Perspectiva
“Cuando me encuentro en tiempos de tribulación, [mi] madre María acude a mí
pronunciando palabras sabias: Déjalo ser…”
Let It Be, McCartney & Lennon
Sir Paul McCartney ha indicado que la canción cuya letra abre esta colaboración fue inspirada por un sueño que tuvo de su madre, fallecida cuando él tenía catorce años. En esos días los Beatles caminaban hacia la separación, grababan la película-documental que hizo patente que sus relaciones estaban tirantes, y la tensión era intensa entre ellos. En su sueño, su madre le decía que todo se arreglaría, que dejara que las cosas se dieran, y de allí nació Let It Be.
Lo anterior viene a cuento con lo que vivimos en estos días en los que tenemos a un Presidente Superstar que, con su verborrea, simplemente no ha encontrado la manera de conciliar sino que, por el contrario, todos los días abre frentes a través de infundios, opiniones y poca objetividad y datos. A mí todo esto, la verdad, me crispa los nervios porque las consecuencias diarias se observan en muchos indicadores macroeconómicos de nuestro México, y en las filias y fobias del nuevo coliseo en el que se enfrentan los gladiadores: Twitter. Sus palabras no abonan a la tranquilidad de aquellos que intentamos ver más allá del corto plazo que parece ser el alcance de miras de nuestro tabasqueño Presidente.
Para sobrellevar, sin necesidad de tomar calmantes, las consecuencias que acarrean las cosas que dice y hace quien detenta el poder Ejecutivo de nuestro país, así como atestiguar los enfrentamientos entre sus seguidores conservando la necesaria distancia y objetividad, necesariamente debemos escuchar a nuestras respectivas madresmarías y encontrar la manera de que confiemos en que las cosas mejorarán, dejándolas ser.
Muchos de nosotros hemos recibido indicaciones médicas, o las hemos escuchado en las historias de otros, pidiéndonos que encontremos remansos de paz que nos permitan relajarnos y, de esta manera, alejar de nosotros las temibles (muchas veces funestas) consecuencias del estrés. Algunos utilizan el alcohol, otros el ejercicio, otros mandan al demonio las recomendaciones de los médicos, y algunos hemos encontrado en la lectura y en combinaciones de los remedios anteriormente mencionados la manera de sobrellevar este tipo de cosas que abundan y atentan contra nuestra tranquilidad.
Permítanme sugerirles que hagan lo mismo: encuentren su particular manera de lidiar con esto que apenas comienza. Hay muchas cosas buenas en el horizonte, otras que quién sabe qué nos traerán como consecuencia; tan solo eviten cargarse de tanta negatividad que abunda en el medio ambiente.
Refugiémonos en los libros, en el cine, en la música, en las artes, en las pláticas con nuestra familia, en la convivencia con aquellos que amamos, en la apreciación de las maravillas de esta Creación, en los detalles inmensos de nuestra propia naturaleza humana.
Un gran ser humano, conductista cercano a la familia, nos dio esta recomendación que comparto con ustedes: al llegar de su trabajo, quítense los zapatos, localicen un espacio de tierra o jardín y, descalzos, párense en ese espacio; de esa manera estarán descargando toda la energía negativa que pudieran haber acarreado, estarán “aterrizándose”, en vez de introducirla a su casa. Lo cierto es que es un placer quitarse los zapatos y pisar el suelo, reconectarnos con la Tierra. Inténtelo, que seguramente sentirán los resultados de inmediato.
Muchas veces la vorágine diaria nos absorbe y nos aturde. Esta es la receta perfecta para enfermarnos, o para vivir llenos de insatisfacciones, tratando de componer lo que hicimos mal, lo que sucedió cuando estábamos bajo el influjo de un mal día en la calle, en la oficina, en la casa. Por eso es vital darnos un tiempo muy personal para desconectarnos de tanta mala vibra, recuperar nuestra Humanidad, y acaso entonces entender que no ganamos nada molestándonos por cosas que tan solo son pasajeras, recordando que se puede perder mucho en un momento de ofuscación.
Desde esta perspectiva, motivos para estar de mal humor hay muchos, y todos los días se agregan nuevos. Lo verdaderamente importante es ver a través de ellos, no perder de vista lo que es importante en nuestras vidas: nuestra propia salud y sanidad mental, y cómo se traduce en el trato que damos a los demás, en particular a los que amamos.
S. Alvarado D.