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Cultura y Educación, Un andamio en la construcción de la identidad de los pueblos (II)

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Cultura y Educación II_1

Verónica García Rodríguez

 (*) Ponencia presentada por la autora en el XVII Taller Internacional “Nueva Ciencia Política” y VIII Coloquio Internacional “LA INFLUENCIA DE LA FILOSOFÍA y las CIENCIAS SOCIALES en el PATRIMONIO INMATERIAL de los países del MEDITERRÁNEO AMERICANO”

La Habana, 19 al 21 de Noviembre de 2014.

Dos políticas públicas integradoras de la educación y la cultura: José Vasconcelos y Felipe Carrillo Puerto

La Revolución Mexicana, como todas las revoluciones, marcó las bases para el cambio y desarrollo del país independizado de España apenas hacía cien años atrás. Sin embargo, uno de los cambios más significativos vino con el movimiento educativo de José Vasconcelos, desde la recién creada Secretaría de Educación, que tenía la misión de hacer cumplir los ideales revolucionarios de educación para todos, algo que hasta el día de hoy sigue siendo una tarea por cumplirse.

Seudoconstitucionalistas ignaros y malévolos, en servil imitación de todo lo norteamericano, habían echado en manos de municipios, previamente despojados de sus rentas y de su autonomía, toda la carga de la educación primaria. Y nosotros tratábamos de resucitar la Secretaría de Estado que el porfirismo, bajo la acción ilustrada de Baranda[i] y de Justo Sierra[ii], había dedicado en teoría a la educación popular. Restituiríamos, al mismo tiempo, la tradición latina que busca en todo unidad y regula, centraliza, la enseñanza (Vasconcelos: 2011).[iii]

Diversas fueron las estrategias que implementó Vasconcelos para sembrar en una tierra prácticamente virgen. Sin embargo, fueron dos acciones: su programa editorial y las Misiones Culturales, las que distinguirían aquel momento y que son muestra de su pensamiento y de la situación de entonces, en que no había la infraestructura suficiente para abrir las puertas que recibirían una educación gratuita y sin distinción de clase social.

La traducción y publicación de los clásicos de la literatura universal, de la que se desprende la famosa colección Lecturas Clásicas para Niños, dirigida entonces por Alfonso Reyes, permitió que los niños y los nuevos lectores en general tuvieran al alcance obras que hasta entonces leían sólo las clases privilegiadas.

No llegué, ni con mucho, a los cien clásicos; sino apenas a diecisiete ediciones de más de veinticinco mil volúmenes la mayor parte de ellas. Y de los libreros españoles sólo obtuve cien mil Quijotes en edición económica para todas las escuelas y veinte mil diccionarios de lengua. Y se construyeron edificios especiales para bibliotecas en algunos casos, y en otros se adaptaron viejas casas. Y cada escuela tuvo, por lo menos, un cuarto anexo, dedicado al servicio de biblioteca popular para uso de adultos y alumnos, para los vecinos todos (Vasconcelos: 2011).[iv]

Una vez ganada la Revolución y puestas en marcha las primeras instituciones, se convocó a los maestros rurales, a todos aquellos que supieran leer y escribir o dominaran algún oficio; y con todos estos, alfabetizadores, carpinteros, artistas, artesanos, se formaron brigadas por todo el país que iban a las comunidades rurales para compartir sus conocimientos.

El mismo Secretario, Vasconcelos, emprendió giras culturales acompañado de artistas e intelectuales nacionales como Antonio Caso y Gómez Robelo, Carlos Pellicer y Jaime Torres Bodet, quienes fungían como oradores para motivar a los misioneros y aprendices. En 1921 comenzaron estas giras por Jalisco y Colima, Querétaro, Aguascalientes y Guanajuato. En diciembre del mismo año visitó la península de Yucatán y se tiene registro de que, dos años más tarde, en 1923, recorrió a caballo la sierra de Puebla.

Los artistas que congregábamos hacían ver las ventajas que cada localidad obtendría mediante la cooperación de maestros federales de modelado, pintura y artesanías de todo género. Los oradores removían la fibra patriótica y la esperanza de tiempos ilustres. Y en las discusiones de comité tocábame fulminar con amenazas de vindicta publica a los intrigantillos y pedantes que por excepción hallamos en una que otra Legislatura. “Al que se oponga lo señalaré como enemigo de la cultura y no volverá a ser electo”, apostrofaba yo, y no del todo en falso, pues recién caída la dictadura carrancista y estando en momentos de quedar bien los del nuevo Gobierno, existió cierta sinceridad de sufragio (Vasconcelos: 2011).

