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Disfraces y carencias

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Letras

Jesús Azcorra Alejos

José Juan Cervera

El tributo a la apariencia en el roce social y el apego desmedido a la forma en menoscabo de la esencia de las cosas en el trato cotidiano han debilitado el sentido ético de las relaciones humanas. El juego de la simulación predominante en la vida pública moldea hábitos generalizados y confina los latidos del yo profundo en la galería oscura del aislamiento y de la ansiedad.

El uso de máscaras, disfraces y atuendos especiales para caracterizar personajes de temporada festiva –figuras que la sensibilidad popular o la cultura de masas sustentan como encarnación de sus valores– sólo añade una nueva capa sobre la superficie que oculta o distorsiona gestos espontáneos y emociones verdaderas. La personalidad escindida, confusa y maltrecha que se agita entre sombras por designio de una carga cultural dirigida a imponer perspectivas estrechas, refleja carencias materiales e intangibles emergidas como efecto y prueba de avasallamiento colectivo.

El dramaturgo veracruzano Emilio Carballido (1925-2008) es autor de una farsa denominada Un cuento de Navidad, parte de un conjunto de nueve piezas en un acto reunidas en el libro D. F. (1957). Sus personajes centrales son dos citadinos que se disfrazan de Santa Claus –cada cual por su cuenta– haciéndose acompañar de un fotógrafo para retratarse con los niños que acuden con sus padres a un rumbo selecto de la ciudad con el propósito de realizar compras navideñas. Entre ambos se impone la distancia que marca su extracción social y, por consiguiente, las variaciones que dependen de su grado de instrucción y de sus modales; la diferencia se refleja también en la calidad de su vestimenta, signo patente de sus orígenes de clase. Como podía esperarse, los niños prefieren a uno de ellos, y el que percibe su desventaja propicia un conflicto que afecta los intereses de los dos. El autor recrea el habla popular y las expresiones refinadas para acentuar el contraste entre los antagonistas que en plena calle exhiben los límites de su paciencia.

En sus breves líneas, y más allá de las peripecias de sus personajes, la obra remite a un sistema económico y político que propaga en sus mensajes publicitarios un discurso falaz de fraternidad y concordia –emitido para encubrir móviles exclusivamente mercantiles–, sustrayéndose de honrar el significado que entraña el relato tradicional del Redentor nacido en condiciones precarias para llenar vacíos que de ningún modo satisface la ley de la oferta y la demanda. También revela la perversión de una moral acuñada con fines de apuntalar instituciones garantes de un orden que todo lo somete y aniquila.

Con leve semejanza en el motivo inicial del disfraz del personaje barbado, pero desde un tono distinto, Un Santa Claus para adultos (cuento navideño) (1998), del escritor y sacerdote yucateco Jesús Azcorra Alejos (1942-2017), engrosa el repertorio de textos con tema decembrino. Trata de un hombre que, tras perder su trabajo y a cambio de unos cuantos pesos, acepta enfundar el consabido traje rojo para entretener a los niños en una tienda departamental. Expone un propósito aleccionador mediante un lenguaje llano que describe los apuros económicos de un padre de familia de clase media, cuya actitud respetuosa y devota lo hace merecer los favores de la justicia divina.

El desenfado escénico de Carballido y la prosa comedida de Azcorra contribuyen a ensanchar la visión convencional de los títulos que abordan tópicos navideños. Y su lectura puede sumarse a la de los clásicos en el género, que con sus respectivos enfoques dan muestra de normas compartidas y de ambientes diversos mediante los recursos expresivos que ponen en práctica para lograr su cometido.

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