JORGE PACHECO ZAVALA
Carlos Martín Briceño (Mérida Yucatán, 1966) es autor de innumerables cuentos, y una novela opera prima, “La muerte del ruiseñor”, ediciones B 2017. Sus cuentos han sido reconocidos con premios como el “Beatriz Espejo” de cuento, y en el 2012 fue ganador del premio “Max Aub”, con su cuento “Montezuma´s revenge”.
Uno de los cuentos de la antología “De la vasta piel” (2017), bajo el sello editorial Ficticia, es el que lo hizo ganador del certamen “Max Aub” y, sin ser el único, nos detiene para reflexionar sobre la piel. No la piel física o real, sino la piel que como escritores muchas veces dejamos en los textos.
Yo sostengo que hay textos que se escriben desde afuera, y hay textos que se producen desde adentro; son estos (los creados desde adentro) los que, al salir, casi siempre rasgan la piel del alma. Y no es para menos, pues en tales casos la desnudez del escritor queda expuesta. ¿A qué lector no le gusta tal espectáculo?
Luego de leer detenidamente la antología “De la vasta piel” –libro que por cierto me obsequió y autografió en un intercambio en que le obsequié también un par de libros míos– descubrí que Briceño posee dos cualidades suficientes para atrapar a casi cualquier lector: Uno es su prosa limpia, que no es una prosa simple, sino una construida con esmero y cuidado en los detalles; el otro son sus construcciones dramáticas, que son simplemente espeluznantes a la luz de la realidad cotidiana. Esos dramas concebidos por él y en él son las “otras realidades”. Si estas dos cualidades no bastaran, tiene la osadía de transpirar fragmentos de su propia vida desde su propia realidad literaria. También sostengo que todo escritor debiera tener en su ADN al menos un cromosoma de dramaturgo.
Esto queda de manifiesto en el cuento “Montezuma´s revenge” en el que los líos amatorios propios de la carne muchas veces van más allá de nuestras propias fuerzas y decisiones; circunstancias que nos rebasan hasta hacernos sucumbir ante eso llamado “pasión”.
Es sin duda la literatura de Briceño una que se construye a cada paso. Al lector desde luego le incumbe, pues no sabe en qué momento la historia que hoy construye el autor lo incluirá de manera avasallante…