Introducción
Juan José Caamal
Dentro de las ricas tradiciones e historias orales que persisten gracias a la fabulosa memoria de abuelas y abuelos radica la razón de ser de la presente historia.
Relato que fascinó a quien escuchó y ahora reelabora al trasladarlo en tinta sobre el papel.
Leyendas que fueron narrados a las nietas y nietos bajo la sombra de un Pich, junto al fogón o en la orilla de la hamaca, mientras se pierden en el laberinto de los sueños o en el delirante insomnio que solo es vencido por el cansancio de un día intenso de juegos y travesuras.
Presento hoy a Ángela. Acompaño su inicial andar en la senda de la escritura.
Esta historia, por sencilla y simple que parezca, se hunde en las raíces del relato oral familiar, el sucedido real y la investigación.
Pienso en la posibilidad de su oficio: nómada recolectora de historias de luz y polvo que han dejado quien o quienes le antecedieron.
Pienso y recuerdo su mirada infantil, detenida, escuchando con los ojos, escrutando en el universo la musicalidad de lo eterno. Observando con los oídos el momento en que se rasga la vocación y el sentido de la estancia efímera en la existencia, la lucha porque se guarde algo en la memoria del crono.
Lo que leeremos es una semilla. Una gramínea. Faltará la lluvia del tiempo que no veremos. El culto al trabajo. La espera que no nos alcanza.
Antecedentes compilatorios sobre los sucedidos en sendas, vestigios o “ruinas” en la visión de los actuales pobladores yucatecos hay y sobran en nuestra rica oralidad peninsular. Todo es cuestión de saber escuchar, guardar y dar a conocer.
Una vez más, suelto su pequeña mano. Avanza, queda la huella, esta sí: profunda y bien delineada de su incipiente andar.
El presente escrito se publicó en este enlace: https://universodeletras.unam.mx/2021/10/alux-del-mayab/
Alux del mayab
Por Angela Caamal (*)
Chan pal te llaman los campesinos de Acanceh.
Travieso y malévolo,
se escabullen en las ruinas y montes de Acanceh para hacer su propio lío.
De alpargatas y sombrero deambulas con tu perro maya.
Lanzas piedras y escondes cosas adentro de las casas.
A los durmientes les zamarreas su hamaca para despertarlos con temor.
Robas ganado.
Robas niños.
Solemnidad y oscuridad cuando te robaste a mi niño…
Igual que tú, mi niño andaba por las ruinas de Acanceh
Travieso pero tranquilo
Tres años sin saber de él, hasta que lo encontré.
Una noche en medio de la oscuridad escuché a los perros ladrar,
ese es el signo de la penumbra.
Te vi y te seguí hasta la ruina de Acanceh.
Chan pal, tenías que ser…
Tres años ya habían pasado
Mi niño, asustado y dominado por ti.
Él, irreconocible;
Tú, travieso y malévolo,
Me dejaste a mi niño mal y sin recordar nada.
Me lo dejaste loco, loco y loco a la fecha…
Glosario
Chan Pal – travieso niño
(*) Ángela Caamal España. Nací el 31 de octubre de 2001 en la Ciudad de Mérida, Yucatán. Actualmente estoy cursando tercer semestre en la Facultad de Ciencias Antropológicas en la licenciatura de Comunicación Social, vinculada a la UADY. Mi afición es la fotografía, pero sin duda lo mío es escribir artículos y sentimientos.
(Fotografía, Ángela Caamal. Octubre de 2020)