Estas llamadas Misiones Culturales, pocos saben que aún existen en México. Sólo en el estado de Yucatán hay trece misiones que preexisten desde la época post revolucionaria. Hoy, en que existen más escuelas, maestros, programas para que cada estudiante tenga acceso a las nuevas tecnologías, siguen existiendo las Misiones Culturales y su labor sigue siendo la misma que hace casi cien años: Llegan a una comunidad, se instalan en algún lugar asignado por la Presidencia Municipal o la Comisaría Ejidal para que los ahora profesores, todos, den clase de alfabetización. Los maestros de cocina trabajan con las mujeres procesos de industrialización de productos gastronómicos con los cultivos de la región, así aprenden usos tan versátiles de sus cosechas como lo es la mermelada de chile habanero, que pudiera describirse como una especie de metáfora comestible.

Otros más aprenden a hacer baños ecológicos, carpintería o manualidades; con este conjunto de aprendizajes, llegan también la música y la danza. Los maestros misioneros se dan a la tarea de formar a los alumnos interesados, que muchas veces, inclusive, ya practican algún instrumento. Los motivan, organizan y llegan a conformar la orquesta del pueblo.

Los maestros de danza, que en este caso enseñan a bailar la Jarana, que es la danza típica de la región desde el siglo XIX, en ocasiones caminan con su reproductor de música por las calles y si encuentran un grupo de mujeres reunidas, conversando tal vez, las invitan a aprender a bailar. No es fácil convencer a las personas de las comunidades a esto, a pesar de que es uno de los vestigios culturales más representativos de nuestro mestizaje. Pero si aceptan, el maestro misionero, ahí mismo, en plena calle, organiza e imparte la clase, la cual se repetirá en el mismo lugar, hasta conseguir el objetivo de aprendizaje que permita el arraigo cultural.

Hago referencia a estas Misiones Culturales porque, como se menciona anteriormente, pocas personas en México saben de su existencia y la labor que realizan, y lo importante que han sido para el desarrollo y cohesión identitaria, en este caso, de Yucatán.

Esta importancia de la labor que realizan las Misiones Culturales radica no sólo en los aprendizajes prácticos como lo son, sin duda, la alfabetización —que ya empieza a darse en Yucatán en lengua maya—, o la formación de oficios; sino también en la preservación de la música y la danza tradicional, que es parte de ese patrimonio intangible que corre cada vez más el riesgo de desaparecer, sobre todo en países donde las culturas indígenas han sido oprimidas históricamente.

Por la misma época de Vasconcelos, en Yucatán, surge un movimiento de desarrollo político y cultural dirigido a empoderar a los campesinos mayas y revalorizar los vestigios de la gran civilización maya, entre otras cosas.

El primer Gobernador socialista electo de América Latina, el Apóstol Rojo, como fue conocido popularmente Felipe Carrillo Puerto, vio en la educación y la cultura su principal herramienta para la transformación social del proletariado yucateco. Implementó acciones donde integró la educación y la enseñanza de las artes como estrategia para una nueva concepción de la vida en Yucatán.

Una de sus primeras acciones al respecto fue la traducción de la Constitución al maya, para su divulgación entre los campesinos; pero, para que esto tuviera el efecto deseado, los propios campesinos deberían leerla por sí mismos, para así defender sus derechos. Puso entonces en marcha, a través de las Ligas de Resistencia del Partido Socialista del Sureste, la campaña de alfabetización; asimismo, estableció los Lunes Culturales en el teatro de la Liga Central del Partido Socialista; fundó la Universidad Nacional del Sureste, la que más tarde se convertiría en la Universidad Autónoma de Yucatán y que abrió la oportunidad de estudios superiores a los jóvenes sin distinción de clase social, ideología o raza. (Oroza Díaz: 1910)

Esteban Durán Rosado, en su libro Felipe Carrillo Puerto y su labor educativa, afirma que la obra educadora de Carrillo Puerto comienza desde el primer momento en que se hizo cargo de la Dirección del Partido Socialista del Sureste, estampando en las credenciales que mandó imprimir para los miembros del partido las máximas conocidas como el decálogo del buen socialista, las cuales serían más adelante el sustento filosófico de su sistema educativo.

