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Carnavales Cubanos

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Atisbando en los Recuerdos

Una carroza principios de siglo XX. Archivo Elcoro.

JOSