comunidad LGBTQ+ recordó, como cada año, la redada policial en la denominada “Revuelta de Stonewall” (28 junio de 1969), en el pub Stonewall Inn, ubicado en el barrio Greenwich Village, en Nueva York. Este año, derivado de la pandemia del COVID-19, la manifestación se efectuó de manera virtual con mensajes, charlas y eventos musicales.

Si bien la comunidad ha logrado mayor apertura hacia este sector, es innegable que existe discriminación, homicidios y lesiones. El sistema patriarcal sigue permeando en la sociedad, lo que deriva en crímenes de odio en contra de homosexuales, transexuales y todo lo que contravenga a lo que se considera preferencias y prácticas sexuales “adecuadas”.

La sociedad ideal es la que puede garantizar los derechos de todas las personas, quizá una utopía, pero no debemos renunciar a la aspiración.

Reeducarnos es el reto.

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