Pedro Escamilla Esquivel
Este año 2020, año atípico, está por terminar. Año que sorprendió a la humanidad, que mostró de manera descarnada cuán débil es el ser humano, cuando nos creíamos la especie más fuerte y grandiosa del globo terráqueo. Estamos pagando muy caro la presuntuosidad.
Estamos inmersos en una crisis de varias aristas y de una profundidad todavía no calibrada en toda su dimensión. La situación sanitaria, la pandemia, el problema económico y, por último, la inseguridad social.
A pesar de que somos la especie más débil del planeta, en nosotros también está la fortaleza que nos ha permitido salir de los atolladeros que la Historia y la Naturaleza nos han presentado. Esa es la riqueza, ahí está la grandeza y porqué nuestra especie ha logrado sobreponerse a las demás: Individualmente somos la especie más débil, pero agrupados socialmente, somos fuertes.
Mucho se ha escrito acerca de los momentos que estamos pasando; se han planteado estrategias de diversa índole para resolver los problemas. Hoy pretendo al escribir estas líneas no dar un racimo de propuestas adicionales, sino elucubrar vivencias, emociones que permitan vislumbrar para qué estamos aquí y hacia dónde vamos.
Socialmente el ser humano ha logrado construir lo que tiene. La riqueza material ha crecido exponencialmente como resultado de la inventiva y creatividad del hombre y de la estructura económica cimentada en el capitalismo. Se ha logrado mucho a nivel material. La gran disyuntiva es que esa riqueza generada no ha sido repartida igualitariamente, ese es el mal endémico del capitalismo: su distribución desigual.
Actualmente la situación no ha mejorado; al contrario, ha empeorado. Con la pandemia, mucha población será arrastrada a la miseria y la pobreza. En México se está remontando lo perdido y se calcula que de uno a dos años estaremos como en el 2019. Dos años perdidos, más lo ya acumulado a esos años, gente joven que se incorpora al mercado laboral y que por primera vez va a demandar trabajo y no lo encontrará.
¿Qué hacer? ¿Qué actitud tomar? Confieso que no es tan fácil tomar una actitud positiva, pero hay que hacerlo, so pena de entrar en el despeñadero de las emociones negativas, que no traen nada bueno y solo ahondan nuestra situación crítica con acciones impulsivas, no pensadas y cuyas consecuencias generalmente son desastrosas.
Como dicen los gurúes de la Calidad Total: hay que ver los errores, los defectos y las situaciones negativas como oportunidades para mejorar. En última instancia, la humanidad lo que busca es la felicidad, y si al tener más oportunidades se les convierte en resultados, los logros nos darán una mejor autoestima y, por ende, felicidad.
En mi recorrer por la vida me topé con un libro que a mi entender plantea con mucha claridad qué es y cómo se puede lograr conseguirla. El autor: Mihaly Csikszentmihalyi; el libro: Fluir. El autor plantea que la felicidad no es externa, sino interna. A mi parecer, la aportación que hizo es que, como cualquier actividad humana, el hombre la puede construir.
Toda la esencia de este planteamiento consiste en lograr la experiencia óptima: tener el control de la conciencia, buscando encaminarla al logro de las metas que el individuo se trace. Como la experiencia es algo propio del individuo, es una actividad interna a él. Si un ser humano se acostumbra a trazarse metas, y delinea estrategias para alcanzarlas, es muy probable que sea feliz; esto no quiere decir que todas sus metas van a lograrse, pero aquí lo importante es que los logros sean mayores a los fracasos.
Sentirse bien consigo mismo, la felicidad, es un fenómeno personal, individual. Socialmente, ¿cómo una población puede ser feliz? Tal vez la «VARITA MÁGICA» sea que la sociedad, a través del Estado, genere oportunidades para todos los miembros, y ellos a su vez se tracen metas para el logro personal. En la medida en que más seres humanos lo logren, esa sociedad será más humana, más feliz.
