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Dark Side of the Moon (1973) de Pink Floyd, es una obra maestra que traspasó la transversalidad espacio-temporal, lo que la hace eterna.
Obscured by Clouds, séptimo álbum de Pink Floyd, lanzado el 2 de junio de 1972, llegó al puesto 6 en el Reino Unido y el 46 en los Estados Unidos, lo que motivó a las compañías Harvest Records y Capitol Records a ofrecer una oferta lucrativa a la banda para que trabajaran de junio de ese año a enero del 73 en su siguiente placa de estudio, en los míticos Abbey Road, bajo la producción de los miembros del grupo, Alan Parsons como ingeniero y Peter James como asistente.
Roger Waters inició la década del 70 tomando las riendas artísticas del grupo, impulsando la creación de composiciones con largos instrumentales que se justificaban con gran coherencia dentro de un concepto artístico total. Por eso este disco representó un verdadero punto de inflexión para la banda. Por primera vez, las letras quedaron en manos de Roger Waters, quien también colaboró en la música de 6 de los 10 temas incluidos, aunque su voz solamente se incluye en dos canciones: Brain Damage (dedicada a Syd Barret) y Eclipse.
David Gilmour compuso la música de 4 rolas y cantó también en cuatro: Breathe, Time (con el apoyo de Richard Wright), Money y Us and Them; la cantante británica Clare Torry fue la encargada de poner la voz en The Great Gig in the Sky, mientras que Speak to Me, On the Run y Any Colour You Like son instrumentales.
Dark Side of the Moon se convirtió en un auténtico coloso del rock clásico ya que desde su lanzamiento el 1 de marzo de 1973 vendió más de 45 millones de copias en todo el mundo, convirtiendo en millonarios a Roger Waters, David Gilmour, Rick Wright y Nick Mason, llegando además a ocupar 937 semanas en la lista de Billboard, la Biblia musical de los Estados Unidos.
Es un trabajo que contó con tremendo despliegue compositivo y técnico de los músicos en los estudios Abbey Road, los mismos donde Los Beatles grabaron algunas de sus joyas. Pink Floyd realizó temas de real maestría musical y lírica. Con este octavo álbum de estudio encontraron finalmente el clímax de su proceso creativo, mismo que inició con la salida de Syd Barrett. Desde entonces dejaron atrás el aura psicodélica para iniciar un etapa de exploración que incluyeron elementos folk, sinfónicos y progresivos.

La banda interpretó todas las canciones en concierto, en la misma secuencia en que aparecerían en el álbum, más de un año antes del lanzamiento oficial del álbum.
Además, que este fuera un trabajo conceptual que unificaba una idea a través del orden del tracklist, el arte del disco (con la alucinante portada encargada al estudio Hignosis y creada por el diseñador gráfico inglés George Hardie), el significado de las letras, se complementan para elevar su calidad a la categoría de icono cultural popular.
Todo lo que rodeó el proceso compositivo tuvo una importancia vital para convertirlo en un trabajo especial, clásico, inmortal y trascedente: la relación de los integrantes, las drogas que experimentaron, los mensajes de las canciones, la mitificación del álbum tiene que ver con todo esto.
Dark Side of the Moon surgió en el apogeo creativo y conceptual de Pink Floyd, permitiendo a sus integrantes alcanzar la categoría única de mitos del rock y miembros distinguidos junto a los más importantes artistas de los 60 y los 70 como The Beatles, The Doors, The Rolling Stones, Janis Joplin, Jimi Hendrix, Led Zeppelin y muchos más. Es un disco tan importante como el “disco blanco” de The Beatles, el homónimo de The Doors, el Led Zeppelin IV, cualquiera de los seis primeros de Black Sabbath… Forma parte de la cosmogonía cultural.
Fue un producto que tuvo además una cubierta sugerente, aquel llamativo prisma que convierte la luz en color, emblemático diseño creado en los estudios Hipgnosis por el ya mencionado George Hardie que les encantó a los miembros de la banda desde que lo vieron por primera vez, lo que resultó otro gran acierto que se sumó a su éxito comercial.
Dark Side of the Moon alcanzó el estatus de obra maestra porque tiene el reconocimiento cultural tanto como hito para sus autores como para el mundo que lo sigue disfrutando hasta nuestros días, sorprendiendo a las nuevas generaciones e incluso a analistas musicales de otros géneros que comparten videos que registran su sorpresa, algo que hoy es muy comunes a través de las redes sociales, cuando lo escuchan por vez primera. Es pues un referente absoluto de lo que representa la banda.

Un dato adicional poco conocido, pero curioso, fue que los miembros de Pink Floyd donaron el diez por ciento del presupuesto inicial de la película “Los Caballeros de la mesa cuadrada” de 1975, pues eran fans de los comediantes británicos de Monty Python.
Pink Floyd aseguró su lugar de privilegio para la posteridad a partir de este trabajo que les otorgó reconocimiento mundial, con una atrevida portada donde no aparecía ni el nombre del grupo ni del álbum, solamente aquel prisma sobre el fondo negro.
Dark Side of the Moon es parte de la hemeroteca de discos imprescindibles para quienes disfrutan de la música con magia.
RICARDO PAT