Editorial
De acuerdo con lo que dispone el calendario escolar vigente, al concluir esta semana se cierra el período vacacional concedido dentro de los programas educativos anuales. Esto obligará –a quererlo o no– el retorno de miles de vacacionistas a sus hogares, donde se tornará a las costumbres establecidas internamente por las familias, y oficialmente por los establecimientos del sistema educativo estatal: los niños a sus escuelas, los adultos a sus compromisos laborales.
El destino de playas favorito por estas recientes semanas será sustituido por el obligado retorno a los compromisos habituales.
Las pieles quemadas por el ardiente sol playero se cubrirán con los vestuarios ligeros de la moda en las casas o con los habituales de los sitios laborales, un tanto más serios y formales.
La economía de las zonas costeras de Yucatán, favorecidas por el flujo anual de visitantes, disminuirá un tanto por la ausencia de este turismo vacacional, al igual que las actividades normales –la pesca, la pequeña industria o las artesanías. Los predios rentados por los viajeros temporales recibirán limpieza y el mantenimiento necesario de parte de sus propietarios rentadores para las nuevas solicitudes de servicio que se irán dando.
Se normalizará poco a poco la economía costera, los diversos grupos laborales de esta zona retornarán a sus plazas para ejercer su función normal, cotidiana. Nuestros puertos retomarán su actividad total en pesquería, movimientos de carga y transporte, envíos, etc.
Como decimos en este nuestro Yucatán: las cosas volverán a sus espacios y tiempos de costumbre.
¡Bienvenidos a casa, Viajeros!
Que el merecido descanso les haya proporcionado renovadas energías.