Catecismos, Convicciones Liberales y Desventuras Amorosas
El siglo XIX mexicano, que hoy nos parece tan distante y ajeno, guarda en sus arcones más que el recuerdo de un pasado volátil. Quien esté dispuesto a escudriñar entre sus registros hallará mucho más que fuentes de información, pues junto con ellas pueden aflorar motivos de deleite y de aprendizaje perdurable. Pero es preciso mirarlo sin anteponer los prejuicios típicos de quien cree visitar únicamente rescoldos arcaicos, carentes de significación para la vida actual.
Los autores de esa centuria se dieron a la tarea de proponer una literatura nacional que recogiera los problemas que acuciaban a la sociedad de su tiempo, Entre los muchos ejemplos que pueden citarse en este aspecto, la obra de Nicolás Pizarro Suárez (1830-1895), nacido en la capital de la república, merece ser apreciada y difundida.
Fueron muchos los textos que publicó; uno de ellos, con una intención más bien didáctica, fue el Catecismo político-constitucional, que en 1867 editó la imprenta de Ignacio Cumplido y que alcanzó una amplia circulación porque el presidente Benito Juárez decretó su obligatoriedad en las escuelas públicas del país. En él, Pizarro explicó la Constitución de 1857 de una manera sencilla y eficaz. En Mérida se hizo otra edición al año siguiente. En Campeche apareció una más, arreglada por Tomás Aznar Barbachano, quien cotejó en ella tres constituciones: la Federal, la del vecino estado y la de Yucatán. Pizarro también escribió un Catecismo de moral, que dio a la imprenta en 1868.
El método de referir mediante catecismos los conceptos fundamentales de numerosas materias se aplicó con frecuencia en esos años, porque valiéndose de preguntas y respuestas se ofrecía una visión panorámica de los contenidos en cuestión. Así, el Catecismo de la doctrina cristiana de Gerónimo de Ripalda fue muy conocido. En el plano local, el presbítero Crescencio Carrillo y Ancona hizo un Catecismo de historia y de geografía de Yucatán (1880), que también tuvo uso en los planteles educativos. Los catecismos de Pizarro fueron incluidos en el índice de libros prohibidos por la Iglesia católica para preservar su influencia social.
Pizarro fue también autor de novelas, dos de ellas aparecidas en 1861. El monedero alude a la fundación de La Nueva Filadelfia, una comunidad organizada bajo los principios del socialismo utópico, al estilo de Charles Fourier. La coqueta narra el desencuentro de dos medios hermanos que se enamoran de la misma mujer, quien con facilidad somete a muchos hombres en la admiración de sus encantos, y sin embargo reflexiona con lucidez sobre la condición femenina en una sociedad en la que los juicios predominantes favorecen a los varones apuntalando su supremacía.
La trama de La coqueta lleva como referencia de fondo la llegada del presidente Juárez a Veracruz en compañía de su gabinete itinerante en mayo de 1858, durante la Guerra de Reforma. Un punto más de interés es la intervención de un personaje histórico que expone su visión equilibrada de los acontecimientos políticos de la época y de las desventuras amorosas que se despliegan en la novela. Se trata de Juan Díaz Covarrubias, médico, novelista y poeta que fue ejecutado junto con otros diecinueve jóvenes en Tacubaya el 11 de abril de 1859, en uno de los múltiples abusos perpetrados por las fuerzas del conservadurismo de ese entonces.
De El monedero existe una edición crítica, debida a Carlomagno Sol Tlachi, del Instituto de Investigaciones Lingüístico-Literarias de la Universidad Veracruzana, que ésta incluyó en su colección “Clásicos Mexicanos” en 2012. En la bibliografía de Pizarro figura también el Libro espírita para niños y adultos de primera enseñanza (1879), cuyo solo título nos recuerda que el espiritismo fue un movimiento que se propagó entre los grupos ilustrados de México y de otros países en el último tercio del siglo antepasado. Como puede observarse, entre la variedad de temas que abordó este autor destacó el propósito de encontrar nuevas formas de mejoramiento social con el impulso de los valores modernos.
José Juan Cervera