Ahora bien, ¿qué está pasando en nuestro país? Con el cambio de gobierno se dio un giro de 180 grados, se busca implantar un modelo de desarrollo: el Estado de bienestar, en contraposición al modelo neoliberal que por treinta seis años se enseñoreó en el país con consecuencias como crecimiento lento, en promedio del 2%, pero con una carga de desarrollo desigual; la pobreza creció hasta llegar al 60% del población –hoy somos 120 millones de personas–; la corrupción alcanzó niveles insospechados; el maridaje del poder político con el económico fue de luna de miel; se dieron casos emblemáticos que hoy están siendo ventilados a nivel judicial; poca población concentra la mayor parte de la riqueza generada, se hizo más rica, ellos sí tuvieron oportunidades y las aprovecharon, ya sabemos cómo. Para la mayoría de los miembros de la población mexicana no se dieron esas oportunidades
Hoy el nuevo gobierno, con la implantación del nuevo modelo, busca otra forma de actuar del Estado: combate a la corrupción; austeridad republicana para tener mayores recursos que se destinen a amplias capas de la población que requieren de mayor liquidez para aumentar su consumo y mejorar su calidad de vida. Así se entienden los programas de apoyo a adultos mayores, becas a los jóvenes, incremento del salario mínimo en forma sustancial para resarcir el poder de compra tan deteriorado de la clase trabajadora.
Se dio un nuevo enfoque al combate a la evasión fiscal de los grandes contribuyentes: en las conferencias mañaneras el presidente de la Republica informó que grandes consorcios debían impuestos y no pagaban; esta estrategia dio buenos resultados, consiguiendo el Sistema de Administración Tributaria (SAT) recursos frescos para la hacienda federal. Se adoptó una nueva forma de comunicación social de parte del estado hacia la población: las conferencias mañaneras de parte del Presidente de la República. Todos los días, de lunes a viernes, AMLO informa acerca de los principales temas de la agenda nacional; de esta manera, la población se entera del quehacer cotidiano del gobierno y de las estrategias implementadas en beneficio de la mayoría de la población. Bajo su divisa “Primero los pobres”, el gobierno actual ha destinado cuantiosos recursos hacia esas capas de la población.
Sin embargo, ¿qué ha pasado con los dos años del actual gobierno? El primer año se dio un decrecimiento del PIB con la cancelación del proyecto del nuevo aeropuerto de Texcoco, la primera confrontación con la clase empresarial, generando incertidumbre para la inversión al darse por terminados los contratos que amparaban la construcción del aeropuerto, obligando a indemnizar con grandes cantidades de recursos a los capitales nacionales y extranjeros. A cambio, se eligió desarrollar como alternativa el aeropuerto de Santa Lucía, el cual está siendo construido por elementos del ejército. Al costo total por la construcción del aeropuerto había que sumarle el monto de los pagos de indemnización por la cancelación del aeropuerto de Texcoco para de esa manera conocer el costo real de la obra.
Actualmente están en el Congreso de la Unión iniciativas para:
- Uno, derogar la modalidad del Outsourcing como una forma de contratación de recursos humanos precarizando sus prestaciones y de esa manera abaratar sus costos de operación de la empresa contratante del servicio; por supuesto que la omisión de las prestaciones al personal contratado va en detrimento de su calidad de vida, ya que se le quitan prestaciones que no solo disminuyen sus ingresos, sino también la posibilidad de su jubilación. La postura de una parte de la clase empresarial está en oposición, argumentando que la desaparición de esa forma de contratación del personal generará desempleo, y que no se le tomó en cuenta al momento de elaborar la iniciativa; se dio marcha atrás a la petición de la presidencia, enviando ella misma un oficio al Congreso para poder platicar con los empresarios y sacar una iniciativa consensada.
- Dos, para reformar la ley relativa al Sistema de Administración para los Fondos del Retiro (AFORES); las partes sustantivas son la disminución de las comisiones que las administradoras le cobran a los trabajadores, la disminución de las semanas cotizadas para que los trabajadores puedan solicitar su pensión en menor tiempo (actualmente en la Ley de 1997 para poder iniciar la gestión se requieren 1250 semanas cotizadas); además parece que los empresarios están de acuerdo en aumentar la parte proporcional que a ellos corresponde en el ahorro para los trabajadores. De conseguirse, será una mejora sustancial para que los empleados tengan una mejor pensión o jubilación.
Como se ve, el gobierno de la Cuarta Transformación está encaminado a que “Primero sean los pobres”, una política buena y congruente con lo que plantea AMLO y su administración, demostrándolo con hechos.
Un fenómeno inesperado, una externalidad, vino a descomponer la política de estado puesta en marcha: la pandemia del Coronavirus. Este virus totalmente desconocido trajo no solo consecuencias de salud, también puso en evidencia la situación deprimente en materia de salud por la que estaba pasando el país: déficit de doctores, de infraestructura hospitalaria, de enfermeras y enfermeros, un cuadro básico de medicinas insuficiente y de baja calidad para la curación de los pacientes.
