XXXVI
Dije lo que dormía…
Dije lo que dormía en mi palabra.
Di cauces al raudal de las sílabas
remisas. Removí otras escrituras
del agua, los aires de la luz.
La voz es luz. Hablar es ser.
Los deseos encienden el lenguaje.
Lo que toca mi lápiz, vuela:
rompe el cordón de miedos
que me ataba al abismo.
Roca y verbo se ablandan.
El poema es la música del tiempo.
El idioma está de pie. Oye su canto.
Nos alcanza el rumor. Camina el río.
La poesía desata una tormenta
de soles sobre el mundo.
El día nace el mar renace.
Recomienza la hierba.
Un árbol canta.
Basta cambiar la voz:
Todo ocurre de nuevo.
Raúl Cáceres Carenzo
FIN.