Rocío Prieto Valdivia
(Baja California, 1974)
Y era en la pureza
el lugar donde solíamos engarzar una oración,
los viernes por la tarde o los sábados, llenos de alegres cantos.
Tomábamos un transporte los lunes. Solitarios amantes,
no había nada que nos separara de aquel letargo.
Los mares de la desolación vinieron,
los martes de sonrisas extrañas.
Se fue apagando la lumbrera de mis días.
Duele la tarde rayando nuestro horizonte,
se ha hecho tarde para regresar a la diáfana caricia,
al vendaval que se ha llevado todo.
Ahora acudo a ti para darme cuenta de mis errores
y alumbrar mi canto
de otros los lunes por las mañanas.