Editorial
El destino del país y de los mexicanos ha estado puesto a prueba de nuevo con la consulta nacional en la que cada uno, después de obligada reflexión y análisis, acudió a las casillas electorales para emitir sus votos dentro del sistema democrático por el que tanto batallaron nuestros antepasados del siglo precedente, visionarios promotores de la democracia que libraron dolorosas batallas por el logro de una vida colectiva en la que predomine la democracia y la justicia social.
La votación ha concluido días atrás. El turno ahora es de los recuentos y validación, mas la lucha continúa; muchas veces –lamentables todas ellas– con derramamiento de sangre en regiones donde aún prevalecen la marginación, la violencia y las mentes cerradas de avance social.
Si bien podemos afirmar que hemos avanzado como pueblo y país, debemos reconocer que una plena justicia social aún está fuera del alcance de sectores marginados y millones de conciudadanos.
Abusos y despojos contra campesinos, explotación bajo sistemas modernos a los obreros, abusos de poder donde surgen acciones de despojo, violencia, explotación, aún están en regiones y sectores de este México nuestro cuyo nombre se escribe con X que es cruz y calvario social.
Avanzamos sí, pero no todos, ni al mismo tiempo.
Nuestra diaria reflexión debe enfocarse a la búsqueda de otras acciones, gestiones, exigencias y luchas para superar los niveles de marginación y rezago acumulado, que deben ser parte de nuestra agenda de lucha cotidiana.
Erradicar la corrupción, procesar a los delincuentes de cuello blanco y a los saqueadores de la riqueza nacional, de los fondos públicos, debe ser parte de nuestra tarea inmediata y futura.
Estos días de junio de 2021, con la votación en proceso de calificación, pueden, si nos lo proponemos, ser las fechas de inicio de una nueva conciencia ciudadana.
El futuro de México estará en nuestra decisión depositada en esos millones de votos acumulados para renovar, con ese poder decisivo del pueblo, las condiciones de vida que ahora nos rodean, mas aún no nos satisfacen.
Uno a uno, millones de votos llegaron a las urnas electorales con nuestra voluntad de lograr un cambio verdadero.
Así sea.
