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Letras
Edgar Rodríguez Cimé
Cuando decidí hacer literatura de Abajo, me olvidé de las palabras domingueras para resaltar dos cosas: injusticias sociales y lo valioso de las culturas urbana y maya. Un día, me dijeron: “un mecánico colecciona tus notas culturales”; asimismo, gustó una de mis obras en la controversial colonia 66 sur; y tuve mis primeros lectores en el Centro de Rehabilitación Social.
Lo había logrado: había acercado la literatura a nuevos lectores. Gente común y jóvenes identificados con culturas urbanas –rock / rap / reggae– leían mis libros; tatuadores, muralistas, break boys, compraban, leían y rolaban mis textos donde salían. Esto, con el aval del mejor narrador yucateco: el novelista Joaquín Bestard Vázquez.
Luego, fue grato enterarme que también estudiantes de universidades del norte de Mérida me buscaban para intercambiar información urbana (saludos a Alejandro Fitzmaurice, de la Unimayab). Después vinieron simpatías y buenas relaciones con el magisterio maya yucateco, profesores de Misiones Culturales y Educación Indígena.
Uno de mis libros que me acercó a la diversidad fue Mérida sin Maquillaje (Arrebol), en el que expongo “lágrimas, risas y amor” de la diversidad sexual en Yucatán. Entonces, llegó el reconocimiento del “lobby”: artistas / gente del ambiente, teatreros. Gays, lesbianas, bisexuales, y, hasta transexuales (¡Hola, Bárbara Fox!), fueron nuevos amigos.
La sorpresa vino en forma de nuevos seguidores entre la Inteligentsia de la Academia. Investigadores VIP de reconocidos centros de investigación social –CINVESTAV / CICY / INAH / Hideyo Noguchi / CIESAS– leían mis notas culturales en la prensa. Lo inesperado: intelectuales críticos identificados de derecha, mis seguidores: doctor Luis Ramírez Carrillo / cronista y maestro universitario Jorge Álvarez Rendón / profesor Ariel Avilés Marín (ex-director de la preparatoria Modelo).
Posteriormente, llegó la identificación con la cultura maya, de la cual provienen mis abuelos. Lecturas, conversaciones, talleres de lectura, conferencias, investigaciones, fueron recuperando mi Yo maya. Mi estadía en la Unidad de Culturas Populares significó un diplomado de literatura nativa en el que me hice amigo de pioneros en las letras.
A veinte años, puedo presumir de ser aliado y, en algunos casos dzunu´um (hermano) de destacados artistas, académicos e intelectuales: Domingo Dzul Poot (+) / Fidencio Briceño Chel / Waldemar Noh Tzec (+) / Briceida Cuevas Cob / Armando Dzul Ek (+) / María Luisa Góngora Pacheco / Marcelo Jiménez / Carlos Chablé Mendoza / Sol Ceh Moo / Santiago Domínguez Aké / Bernardo Caamal Itzá.
Con el magisterio maya he realizado conferencias, presentaciones de libros y obsequio de ejemplares, cosechando opiniones favorables por las obras escritas, reafirmando lo más valioso de nuestra cultura materna, y haciendo nuevos amigos.
Gracias a mi “cuaderno”, el profesor Jorge Ortiz Mejía, mi agente literario, difundí mi obra por cielo, mar y tierra. Por él, y sus viajes culturales, mis textos fueron obsequiados en (¡Hágame usted el favor!) la Feria del Libro de Guadalajara, la Feria Internacional del Libro en Yucatán (FILEY) y la Feria del libro de La Habana. Por él llegué hasta bibliotecas de semidioses de la literatura: Gunter Grass (Premio Nobel) / Arturo Pérez-Reverte (España).
Finalmente, agradezco a los yuumsilo ób (dioses mayas) que mis letras hayan sido leídas por íconos contemporáneos: José Agustín (mejor narrador de cultura juvenil) / Carlos Monsiváis / subcomandante Galeano / obispo Samuel Ruiz (+) / mega mexican Celso Piña (+) / Rocko, vocalista de la Maldita Vecindad.
edgarrodriguezcime@yahoo.com.mx