XIV
COMERCIALIZACIÓN
- PROBLEMÁTICA
En la actualidad la apicultura en México ha sido afectada por factores que han limitado su desarrollo como son el proceso de la africanización, la varroasis y, hasta 1994, los bajos precios internacionales de la miel, el incremento de los costos de producción y algunos factores de tipo climático, lo que ha provocado que en los últimos diez años la actividad se mantenga con bajos niveles de rentabilidad, con el resultado que, de ocupar el primer lugar en exportación mundial de miel en los años 60’s y 70’s, en este momento se ubique entre el tercero y el cuarto lugar, y que el inventario nacional de 2.5 millones de colmenas haya descendido en los últimos veinte años a 1.8 millones de colmenas.
Al concluir el ciclo de producción apícola nacional del primer semestre de 1997, constatamos que nuevamente ha sido la exportación el canal de comercialización más importante para la miel de abeja, y se estima que durante 1997 un 88% de la producción será exportada.
ADULTERACIÓN Y CONTAMINACIÓN
En el año de 1997 los exportadores han tenido fuertes pérdidas en gastos de operación debido a contenedores que han sido rechazados por adulteración con alta fructosa y contaminación con antibióticos y acaricidas fuera de norma. Específicamente, desde mediados de 1996 y principios de éste, análisis realizados en Alemania revelaron lotes de miel mexicana adulterada con altos niveles de fructosa y otras substancias dulces, y contaminadas con Estreptomicina, lo que la convierte en un producto prohibido para su consumo en este país y otros de Europa.
Si esta situación no se corrige se corre el riesgo que la miel mexicana sea vetada en el mercado internacional, con el consecuente impacto socioeconómico a esta industria.
Desde el punto de la comercialización en el extranjero, estos dos aspectos están causando gran preocupación y están costando mucho dinero tanto a exportadores mexicanos como a los importadores y envasadores en el extranjero.
El aspecto de la adulteración no es nuevo ni exclusivo de México; sin embargo, nuestros clientes hasta 1996, año en que realmente se detectó el problema, prácticamente jamás asociaban la miel de México con adulteración, y por ello ahora tienen desconfianza y exigen los análisis de constatación de pureza por cada embarque.
Esto es sumamente grave puesto que, además del alto costo que implican los análisis, también se marca el final de una relación comercial sumamente positiva para todos. No hay que olvidar que la miel mexicana siempre ha tenido gran demanda y siempre ha alcanzado los mejores precios a nivel mundial, debido principalmente a sus propiedades y la alta calidad.
Lo importante ahora es enfocar todos los esfuerzos en desalentar a los adulteradores ignorantes, y aplicar leyes y castigos a aquellos que se dedican a la adulteración consuetudinaria puesto que se trata de un fraude que lesiona tanto al mercado nacional como al de exportación.
El segundo aspecto que en este momento causa una gran preocupación a todos los involucrados es la detección de residuos de medicamentos en la miel y las abejas.
Al producto “Miel” por definición no se le debe agregar o quitar nada, y desde ese punto de vista los residuos de cualquier tipo son delicados y difíciles de justificar.
Ya antes los residuos de compuestos fenológicos por la utilización de ácido fénico para la cosecha habían sido motivo de preocupación en el mercado. Ahora el problema son los residuos de medicamentos en la miel, los cuales son detectados fácilmente debido a la sofisticación de las técnicas de análisis. Cabe mencionar que este problema tampoco es exclusivo de México; tanto países europeos como Argentina y China lo están padeciendo.
En particular, la detección de “Estreptomicina” es la que mayores dolores de cabeza está causando, sobre todo con Alemania y Suiza. En estos países, muchos importadores y envasadores han tenido que rechazar y devolver partidas de mieles aparentemente contaminadas y aún no se ha podido establecer y asignar responsabilidades.
La opinión pública europea es especialmente susceptible a residuos de antibióticos en cualquier tipo de alimento y por ello la prensa está muy al pendiente de poder “robarse la nota”; lo que sí ya se sabe es que alguien va a perder mucho dinero, puesto que adicionalmente los precios de la miel han bajado mucho en el transcurso de este año y existe un inventario considerable de mieles caras contaminadas. No existe una regulación acerca del nivel de contaminación presumible de esta substancia y por ello, al aparecer este problema, se fijó un mínimo extremadamente bajo.