Las medidas –confinamiento domiciliario, sana distancia, cierre de actividades económicas no esenciales– paralizaron la economía, generando cierres de empresas y desempleo. La propuesta de crecimiento del 4% del PIB de la administración actual pasó a mejor historia: hoy los expertos vaticinan, diez meses del inicio de esta pandemia, que la economía tendrá un decrecimiento del PIB en el 2020 del orden del -9%. De acuerdo con cifras del IMSS, se perdieron un millón 500 mil trabajos, y en la economía informal se habla del orden de 10 millones de desempleados.
Al mes de diciembre se están dando rebrotes en Europa, en México, en América Latina. La situación en Estados Unidos no para y sigue rompiendo récords en número de contagios y de muertes.
Hay una luz al final del túnel: la vacunación. Ya hay industrias farmacéuticas como Pfizer, Astra Zéneca, la de Rusia y Cansino que ya están listas para la vacunación.
En el caso de México, se comunica que en la tercera semana de diciembre se comienzan a poner. Se dio una orden para que el personal de salud sea el primero que la recibirá, lo cual es justo; seguidamente la colocación será por orden de edad, de mayor a menor. Se calcula que se tomará todo el año 2021 y los primeros meses del 2022 para vacunar a toda la población del país.
Se está ante una disyuntiva: aplicar medidas que restrinjan la movilización y otra vez el cierre de actividades económicas no esenciales –lo que ocasionaría una contracción económica más severa y tal vez la muerte de muchas empresas y un desempleo galopante– o seguir con las reaperturas de las empresas, con el consiguiente incremento de los contagios y del índice de mortalidad. Parece que esta segunda opción fue la elegida.
Estamos ante esta situación actualmente, con un nuevo aditamento: un México inédito que unos llaman polarizado, la reacción de los que se oponen al gobierno actual es lógica aunque son solo unos cuantos, la minoría que se vio favorecida durante el periodo neoliberal. Sin embargo, esa minoría es la que detenta el poder económico y es la que, ante cualquier detrimento de sus intereses, adopta posturas radicales e inclusive amaga con abandonar sus inversiones y salirse del país, generando una mayor incertidumbre y desempleo.
¿Qué hacer? Es evidente que hay una parte del empresariado que no está contento con el gobierno actual y que busca alianzas con los partidos con miras a las elecciones del 2021, para tener la mayoría del Congreso y de esa manera AMLO y su gobierno queden maniatados y no puedan cumplir con los planes de la Cuarta Transformación.
Como mencioné: si a través del Estado se generan las oportunidades para todos los miembros de la sociedad, y ellos a su vez trazan metas para el logro personal, en la medida en que más seres humanos las logren, esa sociedad será más humana, más feliz.
Con la división que actualmente hay en México, el Estado se verá entorpecido y situaciones de este tipo pueden llevar a fenómenos más peligrosos –la Balcanización del país–, y ya sabemos que pasó en Yugoslavia: desapareció.
No se niega que el México actual es un mosaico representativo de lo negro, pero esa corrupción no es de todo el pueblo, si fuera así la mayoría de la población no estaría como está; fue saqueada, explotada con salarios miserables para que, vía costos y precios de una economía con tendencias monopólicas, pudiera sustraerse el valor generado por la clase trabajadora.
Sin embargo, si se quiere atenuar la desigualdad se debería de democratizar la economía, no solamente la política. Su democratización permitirá distribuir mejor el ingreso en las capas de la población más desfavorecidas. De esa política gubernamental no se ha hecho nada.
Si un país quiere mejorar debe de conjuntar esfuerzos, intereses, voluntades y ser conducido por un líder con la enorme capacidad de aglutinar, de encauzar a objetivos de corto, mediano y largo plazo a los factores de la producción: capital y trabajo en una cruzada por México, con metas muy concretas a realizar en tiempo y forma.
Para eso se requiere fomentar la unidad del país, dejar las diferencias para otro tiempo, comprometerse a realizar los sacrificios necesarios en aras de la nación.
Compañeros lectores, mis mejores parabienes para esta navidad. Que el 2021 se cumplan sus metas; que el Estado de Bienestar logre consolidarse para así cumplir con la democratización de la economía; las amplias capas de la población más necesitada tenga empleos y mejores salarios; las micro, pequeñas y medianas empresas obtengan créditos blandos y apoyos del gobierno para invertir y logren insertarse en un mercado más dinámico y con capacidad de compra gracias a los recursos dispersados por el Estado; y que con objetivos y metas muy claras el gobierno actual fomente la unidad en aras de la nación.
Veremos.