Teatro Yucateco
XLII
Elena Novelo
Un Tatich de Chéen Tu Tuus
Continuación…
Cantina del pueblo
Coreografía de muchachos para armar la cantina. GREGORIO tomando en la barra, platicando con CHALITO el cantinero, quien toma a la par.
GREGORIO: Pues así como te iba diciendo, mi querido Chalito, estoy más frio que una chela… ¡Salucita!… Bueno, siguiendo mi cuento, pues llegó el día en que me quedé sin nada: después de ser por años amigo incondicional del «Gallo” Turriza, el que ahora es presidente municipal de mi pueblo, al final, cuando ganó las elecciones, resulté el amigo incómodo… ¡Y me abandonó a mi destino! A mí, que lo saqué de tantos apuros, a mí, que lo recogí cien veces del adoquín y le unté naranja agria en sus chuchulucos a mí, que lo hice kuuch cuando nos apedreaban en las comisarías durante la campaña No es justo, Chalito, no es justo… (Lloriquean los dos.) Sírveme la jach…
CHALITO: ¡Salud por la mala vida, hermano!… Pero ya te compraste “Las Comadrejas”, la posada de aquí a la vuelta. ¿más si no, já?
GREGORIO: ¡Qué va a ser mía, Chalito! Si el dinero que me dió el «Gallo» todo lo perdí apostando allá en los casinos de Mérida… Lo que pasa es que supe que el dueño no es de acá y se la tiene encomendada a su sobrina. Yo le llegué a la sobrina para que me diera chance de… eee… de quedarme unos días mientras veo qué hago.
CHALITO: ¿Y de dónde vas a agarrar dinero, Goyo Rach?
GREGORIO: Pues mira, te lo voy a decir porque eres mi amigo, y si lo cuentas, ha lo niego. Verás: cuando me despidió el «Gallo», unos días antes me contó que aquí hay señores con buena posición, que en este pueblo hay dinero. Y yo me dije: Gregorio Rafael, es tu oportunidad. Y decidí venir para retar a esos hombres en el póquer o en cualquier otro juego, aunque sea tirahule, tinjoroch, chácara o trompo, pero resulta que paseando en el parque me encontré con unas mujeres que… ¡puuuchis! Bonitas las mestizas… Y yo pensé: ¿Y por qué mejor no juego a las damas? Aunque no sean chinas, siempre son damas, ¿que no?… Y decidí enamorar a esas señoras porque averigüé que sus maridos tienen mucha lana. Uno tiene mil cabezas de borrego….
CHALITO: Si, don Cut Cocom, está nojoch su cartera y su esposa también.
GREGORIO: Y otro una fabricota de tequila de henequén…
CHALITO: Já, ese es don Aris, también está forrado.
GREGORIO: ¡Ese es mi Chalito, enterado de todo!… Y de paso me encontré con una chamaca que pa’qué te cuento… Dame otra, Chalito…
Entra PANCHIN, el vendedor de dulces, pregonando su mercancía. Ve a GREGORIO
PANCHÍN: ¡Hasta que te busqué, Goyo!
GREGORIO: ¿Dónde andabas, Panchin? Qué pasó, hija, ¿hiciste lo que te dije?
PANCHIN: Pues sí y no… Mira, la verdad… no quiero que me embarres en tus porquerías… Así que tus dichosas cartas se las di a un chiquito para que las llevara.
GREGORIO: ¿Qué dices? ¿Y se las entregó?
PANCHÍN: Pues no lo sé si sí o si no… me voy, Goyo, te dejo… Nunca me pagaste, siempre me trataste mal… la verdad, ya me tienes hasta la coronilla…
GREGORIO: ¡Infeliz, desgraciado perro! (Lo persigue para pegarle)
CHALÍN: ¡No me vayan a romper la cantina! ¿Quién me va a pagar los daños, Goyo?
PANCHIN ¡Algún día me las voy a cobrar todas juntas, Gregorio Rafael! ¡Por mi difunta chichí que te vas a arrepentir! (Sale)
CHALITO arregla el lugar.
GREGORIO: ¿Me vas a dejar cholito tú también, Pancho? ¿Quién me va a consolar en mis noches de tristeza?
CHALITO: Yo. (Le da una cerveza)
GREGORIO: ¿En mis noches nubladas?
CHALITO: Yo. (Bebe una cerveza)
GREGORIO: ¿Cuando yo esté chiichnak, x-ma’ool y tóna’an?
