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Atisbando el Arte
DANZOÑANDO CON EUMIR
Fue un cierre perfecto para el día de la amistad y el amor en el Café – Teatro “El Sonido del Eco”: la presentación de Jorge Eumir Castro e invitados en concierto el pasado 14 de febrero, con el título de “Danzoñando con Eumir”.
Lo significativo de este evento es que el joven pianista decidiera hacer un homenaje al Danzón, género musical que en esta ciudad solo tiene sentido para los adultos mayores. Eumir caminó musicalmente por la historia del mismo para recordarnos los bailes del “Salón México” en el Distrito Federal, que ahora se llama Ciudad de México.
Abre el programa a manera de obertura con el danzón “Salón México” y, a continuación, un popurrí de 4 temas cerrando con el danzón “Malaje”
Se incorpora entonces el cuerpo de baile con los primeros bailarines Isabel Kú y Alejandro Martín con una escenografía donde destaca el piano de cola con Eumir, una mesa de salón cabaretero, cortinajes y luces de escena apropiados para este género bailable. Dos piezas más y cierra con el danzón más famoso de México: “Nereidas”.
Este género bailable es una música o danza surgida de Cuba, movimiento musical que traspasa las fronteras y llega a México y Centro América. Procede de la Danza y el Cinquillo. Muy bien montados sus números bailables en donde, como en el Tango, el hombre imprime la fuerza y la mujer realiza las florituras.
Nos mostraron en escena un danzón tal cual es: un baile culto y aburguesado que se originó en Matanzas, Cuba, a partir de los elementos musicales europeos. Aquí el piano de Eumir dio las notas exactas para llenar con clase esta puesta escénica.
Después de un breve intermedio, dio paso la segunda parte del programa: otra pieza musical, para hacer una nueva entrada cabaretera con un mesero gracioso, hábil en la profesión para dejar las mesas ad hoc para el chupe, una mesera que entra escena mientras el otro sale, con una gran picardía para desprogramar el trabajo anterior, con la música de fondo de “Mocambo” – danzón veracruzano –, para que entren las parejas a beber, bailar y divertirse. Dos actores magníficos – Gaviota López, directora de escena y bailarina, y Anthony Sheryng, actor y bailarín australiano, nacionalizado mexicano – le dieron brillo a toda la segunda parte con una comicidad gestual, precisa y educada con profesionalismo puro, que le dieron marco al cuerpo de baile.
Con esa ambientación de cabaret de los años cuarenta del siglo anterior, el piano desgranó acordes musicales para acompañar al cantante José Vallado, con una buena actuación del tomador y acosador sexual, que ameniza y derrocha fuerza, entonando “Luces de Nueva York”, “De qué manera te olvido”, “Oye Salomé “ y, desde luego, “Almendra” el danzón más popular de Cuba, con un timbre de voz parecido al del solista Carlos Colorado y su “Sonora Santanera”.
Eumir, con su talento musical, reúne los dos grandes danzones de Cuba y México: “Almendra” y “Nereida”, este último de Amador Pérez y Dimas, que rompe todos los records y límites de popularidad, ya que es usado como nombre en neverías, carnicerías, calles, lecherías, loncherías etc., siendo el danzón mexicano que se enfrenta al cubano “Almendra” de Valdés, trascendiendo como iconos de este género musical.
El cierre del espectáculo cuenta con la presencia de todos los actores cantando, bailando y tocando una Rumba, con trajes ad hoc para el mismo, con bongós, caña de lluvia, clarinete, conga y flauta dulce, dejando satisfechos a los asistentes con llenos completos en sus dos funciones de la noche.
Debo destacar la dirección general de Gaviota López, y su participación escénica; el talento musical de Eumir Castro que, como dice el refrán, “De casta le viene al galgo” pues sigue la tradición de su padre Jorge Carlos Castro, fundador de la orquesta “El Sonido del Eco” y, para finalizar, haré eco de las palabras del músico Amador Pérez y Dimas cuando hizo mención de que “Vendrán ritmos modernos, pero el Danzón nunca morirá.”
Alfonso Hiram García Acosta