  1. La defensa y emancipación de los trabajadores es obra de ellos mismos.
  2. La tierra es la madre y el trabajo es el padre de la humanidad.
  3. Haz lo posible por emanciparte de los amos, porque de Dios con sólo instruirte lo conseguirás.
  4. Trabaja para ti; no dejes que exploten tu trabajo.
  5. El derecho y el deber son dos líneas paralelas.
  6. El día no puede existir sin la noche.
  7. Si cobras el precio de tu trabajo, haz trabajo bueno.
  8. No ataques a nadie sin motivo, pero nunca presentes la otra mejilla al que te golpee una.
  9. Huye de las religiones como de la peste.
  10. Procura no ser empleado público porque serás una carga para los trabajadores.

Apenas cinco días después de haber llegado a la gubernatura, con fecha 6 de febrero de 1922, promulgó mediante el decreto No. 1 la Ley de la Educación Racionalista que se presentó ante el Congreso del Estado el 23 de marzo de 1921 —casi un año antes de la llegada de Carrillo Puerto a la gubernatura de Yucatán— por un grupo de diputados carrillistas encabezados por José de la Luz Mena Alcocer[v] (Espadas, F: 2010).

Mi programa de gobierno es éste: intensificar la instrucción pública a tal grado que las escuelas vayan a donde están los hombres, y no los hombres a donde están las escuelas, como en nuestro país se ha estimado hasta ahora (Felipe Carrillo Puerto).

Carrillo Puerto sabía que la escuela era un instrumento, pero no la única fórmula para la educación; así que se dio a la tarea de crear pequeñas bibliotecas; inició la edición de obras de autores yucatecos, fundó la Casa del Niño, estableció escuelas nocturnas para adultos; y, con la visión de un desarrollo cultural más amplio, abrió la Escuela de Artes y Oficios; instituyó el Museo Arqueológico e Histórico de Yucatán congruentemente con su afán de revalorizar la obra de la cultura maya entre las generaciones de la época y las siguientes; y abrió la Escuela de Bellas Artes, que en la actualidad alberga a más de mil alumnos en sus ocho disciplinas, siendo el principal semillero de la formación artística en estado.

Lamentablemente, Carrillo Puerto no tuvo en su favor, como Salvador Alvarado[vi], una fuerza militar de apoyo que fuera garantía de orden ni un mercado a la alza generador de divisas que facilitaran la ejecución de la obra pública, así como el financiamiento de grandes planes de fomento y desarrollo (Mantilla, J.:2012). Pero, el deceso de la educación racionalista y de las políticas socialistas en Yucatán lo provocaron el corto gobierno de Felipe Carrillo Puerto y su asesinato en manos de los seguidores de la rebelión delahuertista.

Algunos riesgos de actuales políticas públicas

Desde hace algún tiempo, se han generado en México políticas en favor del rescate cultural de las comunidades indígenas. Sin embargo, la separación institucional de estas políticas sin que exista una transversalidad en el ejercicio de la administración pública general ha provocado una discriminación silenciosa. Por ejemplo, instituciones como el CONACULTA[vii] o los diversos institutos y secretarías de cultura del país tienen programas, actividades y convocatorias dirigidas a escritores, entendiéndose estos por todos aquellos que escriben en español; y otras más para escritores pertenecientes a grupos indígenas, provocando esto que en la práctica los escritores indígenas no sean contemplados con los demás escritores; de tal forma que existen escritores y escritores indígenas. Esto podría parecer justo, pero la diferencia se acentúa cuando nos preguntamos por qué a los escritores que escriben en inglés o francés les llaman tan sólo escritores, y más aún cuando estos, los llamados escritores, son atendidos en el departamento de Literatura y los escritores indígenas en el departamento de Culturas Populares.

Actualmente existe en Yucatán un impulso en las políticas públicas estatales hacia la revalorización de la cultura maya hacia adentro y hacia fuera del estado.

