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(De) Lo que nunca se olvida… (v)

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Colonia Yucatán

“Otro buen lanzador de la maderera que recuerdo era Alonso Rodríguez; su hermano Jorge era un buen short stop, así como el campeón Ricalde, hijo del mánager. Antonio Carrillo -el Zorri- y su primo al que le decían botas Carrillo era un buen fielder. Entre los que recuerdo del primer equipo de los Madereros estaba Arsenio Cetina, Fidel Pérez, Donaciano Mazún, Abraham Martin, el papá de Mario que le decían el capi, Edmundo Canto, Arnaldo Rosado, Jerónimo Pool, Alfredo Rodríguez, Guilo Sosa, Diego Núñez, Miguel el chivi Cardeña, Manuel Pérez, el zacatero…”

“Los flamantes Cardenales de la Sierra, vecinos nuestros, pero celosos de su deber, igual tenía muy buenos jugadores, con todos nos llevábamos bien. Recuerdo a Calín Canto, al pelón Villafaña, Gaspar Braga, los hermanos Eúan, Pepe, Chino y Luis –Chupetas– que se casó con una chica de Colonia de apellido Salas, hermana de Inés y de Rosaura; Chawi, esposa de Enrique -el Chango- Serrato, recuerdo igual a Mario Villafaña, el Calandria, el papá de la comediante  Zoyli, “Benita Tucuch” y que se casó igual con una de Colonia, Alba Pinto; estaba también el famoso Webis -Jorge Rebolledo-, tremendo fielder, Gaspar –Gapo– Braga, José García –el mala facha-, Américo Diaz, Luis Canto, los hermanos Pepe y Julio Rodríguez, Fabian Tec, uno que le decían Botana, Mury –Diego Núñez– y su papá Diego, Litos Alcocer… No recuerdo ahora a los demás, pero era un trabuco el equipo de los Cardenales. Aunque teníamos cierta rivalidad, siempre nos llevamos bien con ellos, ya que casi todos trabajábamos en la fábrica y éramos compañeros.

“¡Qué buena memoria tienes!” le comento mientras lo acompaño de regreso a su cuarto de solteros al término de la práctica; ¿por qué te quitaste de allá, hace cuantos años que te fuiste?

“Me quité por cuestiones de trabajo, me cambiaron a otro lado y me tuve que ir pero… ¡Pero cómo voy a olvidar eso si lo mejor que me ha pasado es haber ido a vivir allá en ese tiempo que era un reto, una odisea, una aventura llegar hasta Triplay después de casi un día de viaje desde Mérida! Los caminos estaban malos, salía de Mérida en tren a las seis de la mañana y llegaba pasado el mediodía. No había la carretera que pasa ahora por Buctzots. Si no era por tren, me iba en autobús por Valladolid, luego a Tizimín, y de ahí a Colonia; se tardaba muchas horas en llegar porque paraba en casi todos los pueblos o rancherías del camino, pero cuando llegabas y veías qué bonito era: las casas de madera, el cinema, la nevería, ¡los boliches!, la escuela y todo el orden que había, de volada se te quitaba el cansancio y más si viviste lo que yo viví. Fue la época más bonita de mi vida y creo que la de muchos que ahí hicimos una verdadera comunidad. Lastimosamente, eso nunca lo van a vivir nuestros hijos ni nuestros nietos…

“De los sacerdotes, en ese tiempo de la orden de Maryknol –continúa con su relato de manera ágil, su expresión denota una alegría sincera al hablar–, como te dije recuerdo a John Martin O’Donnel, Vicente Zebrowsky, Pedro Petrucci, Dionisio O’Brien, todos ellos extranjeros, venían de Nueva York bajo las órdenes del padre Juan Nolan; son los que estuvieron de misiones en Colonia y sus alrededores. Cuando ellos se fueron con la misión cumplida, nombraron de párroco, según sé, al primer presbítero yucateco: el padre Andrés Lizama Ruiz. Esos sacerdotes de Maryknoll tuvieron mucho que ver en el desarrollo de la comunidad, apoyando y promoviendo el deporte y la sana diversión. Ellos fomentaron la caja popular, entre otros beneficios para la comunidad. Además, claro está, de su misión católica que, dicho sea de paso, rindió buenos frutos.

