Cine
Dunkerque – Cristopher Nolan
La guerra siempre ha sido (y será) el escenario para que se presenten capítulos de heroísmo y humanidad inconmensurables, y de crueldad y salvajismo de similar magnitud, todos desprendiéndose de la paleta de la cual se compone la humanidad. En Dunkerque, de los estudios Warner Brothers, la más reciente obra del gran director inglés Christopher Nolan – en la que además escribió el guion y es productor ejecutivo – vemos una vez más reflejado lo anterior, convirtiéndola en una película que seguramente competirá por los premios Oscar del próximo año en muchas categorías.
En efecto, la guerra ha sido un tema recurrente en la cinematografía. Ejemplos de la aseveración anterior los tenemos en películas tan diversas como Apocalipsis Ahora, Pelotón, La Delgada Línea Roja, Salvando al Soldado Ryan, Hasta el último hombre, y en todas las películas sobre el tema filmadas en las décadas de los 50s, 60s y 70s del siglo anterior (Doce del patíbulo, Los cañones de Navarone, Tora Tora Tora, El día más largo, Infierno en el Pacífico, etc.). En todas ellas vemos ejemplos de locura, valor, maldad, de lo mejor y de lo peor de la naturaleza humana. En Dunkerque, Nolan nos presenta un episodio de los inicios de la Segunda Guerra Mundial, la llamada Operación Dynamo: la evacuación de más de 400 mil soldados ingleses y franceses de la población del mismo nombre en Francia, asediada por las tropas de Hitler, con el fin de llevarlos de regreso a Inglaterra, un trayecto de poco más de 50 km a través del Estrecho de Dover, y poder continuar la guerra.
A pesar de la polémica alrededor del episodio como es contado por el director inglés – algunos cuestionan acremente la nula mención de los 40 mil efectivos militares franceses que ayudaron a sostener esa población de los embates alemanes mientras se daba la evacuación, que entre los evacuados también hubo 120 mil soldados franceses, que en realidad en la operación nunca se usaron botes de civiles, que se presenta una imagen de autosuficiencia británica en un episodio en el que los franceses participaron activamente – el enfoque del filme es sobre los ejemplos de humanidad, en vez de mostrar la crudeza de la guerra que otros han mostrado en sus obras bélicas: actúan como humanos los soldados que tratan de escapar de cualquier manera del escenario de guerra, ayudándose y acusándose en crisis; actúan como humanos los pilotos que dan todo para evitar que los bombarderos y aviones alemanes ataquen a sus compatriotas mientras intentan escapar; actúan como grandes seres humanos los dueños de diferentes navíos que aceptan que se les requisen, o tripulan ellos mismos, para ser usados para el rescate de las tropas; muestran lo difícil de comandar los militares ingleses que intentan salvar a la mayoría de sus compatriotas, a sabiendas de que no todos podrán salvarse; demuestran un gran sentido de solidaridad los ingleses que reciben a los rescatados sin recriminaciones, sino con lo poco que tienen para compartir con ellos.
Christopher Nolan, fuera de su ya inmortal trilogía sobre Batman, nos ha regalado anteriormente películas particularmente complejas en cuanto a conceptos visuales y líneas del tiempo: Memento, El Origen y la premiada Interestelar nos han demostrado que no tiene reparos en desarrollar y filmar guiones que otros menos avezados posiblemente rechazarían por ambiciosos o difíciles. Con Dunkerque, nuevamente nos presenta lo que a algunos resultará un galimatías temporal, al dividir la narrativa del filme en tres tiempos: lo que sucede en el muelle y la playa sucede en una semana, lo que sucede en el mar sucede en un día, y lo que sucede en el aire es la narración de una hora, todos sobre ese capítulo de la guerra, todos intercalándose en la trama de la película.
Adicionalmente, los efectos especiales y el manejo de cámaras son impecables y nos sumergen (literalmente) en el episodio, ofreciéndonos una mirada muy íntima a las emociones de los protagonistas, sobre todo ante las catástrofes que ocurren en trágica sucesión. De particular realismo son los ataques con bombas y balas, resaltando los hundimientos, en los que las tomas y la rapidez con que ocurren los naufragios son muy ilustrativos.
Sobre las actuaciones, hay que mencionar que algunos actores han aparecido en otros filmes de Nolan (Tom Hardy y Cillian Murphy destacan: el primero porque nos expresa la intensidad de la batalla aérea tan solo a través de lo poco que observamos de sus facciones debajo de la máscara, y el segundo al representar a un sobreviviente que está experimentando el síndrome post traumático y presenta ataques de pánico), que también aparecen actores de renombre que se roban la pantalla en los breves momentos en que aparecen (es el caso de Kenneth Branagh, en el rol del Comandante Bolton, y de Mark Rylance, en el papel del capitán del yate Moonshadow, el Sr. Dawson), pero es en la juventud del resto de los protagonistas en la que descansa el peso dramático, y todos lo hacen estupendamente bien, a pesar de que muchos de ellos apenas comienzan sus carreras, o han tenido pocos papeles. Descuellan Fionn Whitehead, Tom Glynn-Carney, Aneurin Barnard, Barry Keoghan, y el motivo por el cual muchas damitas asistieron al cine: Harry Styles, famoso cantante de One Direction.
En resumen, Christopher Nolan nos entrega con Dunkerque otro muy finamente acabado producto cinematográfico, con el que cimienta aún más su reputación como un gran director y guionista.
Para finalizar, valga la pena mencionar que no aparece ningún nazi en la película, un detalle por demás interesante, sobre todo cuando hablamos de una película que se desarrolla en la Segunda Guerra Mundial.
Vaya a ver Dunkerque, si no lo ha hecho aún, y viva con los personajes lo que pasó en esa semana de mayo de 1940. No se arrepentirá.
S. Alvarado D.