En la época de Carrillo Puerto, la mayoría de los campesinos hablaba maya, lo cual los dejaba indefensos ante una sociedad donde el eje de la comunicación lo marcaba la lengua española. Así, para lograr que los campesinos pudieran conocer y defender sus derechos, hubo que implementar una campaña de Castellanización. Contrario a esto, las necesidades actuales se han invertido, en tanto que la lengua maya tiende a desaparecer, a pesar de que sigue siendo la lengua indígena con más hablantes en el país, por lo que la Secretaría de Educación ha iniciado un programa de alfabetización en lengua maya, como una de las acciones de rescate cultural y respeto a los derechos de las comunidades mayas prevalecientes en el estado. De la misma manera, y después de un arduo trabajo de varios años de acompañamiento en el proceso, se cuenta con una normalización de la lengua maya, que permitirá tener una base para su escritura;  se han abierto más de cien puntos de tele bachillerato intercultural, así como la Escuela de Creación Literaria en Lengua Maya que alberga el CEBA[viii] que forma escritores desde su propia lengua; entre otras acciones más, cada año se celebra desde 2011 el Festival Internacional de la Cultura Maya, que tiene como propósito generar un encuentro con las grandes manifestaciones de esta cultura nuestra.

Sin embargo, a la par que se da este gran aliento de rescate cultural, se muestra un fenómeno casi imperceptible, pero que sale a relucir cuando se relaciona directamente con los ciudadanos de origen maya. Parece que, en tanto más se difunda el orgullo de ser maya, más se refuerza una idea folclórica que los mismos integrantes de las comunidades mayas han comprado. Por ejemplo; ese hombre que se enorgullece de su raza, habla maya y se viste siempre de blanco, con sombrero y alpargatas,[ix] no se da cuenta que su vestimenta no es la del maya sino la del mestizo, y que esa es la manera en que el poder ha visto y mostrado a la comunidad maya.

Lamentablemente, vemos que la cultura en la política nacional se ve como un adorno, como algo tan sólo de carácter recreativo, que sigue siendo de élite, y se deja al arbitrio de cada estado la promoción de las prácticas culturales.

La preservación cultural: una misión educativa adentro y fuera de las aulas

El Gobierno del Estado de Yucatán, desde su Secretaría de Educación, ha tratado de rescatar esa interacción entre educación y cultura; y, a manera de aquellos Lunes Culturales, se instaura el programa Todos somos maestros en la cultura, que dedica un espectáculo musical cada quince días al personal docente y administrativo de un subsistema educativo en particular, y sus familias, en el propio edificio de la Secretaría; asimismo, cuenta con conferencias quincenales dirigidas a los maestros. Se creó la Casa de la Historia de Yucatán con el fin de generar un espacio para el resguardo de material documental, fotográfico e historiográfico de la educación en Yucatán, con una promoción de puertas abiertas.

Así pues, desde su Unidad Editorial se ha hecho un esfuerzo por recuperar ciertos saberes que, si bien han radicado en los archivos de tesis de los centros universitarios, se pretendió tomar algunos y generar un programa que fortaleciera la identidad cultural a través del fomento a la lectura, como lo hizo la Biblioteca Básica de Yucatán, a partir de 2009, que publicó dieciocho tomos relativos a literatura, arte, ciencias naturales, ciencias sociales e historia de la región. Se convocó a escritores y académicos de diferentes casas universitarias para participar en los diferentes libros, que trataron de mantener un lenguaje coloquial y ameno para que los temas más importantes puedan ser atractivos y accesibles a los nuevos y crecientes lectores. Entre los temas que se abordaron se encuentran la arquitectura urbana de la ciudad de Mérida[x] y los patrones de su crecimiento, fragmentos de historia del siglo XIX que cuentan el tráfico de aguardiente —prohibido por esas fechas—, los salteadores de caminos, en fin, esos fragmentos de vida que complementan la gran historia[xi]; otro tema fue la miel y las abejas[xii]; la geología de la península de Yucatán[xiii]; entre otros.

250 000 ejemplares se vendieron a veinte pesos mexicanos; se donaron entre ciudadanos con discapacidad, adultos mayores, estudiantes, promotores de lectura voluntarios y lectores comprometidos con el proyecto. Así, el esfuerzo por acercar los libros a los ciudadanos llevó a generar estrategias como Lee mientras esperas en dependencias públicas y sala de espera de los hospitales; Lee mientras viajas en autobuses de rutas foráneas; Leer es el camino a la libertad en los Centros de Readaptación Social, donde se formaron promotores de lectura por cada módulo de internación, y el Hospital Psiquiátrico de Mérida. Las presentaciones académicas y las diversas actividades relacionadas se trasladaron de las bibliotecas y auditorios a espacios públicos, como la Plaza Principal de Mérida, espacios olvidados del Centro Histórico, parques, mercados, tianguis y cárceles.