El problema no sólo está localizado en la península de Yucatán, también se han detectado mieles contaminadas en otras partes del país.
Al igual que la Estreptomicina, también se ha detectado la substancia “Coumaphos”, ingrediente activo del Asuntol.
El diagnóstico que se puede hacer es que las mieles se contaminan por el uso excesivo y fuera de época de medicamentos permitidos y los que no lo son. También ocurre que los herbicidas o insecticidas incorrectamente aplicados pueden contaminar el néctar y el polen de las flores.
Para el mercado alemán, los análisis de residuos de medicamentos también formarán parte de los requisitos de venta y eso, además de restar flexibilidad en la comercialización, implica costos altos. (La comunidad apícola contará próximamente con el servicio de un laboratorio adecuado para poder efectuar los análisis localmente lo que permitirá ahorrar tiempo y dinero).
Aunque el problema es sumamente grave, afortunadamente su solución es relativamente fácil: necesitamos por un lado crear conciencia en el productor acerca de lo que está pasando y darle posibles opciones de curación para la época del año en las cuales no se deben aplicar medicamentos. Por otro lado, se deben hacer los estudios pertinentes para vigilar el comportamiento de los medicamentos aplicados dentro de la colmena a lo largo de la temporada.
Se ha propuesto la elaboración de un poster para los agricultores en el cual aparezcan con fotos las diferentes enfermedades y sus métodos de curación, su calendarización y, sobre todo, se mencionen los medicamentos autorizados oficialmente para su aplicación en las colmenas.
Naturalmente, los especialistas también saben que hoy en día la apicultura es casi imposible sin el uso de medicamentos; sin embargo el apicultor debe aprender a usarlos poco, lo que disminuirá el de una impureza en la miel. Al fin y al cabo la necesidad de dar medicamentos a las abejas también depende de la fuerza de las colmenas y ésta se mantiene si el apicultor deja bastante comida a las abejas para sobrevivir en el invierno o la estación de lluvias. Es mejor dejar algo de miel a las abejas en vez de alimentarlas después con una solución de azúcar.
Además, si se necesita un tratamiento con medicamentos, hay que aplicarlo fuera de la cosecha de la miel y tener cuidado de que se termine el tratamiento a más tardar 6 semanas antes de empezar la cosecha.
Por cierto, no hay una producción propia suficiente en Europa para cubrir la entera demanda, pero los apicultores están muy bien organizados en algunos países y disponen de buena influencia sobre las decisiones que se toman en este asunto. Diversas asociaciones ahora tratan de hacer más difícil la importación de miel y vigilar más estrictamente las exigencias cualitativas.
Es muy peligroso que asociaciones de consumidores u organizaciones de apicultores magnifiquen los problemas actuales dado que difundirán este asunto y el consumo de la miel disminuirá considerablemente. Imagínese que un consumidor lea por la mañana durante el desayuno en el periódico que la miel está mezclada con azúcar y tiene residuos de medicamentos.
Se puede vender miel en muchos países europeos solamente porque la miel está considerada como producto alimenticio sano y natural. Si destruimos esta reputación a causa de la adulteración con jarabe de azúcar o contaminación, la competencia con mermelada o “Nutella” será más fuerte y la miel será considerada como producto industrial.
¿Es esto lo que queremos ofrecer verdaderamente? Yo pienso que tenemos que esforzarnos para ofrecer la miel más pura al consumidor, y esto será posible si los productores aprenden a tener cuidado con el uso de medicamentos para abejas.
Es importante también mantener un 18.5% de humedad máxima y asegurar que el material de embalaje (como por ejemplo, los tambores para la exportación) sea impecable para que no pueda ocurrir una contaminación de la miel con residuos de los tambores durante el transporte.
Ana María Aguiar de Peniche
Noé Antonio Peniche Patrón
Continuará la próxima semana…