“¿Ya te diste cuenta –me pregunta cuando ya estamos por llegar a su cuarto ya que de tanto hablar de sus vivencias hacíamos pausas para enfatizar sus palabras– que CINCO sacerdotes de la arquidiócesis de Yucatán son oriundos de Colonia Yucatán? Así como lo oyes,” me dice orgulloso y con el índice levantado. “Te podría decir que son seis por el padre Emir Pérez Cabrera, cuyos papás Manuel Pérez y Raquel Cabrera emigraron a Mérida cuando la huelga y ahí nació él, pero CINCO sacerdotes. Uno de ellos es actualmente el Obispo auxiliar Pedro Mena Díaz, hijo de don Pedro Mena y doña Finita Diaz, quienes vinieron del puerto de San Felipe y pusieron sus negocios en Colonia: un almacén, una tienda bien surtida y sus artículos de línea blanca. Si bien recuerdo, el primer sacerdote oriundo de esta población fue el padre Luis Sansores Polanco, hijo de doña Irma Polanco. ¡Cómo olvidar a doña Irma que hacía unos sabrosos postres y le cocinaba a los macucos de la empresa! Ella vivía atrás de la casa principal en una casa muy amplia, muy bonita, casada con Marciano Sansores, ambos oriundos de Tizimín, la cabecera de Colonia. El padre Luis, hermano de Renán, es primo del Ing. Mario Polanco Loría, quien por cuestiones de su profesión se fue al extranjero y ahí se quedó a radicar y formó su familia; actualmente está viviendo en Noruega. Este Mario era muy apreciado por la cantante Ligia Cámara; además, es compositor: en sus años mozos fue finalista con la canción “Tú llegaste a mi vida” en el concurso “Así Canta Yucatán”, y fue el quinto lugar con la canción “Un fin de semana” del festival Peninsular de la Canción en los años 80s.

“El siguiente sacerdote que te voy a decir, no creció en Colonia ya que emigró siendo un niño a esta capital junto con su familia. Vivían cerca de la iglesia, es el padre Oscar Cetina Vega, hijo de Elidé Vega y quien además es arquitecto, como el obispo Mena, ambos tienen dos carreras.

“El padre Aarón Dzib Cauich es otro sacerdote de los cinco que han nacido en Colonia Yucatán, aunque no en ese orden. Es hijo de don Bonifacio, el muy alegre y callado “Ninus”, quien por cierto fue uno de los principales organizadores pioneros de la fiesta de julio en honor de nuestra patrona la Virgen del Carmen.

“El último de estos cinco sacerdotes ya está en la casa del Señor. Proviene de una familia muy católica, sus hermanas fueron catequistas y uno de sus hermanos, Luis, es actualmente ministro de la Eucaristía, visita enfermos y les lleva la comunión cada domingo en un hospital de Mérida donde actualmente radica su familia, el X’tuup de la familia Ríos May es el padre Martín, quien por muchos años ejerció su sacerdocio en el vecino estado de Campeche y que lamentablemente en un accidente en la carretera perdiera la vida.

“Estoy hablando de la época de auge maderero de Colonia Yucatán, que en ese tiempo tenía una población de 450 familias a lo sumo. Creo que ninguna otra comunidad de la región lo iguala en ese renglón. Por si fuera poco, también ha aportado su lado femenino a la grey católica con tres monjitas. Una de ellas, la madre Guillermina Góngora, fue musa, dicen, de la famosa canción “Reconciliación” escrita por Acrelio Carrillo, quien en ese tiempo era el trovador “oficial” que llevaba serenata a las numerosas muchachas que vivían en Colonia y uno de los cientos de obreros que trabajaban en la fábrica; la otra religiosa fue Lupita Cárdenas, hermana de Amadita, esposa de Arnaldo Rosado, nuestro pitcher que una vez lanzó 18 entradas contra el Vicho Diaz de los tábanos de Tizimín. De estas tres religiosas solamente una vive, se llama Rita Arias. Recuerdo que el padre Andrés Lizama la cotorreaba cuando aún era novicia e iba a Colonia a pasar unos días y pasaba a visitar al padre, le decía “Sor Rita”, con tremenda carcajada.

“Te dije hace un rato que casi toda la gente que vivía en Colonia era católica, aunque también había, o hay, los testigos de Jehová, pero muy pocos profesan esa religión.”

CONTINUARÁ…

L.C.C. ARIEL LÓPEZ TEJERO

Vicentelote63@gmail.com

Fotos cortesía de Augusto Segura Moguel “El Salado”

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