Es en esta experiencia que volvimos a constatar que la educación no se puede encerrar en un aula, o ceñir únicamente a un currículo, sobre todo cuando hay tanta necesidad de aprender, de conocer, porque aún hoy, con todo el desarrollo tecnológico, en México, como en muchos países latinoamericanos, la educación sigue siendo un privilegio.

Estas acciones dieron pie a experiencias en las que pudimos observar a personas capaces de hacer fila durante cuarenta minutos, o volver a jugar como niños, para obtener un libro;  madres de familia analfabetas que se hicieron promotoras de lectura porque, si bien ellas no saben leer ni escribir, sí saben que es importante que sus hijos lean, y por esto fueron dotadas de esta Biblioteca Básica que seguramente ocupó un lugar en la cocina o en algún estante de sus humildes hogares, y sirvieron para iniciar un momento de conversación familiar.

Se tomaron prestados saberes de disciplinas artísticas como el teatro, la música, las artes pláticas y la multidisciplina para desarrollar espectáculos didácticos que invitaran a los ciudadanos a leer e interesarse por los temas. Con la puesta en escena de un fragmento de El filibustero ,de Eligio Ancona, a la puerta de la Iglesia de Valladolid, llenamos dos noches seguidas la Plaza Principal de la ciudad; y el ejercicio cobró sentido cuando la multitud pedía el libro para saber el desenlace de la historia de amor entre Leonel y Berenguela, días después se escuchaba a los funcionarios del Ayuntamiento y ciudadanos de a pie comentar la novela y relacionarla con los hechos históricos y lugares de la ciudad que cita Eligio Ancona.

Un caso similar se dio con el libro Álbum de canciones yucatecas, que es un estudio acerca de las canciones de la trova yucateca, sus géneros, y una compilación de las canciones más representativas con sus partituras. Para esto se diseñó una serenata didáctica que interpretaba piezas ejemplo de cada uno de los géneros musicales, al tiempo que se daba información histórica y musical de acuerdo al libro citado, lo que abría un diálogo muy significativo con los espectadores.

De alguna manera, todos los temas de la colección Biblioteca Básica de Yucatán tratados de forma académica en los libros y artísticamente en los espectáculos, son temas conocidos popularmente e incluso parte de la oralidad, en algunos casos, pero que al descubrirlos publicados en un libro o presentados en un escenario, provocaron una especie de auto reconocimiento en las personas que poseían ese saber; fue como legitimar el conocimiento popular que fortalece la identidad y la seguridad de los actores sociales de sentirse orgullosos de ser parte de una comunidad.

Más recientemente, con el Festival Internacional de la Cultura Maya, se ha diseñado una estrategia didáctica dirigida a los niños donde, a partir de una historia fantástica en la que intervienen seres míticos de la cultura maya, se les invita a convertirse en protectores del patrimonio cultural.

Los Kanules, señores protectores del Universo según la cultura maya, han sido atrapados por Ka’ ka’as bal, señor del inframundo, y encerrados en el Xibalbá. Esto ha provocado un desequilibrio en la naturaleza; pero, el Chan Kanul (pequeño Kanul) logró escapar por un resquicio de la Ceiba y ha pedido ayuda los niños del mundo, comenzando por los niños y jóvenes de Yucatán, para que se conviertan en los nuevos Kanules del Mundo Maya y el orden pueda reestablecerse.

Todos nacen con un Kanul que lo acompaña en el camino, pero aquellos rostros, esos caparazones, las dulces voces de caracol, su tela de araña, parecen haber sido borrados de las escrituras de los antiguos y de la memoria de los hombres; por eso muy pocos dicen ahora que los han visto o escuchado.  Es en los momentos de soledad, o de peligro, que algunos los han sentido. Sin embargo, no ha sido suficiente para recordarlos, para liberarlos del Xibalbá donde se encuentran atrapados. (García, V:2014)

En esta aventura, los niños y jóvenes, elegidos por su corazón noble y bondadoso, escogerán un nuevo nombre en lengua maya con el que descubrirán el poder especial que poseen, y que los llevará a conocer diversos aspectos de la cultura maya, inmersos en sus propias vidas y en sus espacios cotidianos a través de diez pasos compilados en un taller de escritura creativa. Se invitó a los maestros a ser motivadores de este taller en sus espacios educativos, y después compartir sus fotografías y experiencias en la página de Kanules del Mundo Maya[xiv] y a través del Facebook. La respuesta ha sido verdaderamente significativa en la medida que se reproduce en diferentes espacios del estado —entre comunidades rurales y urbanas—, este impulso de atreverse a jugar con las palabras; a iniciar una aventura en la que lo real y lo fantástico se intersectan; a crear nuevos mundos con elementos conocidos e incorporar elementos de la cosmovisión maya –la arquitectura, la lengua, la mitología, entre otros— a su contexto contemporáneo cotidiano.

