Cátedra Juan García Ponce
Los pasados jueves 10 y 17 de agosto, en el centro cultural Casa del tiempo de la UAM, en la ciudad de México, tuvieron lugar dos de las cuatro sesiones consagradas al tema de “El arte y lo sagrado” dentro del marco de la Cátedra Juan García Ponce de la Universidad Autónoma Metropolitana.
Quizás sea Juan Antonio Rosado, Doctor en Letras por la UNAM, quien abordó más directamente la noción del arte y lo sagrado tal como la entendía Juan García Ponce. Para el ponente, aunque García Ponce se “considerara ateo”, su narrativa, un “poco pagana”, trata de rescatar lo “sagrado en todos sus aspectos”. En su narrativa, la “mujer abierta” a su propio deseo “accede a la impersonalidad” propia de lo sagrado a través del éxtasis.
Rosado relacionó esta postura con un gran número de doctrinas religiosas como el gnosticismo y el hinduismo, observando que en la Antigüedad el “erotismo fue sagrado”. Por supuesto, señaló igualmente la gran relación que existe entre García Ponce y Georges Bataille. Por otro lado, hizo patente que para García Ponce, quien asume “una visión vitalista” y nietzscheana, “lo sagrado no existiría sin el arte”, ya que el arte “devela lo sagrado”.
En contrapartida, tanto la escritora y cantante Carmen Leñero, como el escritor Pablo Soler Frost y el historiador Humberto Beck abordaron el problema del arte de lo sagrado de manera un tanto tangencial con respecto a la visión de García Ponce, ya sea que se interrogaran sobre la posibilidad de la existencia de tal concepto o experiencia, o bien que la supeditaran a observaciones de orden social o sociológico.
Sin duda, es un síntoma de nuestra época que la noción de lo sagrado se haya convertido, si no en una suerte de tabú, sí en un concepto que demanda al menos se le cuestione de manera crítica. El propio Daniel Goldin, moderador de las pláticas, observó que el tema del arte y lo sagrado “irrumpe hoy de una manera extraña en un mundo donde aparentemente el arte no tiene mucho que ver con lo sagrado”.
En concordancia con estas observaciones, Carmen Leñero puso en duda la idea misma de lo sagrado, en tanto realidad trascendente. En efecto, en vez de aceptar que lo sagrado sea un fenómeno que se manifiesta obligatoriamente “en lo trascendente, en lo inmutable y en lo universal”, propuso encontrarlo “en lo pequeño, en lo disperso, en lo peculiar” ya que la “realidad es sagrada en sí misma”. Para la ponente, en efecto, la función del arte es la de enseñarnos a “ver lo real y a estar en lo real”, es “celebración, agradecimiento e iconoclasia” mientras que la “poesía no es descubrir el misterio de las cosas, es su radiante evidencia”.
Pablo Soler decidió abordar la cuestión “de lo sagrado en las mujeres y en las minorías en el arte moderno y en el arte contemporáneo”. Para ello se detuvo en la figura de la pintora sueca Hilma af Klint (1862-1944), así como en el poeta, dramaturgo, pintor y cineasta francés Jean Cocteau (1889-1963). Para Soler se trata de “dos personas abiertas a lo sacro”, aunque Soler prefiere utilizar la palabra “numinoso”, quienes “no fueron tomados en serio por una crítica de arte del siglo XX”, teniendo que sufrir “muros de silencio”, la una por ser mujer y el otro por ser queer. Por ello se permitieron “el juego, lo fluido, lo repetitivo, se permitieron hallar la belleza donde la mirada dominante no la hallaba, e incluso se permitieron abrirse al influjo de lo sagrado.” También denunció, siguiendo a Desmond Morris, el machismo del grupo de los surrealistas, de Breton en particular.
Humberto Beck consideró que en la era contemporánea el “vínculo entre el arte y lo sagrado está mediado por la técnica y la tecnología”. La tecnología y la ciencia, a pesar de haber sido los agentes de la desacralización, “muy pronto se volvieron a sacralizar”. Así, según Iván Illich, “la técnica se volvió un imperativo” que no se puede poner en cuestión, como sucede también con la idea de progreso. En ese contexto, Beck analizó el Gran Vidrio de Marcel Duchamp (1887-1968). Para el ponente, se trata de una versión mecanizada de los ritos milenarios de la fertilidad que “se inscribe en el universo simbólico del mundo industrial”, y es “representativa de un quiebre civilizacional entre las tradiciones milenarias de la productividad agrícola y la productividad artesanal”.
Las pláticas están disponibles en la página de Facebook de la Casa del Tiempo UAM: https://www.facebook.com/CasaDelTiempoUAM/videos/1248805529112165/
ESTEBAN GARCÍA BROSSEAU