Opinión
Adán Echeverría
El título debería ser «Cómo funcionan los grupos de derecha», pero la realidad es que me ha tocado ver que también aquellos grupos de izquierda (izquierdas y derechas, esos conceptos tan del siglo XIX), con el apoyo de las empresas de comunicación de todos los países, funcionan igual.
A inicios del siglo XX, el tema era decir que los «villanos» eran alcohólicos: Victoriano Huerta era un consumado alcohólico (uno de los principales comentadores de este hecho era justamente José Vasconcelos, retomado por Martín Luis Guzmán); por supuesto, el «héroe» Francisco Villa «jamás consumió alcohol, ni tabaco ni mariguana, corría todos los días, y andaba a caballo con una resistencia tal, que nadie de la División del Norte podría igualarlo.”
Note usted la payasada, la ficción con la que los «comunicadores e intelectuales» construyen los mitos: El malo es muy malo, el bueno es un semidiós.
En esa época, luego de la muerte de Lenin, Trotsky era el alcohólico para los estalinistas, y Stalin era un alcohólico para los trotskistas.
A la mitad del siglo XX, Fidel Castro era un super atleta que no consumía alcohol, solamente fumaba puros, que le caían muy bien. ¡Wow! El Ché Guevara tampoco consumía alcohol, ni fumaba, pues padecía asma; aunque algunos también señalaban que sí consumía cigarros y puros, a pesar del asma.
En México, Pascual Ortiz Rubio era un alcohólico irredento y, por supuesto, más actual es el Tomandante Borolas porque, a pesar de que quien inventó la historia al paso de los años se desdijera, se han publicado libros y miles de columnas sobre el alcoholismo de Felipe Calderón Hinojosa, las golpizas que le propinara a Margarita Zavala, su quién-sabe-si-todavía-esposa.
Como ya al alcoholismo no era suficiente, había que poner algo más para manifestar que los «villanos» de los opositores son muy muy malos, entonces es necesario que sean drogadictos… No, no, no, eso no alcanza: tiene que ser Narco.
Entonces todos los contrarios son narcos: Felipe Calderón es un narco gobernador, Zedillo tenía tratos con los narcos. ¡Claro que no!, dicen los contrarios: es Andrés quien es el jefe de los narcos. No importa que García Luna, mano derecha de Felipe Calderón, esté en la cárcel, o que no hay ninguna prueba de la relación de Andrés con los cárteles de la droga. Tiene que ser narco, tiene que ser, tiene que ser.
Entonces, desde luego, esa ralea de comunicadores que son super intelectuales dicen: «Ergo, Claudia Sheinbaum es narca.» ¿Leyeron ustedes el «ergo»? Si se apuntó un «ergo» es porque a huevo que es verdad todo, todito lo que dijo Anabel Hernández.
Como ya todos están hartos de que todos sean narcos y que nadie dispare los churros cuando hay fiesta, entonces nos damos cuenta que ya a nadie le importa qué tan narco es este o este otro «villanete» de la política.
Es por eso que el último grito de la moda toma fuerza: el hijo de Biden violaba niñas; se drogaba en la mismita Oficina Oval de la Casa Blanca. Ahora, de forma increíble, su padre lo ha indultado antes de dejar el poder.
Bill Clinton dejaba que su becaria «se bajara por los chescos» en dicha Oficina; pero Hillary Clinton es parte del «pizzagate», junto con los Obama y toda la alta cúpula de los demócratas. Recuerde usted que en su lenguaje encriptado, se ha planteado que las «pizzas» eran niñas menores de edad que eran conducidas a las fiestas de Hillary Clinton. Esto se encontró en los cientos de correos que se le incautaron a la Clinton. Resultado: Epstein «fue suicidado» en prisión, Diddy Combs se encuentra en prisión y existe el rumor de que «lo quieren suicidar» para que no salgan a la luz los nombres de todos los políticos –de los demócratas y republicanos– que asistían a las fiestas de Sean Combs.
De la misma forma, han acusado a Evo Morales de abusar de niñas menores de edad que asistían a sus mítines, que luego eran conducidas a sus habitaciones de hotel cuando el presidente lo solicitaba. A Martí Batres y a Sergio Mayer de disfrutar las fiestas de Naasón Joaquín García, quien está en la cárcel en Estados Unidos por violar y abusar de cientos de jovencitas en su malograda secta La Luz del Mundo.
Ahora, luego que la campaña de Narco Presidente no le hizo efecto a Andrés, menos aquello de decir que era alcohólico. Tampoco funcionó que dijeran que practicaba actos de Magia Negra en el Palacio Nacional (esto lo dijo el gran comunicador de México Pedro Ferriz de Con); entonces Elena Chávez (1963), la misma que escribió “El Rey del Cash”, publica en sus redes sociales que tiene a una testigo que logró escapar de un hotel al que la estaban conduciendo para que Andrés Manuel López Obrador abusara de ella, porque para Elena Chávez, “se ha documentado que son cientos de jovencitas las que desde el año 2000 han sido abusadas sexualmente por Andrés Manuel”. Todo esto lo dice sin mostrar un solo documento, una sola evidencia.
Era evidente que el máximo enemigo de aquellos que perdieron sus privilegios en México tuviera que pasar por la evolución total del pensamiento mágico de los comunicadores que perdieron sus «apapachos»: alcohólico, brujo del palacio, narco presidente y ahora consumado abusador sexual de jovencitas.
Es evidente cómo funcionan en todos los países las estrategias de comunicación de las empresas dedicadas a vender periódicos, programas de radio y televisión.
Así han logrado doblegar a Pedro Castillo, presidente legítimo de Perú, hoy en prisión; a Evo Morales, ex presidente de Bolivia, hoy con una orden de arresto liberada en su país; de Milei dicen que se acuesta con su hermana (sí, mis lectores, esto lo dicen, sin pruebas, los comunicadores llamados «de izquierda»).
Mucho cuidado con sus lecturas, compañeros; mucho cuidado con leer apenas a un puñado y no documentarse más.