Consideraciones finales

En una era mediática como la que se vive actualmente, donde el internet nos da la ilusión de que nada queda oculto y las fronteras no existen, estamos más vulnerables a los deseos de conquista de los poderosos. Ya no se necesitan ejércitos ni grandes barcos que surquen océanos. Los poderosos sólo requieren usar los medios, producir una telenovela, un reality show o, sin más complicaciones, realizar una publicación por el Facebook o twitter para conquistar individuos y, tal vez, naciones enteras. Ante esto, sólo podrán salvarse aquellos individuos y pueblos que conserven su identidad cultural; sólo éstos podrán recibir el embate de la globalización y permanecer en pie.

Las nuevas formas de comunicación mediática son herramientas sutiles y efectivas que van directo a la conciencia; pueden usarse como armas coloniales o de resistencia. He ahí donde el papel de la educación es fundamental. La educación es el puente de preservación del arte y conocimiento popular antiguo y contemporáneo.

No sé si algún día podamos resolver la discriminación y la auto marginación entre los hombres y mujeres que, además, comparten un espacio y una historia; pero es posible a través de la educación sentar las bases para que se cumpla el derecho a la identidad que es, como dice Luis María Pecetti, el derecho a construir y encontrar la propia voz.

Definitivamente, es un reto para los países con tanta diversidad étnica enfocar una política educativa que permita el desarrollo sustentable, respetando y protegiendo ese patrimonio intangible que está en las prácticas culturales, en los saberes antiguos que se transmiten de forma oral de generación en generación, en la producción artística —no sólo folclórica— que da cuenta de la riqueza ancestral, y también de la actual, de la de ahora, que dará cuenta de nosotros en el futuro. Pero, sobre todo, porque quienes aprenden a valorar sus raíces, su identidad cultural y reconocer sus capacidades y posibilidades, desarrollan una sensibilidad hacia todo lo que le rodea y eso nos da por lo menos una oportunidad, una esperanza, de construir mejores ciudadanos del mundo.


[i] Joaquín Baranda y Quijano (1840-1909). Educador yucateco. Fue nombrado ministro de Justicia e Instrucción Pública en 1882, puesto en el que permaneció por diecinueve años. Fundador de la Escuela Normal Nacional de Maestros.

[ii] Justo Sierra Méndez (1848-1912). Funcionario, maestro e historiador de origen yucateco. Influencia clave en la generación del Ateneo de la Juventud. Refundó en 1910 la Universidad Nacional que recibiría Vasconcelos diez años después.

[iii] Texto tomado de su texto autobiográfico escrito en el exilio y publicado en 2011 con el título La creación de la Secretaría de Educación Pública.

[iv] A la obra editorial de Vasconcelos se añade también la edición de libros de texto gratuitos, programa que continúa y que sostiene la educación pública de México.

[v] José de la Luz Mena Alcocer fue el principal promotor de la Escuela Racionalista en Yucatán, en el Sureste y en el plano Nacional.

[vi] El General Salvador Alvarado es el gobernador que antecede el periodo de Felipe Carrillo Puerto. Llega a Yucatán en 1915 y, con él, la Revolución a Yucatán.

[vii] CONACULTA, Consejo Nacional para la Cultura y las Artes.

[viii] CEBA: Centro Estatal de Bellas Artes

[ix] Descripción de la vestimenta típica yucateca del mestizo.

[x] Título: Las huellas de Mérida, transcursos y patrones urbanos. Autor: Ileana Lara Navarrete

[xi] Título: Nuestra historia con minúsculas. Compiladores: Genny Negroe Sierra y Pedro Miranda.

[xii] Título: La miel y las abejas, el dulce convenio del Mayab. Compilador: Carlos Echazarreta.

[xiii] Título: La península que surgió del mar. Autor: Juan José Morales.

[xiv] www.kanulesdelmundomaya.com

 

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