CHALITO: Yo… No llores asi, Goyo Rafael, me partes el alma… Yo si soy tu amigo, no te voy a abandonar, mira, aquí puedes colgar tu hamaca… ¡Salucita!
GREGORIO: Gracias, hermano, tú sí me comprendes… Sírveme la caminera
Entran CUTBERTO Y ARISTOBULO. Ocupan una mesa. PANCHIN está semi escondido.
CUTBERTO: (Al cantinero) Dale, niño, dale, ya llegamos.
ARISTÓBULO: Mare, Cutberto, no tengo con qué agradecerte tu aval en el banco. Gracias a eso voy a poder ampliar el negocio.
CUTBERTO: Nada tienes que agradecer, para eso somos amigos. Nomás no te vayas a hacer el tonto con los pagos.
CHALITO: Buenas, ¿qué le sirvo, don Aris?
ARISTOBULO: ¡Quiubo, Chalito!, tú como siempre, ah, medio dzéjere desde temprano…. tráeme un licor de henequén, pero no del que fabrico.
CHALITO: Ay, qué don Aris. Ahorita se lo traigo… ¿Y usted, don Cocom? CUTBERTO: Lo mismo, pero doble y con mucho hielo.
GREGORIO se acicala y se acerca a los parroquianos. CHALITO hace su trabajo.
GREGORIO: Ejem… Buenas tardes, caballeros, permítanme presentarme. Soy Gregorio Rafael Balam Ooch, para servirles.
CUTBERTO: ¡Don Gregorio, caramba, mire nada más dónde lo vengo a conocer! ¡Qué gusto! Hombre, le agradezco mucho la pierna de venado que me envió de regalo.
GREGORIO: Don Cutberto Cocom y Kabax, nada, nada, caray, usted se merece eso y más, la otra pierna, el lomo, los cuernos… para que ponga la cabeza como adorno, ahí se la mando, la están disecando.
ARISTÓBULO: Yo también le doy las gracias por la pava de doble pechuga. GREGORIO: De nada, don Aristóbulo Mantecón de los Pérez López, mare, bonito nombre, gente fina, yo soy el agradecido con ustedes por aceptar mis presentes.
CUTBERTO: Parece que acaba usted de llegar al pueblo… Pero siéntense, por favor…
GREGORIO: Efectivamente, tengo pocos días de estar aquí, pero ya me habían hablado mucho y muy bien de ustedes por unos amigos que tengo en Mérida; así es que me dije: Gregorio Rafael, si vas a hacer negocios, ¿con quién más te vas a juntar si no con los tatiches del lugar?… Y aquí me tiene, con ganas de invertir parte de mi fortuna en este pueblo.
ARISTÓBULO: ¿A qué se dedica usted, don Gregorio?
GREGORIO: Tengo varias fábricas de chorizos en todo el país, dos cadenas de restaurantes en el Continente, y una empresa de negocios internacionales. Me interesa poner aquí una fabriquita, sería de chorizo de borrego. También tengo planes de importar a todo el mundo el licor de henequén. ¿Qué les parece?
CUTHERTO: ¡Caray, don Gregorio, eso sería…!
GREGORIO: Por favor, díganme Goyo a secas. ¡Salud!
CUTBERTO: Está bien, Goyo. Como te decía, eso suena a todo dar…
ARISTÓBULO: Pues la verdad, Goyo, a mí sí me interesa entrarle al negocio. Estoy a punto de aumentar la producción.
CUTBERTO: ¿Qué te parece si lo hablamos mañana en la madrugada? Te invito a cazar patos aquí cerca, yo llevo las escopetas.
GREGORIO: ¿También por aquí cazan patos? Nunca lo he hecho, pero la verdad, me encantaría… ¿A qué hora y dónde nos vemos?
ARISTÓBULO: A las tres y media en punto de la madrugada, a la salida del pueblo.
GREGORIO: Será un gustazo. Ahí estaré sin falta… Aris, Beto, ¿te puedo decir Beto? porque eso de cut me suena a chile tamulado…
CUTBERTO: Dime como quieras.
GREGORIO: Bueno, me van a perdonar que los deje, pero el deber me llama; tengo una cita de «bisnes» importantísima.
ARISTÓBULO: Nosotros también ya nos vamos, tenemos mucha chamba. Nos vemos mañana, Goyo.
CUTBERTO: Mañana te pago, Chalito, y dale a Goyo todo lo que pida, ah, es mi invitado… Ta bueno, rey, te esperamos para la cacería. (Salen.)
«Gregorio canta «Un zorro».
Fernando Muñoz Castillo
Continuará la próxima semana…