Visitas: 0
IV
Francisco José Bates
Diálogo entre los indios
Juan y Pascual
Francisco José Bates
(Mérida, Yucatán 1778, Tekax, Yucatán 1846)
Editor y escritor de la primera revista impresa en Yucatán, El Misceláneo 1813.
JUAN: ¿Dime amigo Pascual el motivo de tu tristeza?
PASCUAL: Ay amigo la santa Constitución, ese libro es el que me atormenta y me aflige de manera…
JUAN: Luego es malo, y si lo es quémalo y que se lo lleve todo el viento.
PASCUAL: No amigo todo menos eso, es muy bueno y muy arreglado cuanto en el estamparon nuestros padres.
JUAN: ¿Y entonces cómo te entristece?
PASCUAL: Porque luego que tuve noticia de él, fui a la capital y me compré uno: llegué aquí, y desde entonces me dediqué a leerlo con cuidado; y cuando tengo alguna duda pregunto a un amigo estudiante y me saca de ella; su lectura pues, me ha hecho conocer que en efecto nosotros los indios somos iguales en derechos a los blancos; he visto así mismo varios decretos especialmente dictados a nuestro favor; pero esto mismo os ha traído nuestra mayor desgracia. ¡Ah Dios, consoladme!
JUAN: Ha, ha… ya sé, es verdad, ya he caído: antes que nos viniese esa cosa, éramos esclavos, es cierto, pero no lo conocíamos; nos azotaban, nos quitaban a nuestros hijos, nos arrancaban a nuestras mujeres para servir a los blancos y por fuerza las habíamos de acompañar; y entonces, nuestras casas y pobres crías como son nuestras gallinas, cochinos, etc. Todo quedaba expuesto a la inclemencia o al cuidado del vecino, que al poco tiempo le sucedía lo mismo, y ya no había esperanza de volver a juntarnos con nuestros bienes: vino la cosa esa, se resolvieron los blancos en la capital, y aquellos que poco más o menos sufrían como nosotros gritaron pidiendo que se leyese en público este libro, que los otros querían sepultar: se armó una pelotera, pero al fin vencieron los chimeses, como decían los que eran de coche y calesa, y se publicó: se mudó el cabildo y todo lo demás que hemos visto…
PASCUAL: Cuanto me alegro Juan de que estés tan instruido en nuestra Historia, y principalmente de las ocurrencias últimamente acaecidas con motivo de la Constitución; pero temo que por falta de prudencia, o por no tener sujeto instruido que represente a cara descubierta nuestros derechos nos pongan un lazo nuestros enemigos y nos veamos después muy enredados; porque os hago saber que hay partido formidable contra nosotros; que tienen poder y dinero; y que tienen facilidad de acumular documentos ciertos o inciertos para acabar con nosotros, siendo lo más sensible que para que se les conceda, o permita el abuso de azotarnos a su discreción informan a las Cortes que somos una gente sin capacidad física ni moral.
JUAN: ¿Y qué nos dicen con eso?
PASCUAL: Como que, que aunque se empeñe el mundo en instruirnos, siempre seremos unos bestias aforaos de lo mismo.
JUAN: Ya lo entiendo; pero la respuesta en ese caso no les ha de gustar.
PASCUAL: ¿Cómo así?
JUAN: Ay Pascual, te compadezco, pues ve que a pesar de que sabes leer y escribir te amarras y te confundes ¿dime atontado? ¿no es cierto que cuando un indio ha labrado dos años seguidos en un terreno, y ve que no le produce como debía deja aquel y busca otro?
PASCUAL: Sí.
JUAN: Luego si nuestros enemigos no observan igual conducta, siempre les podemos decir que son de capa física y morada.
PASCUAL: No entiendo lo que quieres decirme.
JUAN: Dime por tu vida; si esos que dicen que somos bestias lo han por experimentado a, ¿cómo es que después de trescientos años, no dejan de perder su semilla en nosotros, van a tratar con racionales que tengan esa capa física y morada que tú dices? Imposible, yo apuesto que, si los mandan con esa otra gente que tanto alaban, no admiten; ¿por qué te parece? Porque no serán entonces Sres. o Dioses como son entre nosotros; lo cierto es que, si echas la vista a las haciendas de los blancos, advertirás que estas si tienen mucha gente de capa física y moral como tú dices, valen mucho; ¿pero si nada valen y quieres que por rudos que seamos no conozcamos esto?
PASCUAL: Ya te entiendo Juan, yo no creí que tuvieses tanta malicia, pero con fundados conocimientos; por lo mismo quisiera que tú vieses o me oyeses leer un papel del Sr. Cura de Yaxcabá contra nosotros para que discurrieses sobre él, bien entendido que este Sr. es muy virtuoso y desinteresado, por eso lo han sacado al frente.
JUAN: Bueno tráelo y lo veremos y verás también que donde menos se piensa salta la liebre; y que no se opone el que ese Sr. sea un santo, para dejar de errar.
PASCUAL: Pues adiós hasta la vista.
JUAN: Adiós.
(El Misceláneo Números 78 y 80 de 1813.)
Fernando Muñoz Castillo
Continuará la próxima semana…