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Dos siglos de dramaturgia regional en Yucatán – VIII

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VIII

CUADRO TERCERO

NOTA DEL COMPILADOR.- Faltan el texto de la Escena I y del principio de esta escena, que se desarrolla en la calle.

ESCENA II

ALFREDITO Y CELEDONIO.

ALFREDITO: Es probable, continúa.

CELEDONIO: La policía tomó cartas en el asunto encontrando un arete de brillantes, que se conoce, en la fuga de los amigos de lo ajeno, dejaron caer; dicho arete está depositado en la Inspección de Policía; mediante una pequeña gratificación, será entregado al ratero.

ALFREDITO: Como al ratero…

CELEDONIO: Sí, señor, mirtazo. (Enseñándoselo.)

ALFREDITO: Sí, hombre, pero fíjate en la nota que tiene abajo: dice así: Errata en donde dice ratero: léase, dueño, Gedeón.

CELEDONIO: ¡Ah, es de Gedeón; entonces es una tomada de pelo!

ALFREDITO: Naturalmente…

CELEDONIO: ¡Hombre, se me olvidaba decirte una cosa! ¡A que no sabes a quién vi hoy?

ALFREDITO: No, ¿a quién?

CELEDONIO: A María Antonia.

ALFREDITO: ¿Qué María Antonia?

CELEDONIO: Aquella que pasteleaste hace lo menos de tres años.

ALFREDITO: ¡Ah, sí ya recuerdo!, pero qué, ¿ya volvió de México?…

CELEDONIO: Sí, pero, ay hermano, ahora no es ni su sombra; está hecha una miseria, mal vestida, enferma, y hasta la cara tiene desfigurada. Al verla, duda uno que sea la misma…

ALFREDITO: Tenía que ser; ese es el final de las que como ella apuran de un solo trago las copas de los placeres, ¿y cómo es que no me habías dicho?…

CELEDONIO: Porque si no la veo venir no se me acuerda. Mírala, por allí viene. (Señala izquierda.)

ALFREDITO: Sí, y lo malo es que ya nos vio y yo no quiero tratar con ella. Quédate, le das el paso de costumbre y en el café te espero. (Mutis Derecha.)

CELEDONIO: ¡Bah, a mí siempre me toca cargar el muerto!…

ESCENA III

CELEDONIO y MARIA ANTONIA.

MARIA ANTONIA: (Por la izquierda) ¡Bendito sea Dios que al fin te encuentro; todo el día te he estado buscando!…

CELEDONIO: ¿A mí, y para qué?

MARÍA ANTONIA: Necesito tu ayuda; quiero que le digas a Alfredo que me mande dinero, debo en la fonda y cuarto en el hotel.

CELEDONIO: Pues hija, francamente lo siento mucho, pero no puedo hacer nada a tu favor. Alfredo ya no me da ni un centavo.

ESCENA IV

Dichos y transeúntes 1 y 2.

TRANS 1: (Pasando de izquierda a derecha.) Mira, hermano, de seguro que Celedonio está pasteleando a esa hembra.

TRANS 2: ¡Maare, pues cuidado que tiene estómago!

TRANS 1: Celedonio, te felicito por nueva conquista.

TRANS 2: Llévala al hospital, hermano. (Mutis Derecha.)

CELEDONIO: No soy de la Sanidad. Oye, María Antonia, para evitar estos choteos es mejor que no me vuelvas a hablar.

MARÍA ANTONIA: Está bien, vet…

CELEDONIO: Qué se le va a hacer hija, son cosas del mundo, ¡hasta luego!… (Mutis der.)

MARÍA ANTONIA: ¡Adiós Celedonio!… ¡Qué horrible verdad!… Todos se burlan de mí, a todos inspiro repugnancia, los mismos que ayer me buscaban… Hoy les ofende mi presencia, a los que vendí las flores de mi juventud en el mercado de las impurezas, hoy me niegan hasta el contacto de la mano, huyendo de mí como se huye de infectado. Aurelio, tus palabras se han cumplido, tu presencia será repugnante a las gentes de bien, las puertas honradas se cerrarán a tu paso. Estas fueron sus últimas frases que en tu desesperación más que maldecirme me regalabas el último consejo, volveré a tu lado a la linda casita de paja que un día maldije y si tus labios me niegan el perdón, entonces sólo me queda un recurso… ¡La muerte!… ¡Sí, la muerte!…

TELÓN

Fernando Muñoz Castillo

Continuará la próxima semana…

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