Opinión
Adán Echeverría-García
En el libro “La novela popular mexicana en el siglo XIX” (1984), de Alberto Villegas Cedillo, el autor presenta extractos que evidencian cómo la crítica, a lo largo de la historia de la literatura mexicana, buscó demeritar a los autores de la novela popular por sus temas, el tipo de historias y por cómo las abordaban. Villegas indica que ese tipo de crítica no es exclusivo de México, presentando ejemplos de Francia y de España en los que la crítica hace lo mismo. Afirma como una de las razones para indicar que dichas novelas no tienen valor literario es que los autores de dichas novelas presentan en sus historias temas de abuso de las clases altas sobre las sociedades sometidas, historias de bandidos, prostitutas, reflejando sociedades destruidas debido a la explotación de una parte de la sociedad por unos cuantos pegados al poder.
Como ejemplo de dicha crítica, Villegas evidencia el trato que la prensa le da al autor Eugène Sue (26 de enero de 1804 – 3 de agosto de 1857), escritor nacido en París, autor de Los misterios de París y El judío errante. Sue estuvo fuertemente influenciado por las ideas socialistas, en especial las del socialismo utópico de su época. Por esas filiaciones, la crítica no es a su obra sino a su persona, intentando demeritar el trabajo de un escritor que en sus novelas retrata la sociedad de su época y la explotación humana por medio de unas cuantas familias encumbradas. Lea usted:
«El escritor llevaba una vida de sibarita; era goloso como una carpa; su elegancia rayaba en lo ridículo, y hasta en su vida de campo estaba hecho un príncipe. En su casa de la ciudad, todavía estaba mejor; tenía su cuarto de dormir todo tapizado de satén blanco, con una cama de marfil magníficamente esculpida. Todos los refinamientos de la voluptuosidad se daban cita en este ‘modesto’ asilo de la democracia. Por cuidar sus blancas manos escribía con suavísimos guantes blancos sobre un plato de oro cincelado. Ved en el al amigo del pueblo, todo un nuevo predicador de la pobreza.«
Al crítico que escribe lo anterior, que Villegas Cedillo recupera en su libro, se le olvida quién era Eugène Sue o que su madrina fue la emperatriz Josefina. El autor a sus 26 años recibió una herencia paterna, que dilapidó en siete años, para luego dedicarse a escribir y vivir de ello. El odio que se nota en la crítica es porque Sue se decantó por el socialismo y lo puso en sus obras.
A las altas esferas, cuando intentan construir y mostrar sus pensamientos críticos, les sale el odio clasista contra quien defiende derechos humanos; piensan que si te preocupa la igualdad de derechos humanos, si luchas por el equilibrio económico y denuncias la explotación que sufre un sector de la población, tu deber es ser pobre y vivir como pobre, y no debes ganar dinero.
Esto continúa ocurriendo el día de hoy. Los Comenta-Noticias y sus fanáticos atacan a los políticos que luchan por disminuir la brecha salarial, por otorgar derechos iguales a la sociedad. Los critican si cenan en un restaurante, si usan un avión, si tienen un teléfono, si pueden comprarse ropa de marca: “porque si hablas de austeridad tienes que vivir en la pobreza.” Eso es el Clasismo, queridos lectores.
Ese es el clasismo del hijo de Xóchitl Gálvez. Qué importa que sea un borrachales, lo que en verdad trasciende es el clasismo y prepotencia con que se comporta en el vídeo que circula en redes al creerse superior a los guardias de seguridad y llamarles “gatos”, “come tacos”, gritar: “¡y qué si golpeo niñas!”
Adquiere relevancia porque, hasta la tarde del 3 de abril de 2024, era parte del equipo coordinador de la campaña presidencial de su madre, y recibía recursos públicos para realizar esa actividad. El vídeo del hijo de Xóchitl Gálvez es de noviembre de 2023, su madre ya era precandidata electa del PAN, PRI y PRD, y el joven tiene en el vídeo 27 años. Su madre dice que luego del altercado tomó acciones en el momento que pasó y lo puso en su lugar. En diciembre de 2023 lo nombró coordinador de su campaña para los jóvenes. Esas son las acciones que tomó: lo premió con un puesto en su equipo de campaña para entregarle dinero público.