Ed y Lorraine Warren se hicieron de una gran reputación ante las autoridades eclesiásticas por su investigación de numerosos casos de supuesta intervención demoniaca a lo largo de sus vidas. En tiempos en los que la Iglesia no podía ayudar a sus feligreses directamente sin una confirmación previa – para no abrir la puerta a posibles casos de charlatanes que pudieran exponerla–, los esposos Warren fungieron como interventores y validadores, en ocasiones solucionando ellos los casos, y en otros informando de la veracidad de ellos a sus patrocinadores, para que entonces los sacerdotes ayudaran a sus feligreses.
Los Warren, de los cuales únicamente sobrevive Lorraine en estos días, estuvieron seguros de que el Mal existía, y sentían que era su obligación ayudar a aquellos que vivían aquejados por sus manifestaciones. Uno de sus capítulos es relatado ahora, uno que fue famoso en la Gran Bretaña de 1977, altamente documentado e investigado por parapsicólogos connotados en esa época: el caso de Enfield. Para aquellos lectores que deseen informarse más sobre este caso, en youtube hay una muy completa biblioteca del caso, incluyendo las grabaciones originales de “Billy”, la entidad que aquejó a la familia Hodgson, en particular a Janet.
El caso de Enfield es famoso por la división que creó entre los investigadores: para unos era un claro caso de poltergeist, para otros no eran más que patrañas inventadas por Janet (interpretada muy bien por Madison Wolfe) y su hermana Margaret. Lo que vemos en pantalla es lo que vivieron los Warren durante su investigación de ese caso, en los últimos días de 1977.
Iniciando con la investigación que hicieron los Warren del famoso caso de Amytiville, el joven director James Wan recrea la vida en aquellos días en Gran Bretaña, mostrándonos a Peggy Hodgson, recientemente abandonada por su marido – que se fue con toda la música a otra parte, literalmente: se llevó consigo toda la colección discográfica de la familia – mientras trata de sobrevivir con sus cuatro hijos: Margaret (13), Janet (11), Johnny (10) y Billy (7), los cuales tienen vidas normales, hasta que las manifestaciones se presentan.
James Wan es famoso por Saw (El Juego del Miedo) y por Insidious (La Noche del Demonio), y también filmó la primera de estas historias de los Warren: El Conjuro. En esta segunda entrega, el director mezcla adecuadamente los sobresaltos con la tensión, lentamente avanzando la historia hasta el clímax, entrelazando la narrativa con aspectos de la vida diaria de los Warren, mostrándonos la manera en que también ellos eran acosados y cómo acudían a ellos por ayuda, a pesar de que estos episodios tenían secuelas que solo ellos conocieron. Si bien en la primera parte de las historias de los Warren fue Lorraine (Vera Farmiga) quien predominaba en las escenas, en El Conjuro 2 es Ed (Patrick Wilson) quien juega el rol preponderante, mostrándonos su entereza y su gran deseo por ayudar.
Con una duración de poco más de dos horas, debo asentar que este filme de James Wan no pretende escandalizar usando el gore como elemento de principal – algo que muchos directores modernos buscan incesantemente, ¿verdad, Eli Roth? – sino que, y por eso aplaudo y recomiendo ampliamente este capítulo – porque al parecer hay otros cinco grandes casos de los Warren que aún pudieran ser llevados a la pantalla –, el mérito de su director es el manejo tensional al que nos somete a través de la lente, de las tomas y, ciertamente, a través de la atmósfera que logra crear.
El Conjuro 2 promete varios sobresaltos y tensión, convirtiéndose en una saludable inyección de adrenalina a nuestro organismo. Es difícil aburrirse en una película así, la verdad. Salí de la función muy gratamente satisfecho, acompañado de mi xtup que me invitó a ir con él.
Aikir (Dehesa dixit).
Gerardo Saviola