El coronavirus no solo se da en las personas, también puede darse en los felinos. Sin embargo, a diferencia del novedoso coronavirus humano, los coronavirus en gatos (FCoV) se conocen desde hace muchos años. El coronavirus felino es un virus ARN que afecta a los gatos. Existen 2 tipos de virus diferentes:
- El feline enteric coronavirus (FECV) que invade el tracto digestivo. Este virus está muy extendido entre los gatos y suele afectar bastante a los criaderos de gatos. Los felinos pueden infectarse por contacto directo e indirecto a través de secreciones del tracto respiratorio, heces y orina contaminadas. Por lo tanto, se contagian entre sí por medio de los comederos, los areneros o mientras juegan. La transmisión del coronavirus felino es oro-fecal. Los virus llegan al tubo digestivo a través del hocico. Ahí se multiplican y luego atacan los ganglios linfáticos regionales y los macrófagos del sistema inmunitario
- El feline infectious peritonitis coronavirus (FIPV) que es el responsable de la infección, crónica en la mayoría de casos, de las células epiteliales digestivas. Son mucho menos frecuentes debido a que el virus no se contagia ni por contacto directo ni indirecto sino por una mutación espontánea del coronavirus entérico felino en los fagocitos. Esto significa que cualquier minino que tenga el FECV puede tener el virus de la peritonitis infecciosa felina.
No obstante, una infección no implica que siempre haya síntomas de la enfermedad. Solo un 5 a 10 por ciento de los bigotudos afectados llegan a padecer peritonitis infecciosa felina (PIF). La mayoría de estos gatos están en su primer año de vida y los factores de inmunodeficiencia como otras infecciones, por ejemplo, por leucemia felina (VLFe) o virus de inmunodeficiencia felina (VIF), tienen un papel importante.
El virus se excreta en las heces de animales portadores sanos. El virus es expulsado a través de las heces, principal vehículo de contagio. Algunos gatos son resistentes a este virus y no desarrollan ninguna infección, mientras que otros serán portadores de FECV algún tiempo. Pueden curarse espontáneamente, pero la inmunidad adquirida es corta, entonces se contaminan de nuevo después de unas semanas si viven en un grupo donde hay excretores (portadores sanos).
Una de las principales características de este virus es su capacidad para mutar, dando lugar a otra enfermedad conocida como la peritonitis infecciosa felina (FIP). El FECV puede mutar a FIPV debido a mutaciones del coronavirus en las células epiteliales digestivas Se estima que entre el 25 y el 40% de los gatos domésticos caseros están infectados. El porcentaje de infectados sube hasta el 80-100% de los gatos que viven en grupos numerosos en casas, albergues o criaderos.
El coronavirus entérico felino produce una gastroenteritis leve y de tipo crónico. Muchos gatos son resistentes y solo son portadores, aunque el virus tiene la capacidad de mutar dando lugar a la peritonitis infecciosa felina. La peritonitis infecciosa felina puede presentarse de dos formas distintas, la forma seca y la forma húmeda. El curso clínico es más prolongado en la seca que en la húmeda, pero igual pocos gatos sobreviven más de un año.
La superpoblación (y entonces el riesgo de mutación a FIPV) es factor de riesgo para el desarrollo de casos de peritonitis infecciosa felina. Sin embargo, la PIF se desarrolla principalmente en gatos cuya inmunidad es débil (gatitos, gatos mayores de edad) debido a la inmunosupresión viral (Retroviridae), FIV (virus de la inmunodeficiencia felina) y/o bien FELV (Virus de la leucemia felina).
Dependiendo de la forma de la enfermedad, se pueden observar los siguientes síntomas:
- Fiebre recurrente, debilidad y fatiga
- Cambios de comportamiento como agresividad repentina o miedo
- Trastornos del movimiento como una parálisis incompleta (parexia) o problemas de coordinación (ataxias)
- Membranas mucosas amarillentas y descoloridas (ictericia, por ejemplo, en la boca) y enfermedades oculares
- Emaciación con aumento simultáneo de la circunferencia abdominal (debido a la hidropesía abdominal) y la consiguiente falta de aire
Mientras que la PIF en los gatos provoca la muerte en pocas semanas, el coronavirus entérico felino solo causa una leve inflamación intestinal con diarrea y fiebre.
No existe un test de diagnóstico específico para el PIF. Las biopsias de tejidos afectados pueden confirmar el diagnóstico, pero no se suele realizar dada la gravedad del animal.
Se puede llegar a un diagnóstico:
- Por detección indirecta de patógenos – Las muestras de suero sanguíneo o de líquido abdominal tomadas por punción pueden utilizarse para medir el nivel de anticuerpos producidos por el sistema inmunitario mediante pruebas específicas (ELISA o inmunofluorescencia)
- Mediante la detección directa de patógenos – Utilizando una muestra de materia fecal, sangre o líquido abdominal se puede realizar un examen biológico molecular (RT-PCR, del inglés, reacción en cadena de la polimerasa en tiempo real) en un laboratorio veterinario. En el caso de gatos ya fallecidos, los granulomas pueden examinarse de forma patológica, el método más seguro de detección
- Por diagnóstico de laboratorio – Una disminución de los glóbulos rojos (eritrocitos), algunas células inmunes (por ejemplo, linfocitos y trombocitos) y la albúmina, así como el aumento de las concentraciones de proteína plasmática y fibrinógeno son signos de una PIF
Se trata de una enfermedad incurable. El tratamiento es sintomático a base de antiinflamatorios y estimulantes del apetito. Los estudios realizados no han demostrado ningún beneficio con antivirales. La diarrea y la fiebre en el contexto de una infección con el FECV pueden ser tratadas con medicamentos. Sin embargo, la peritonitis infecciosa felina no tiene tratamiento. Solo se pueden emplear medidas para mejorar la calidad de vida restante y la disminución de los dolores del gato. Si esto ya no es posible, se debe considerar el alivio del gato (eutanasia) bajo control veterinario.
Se recomiendan los tratamientos preventivos para evitar la expansión de la enfermedad. La vacunación sería el tratamiento de elección para prevenir el coronavirus felino, así como medidas higiénicas para evitar el contagio entre los gatos, entre las que destaca uso de varias bandejas de arena. Las siguientes medidas preventivas protegerán a tu gato de una infección por el coronavirus felino:
- Limpiar con regularidad el arenero, el comedero y el bebedero
- Evitar el estrés
- Examinar con frecuencia a las gatas preñadas y a las camadas y evitar siempre el contacto con gatos infectados
- Existe una vacuna contra el virus
Si tu gato ha estado durmiendo mucho, o está nervioso, o tiene otros síntomas graves es necesario acudir al veterinario.
De momento no hay pruebas científicas de que los gatos puedan transmitir el nuevo SARS-COVID 19 a los humanos. Si tu minino está bien, puedes continuar su vida normal, solo se recomienda que se respeten las medidas de higiene en el trato con animales domésticos, como lavarse las manos después de tocar al animal y limpiar con frecuencia los comederos y los areneros.
Dra. Carmen Báez Ruiz
drabaez1@hotmail.es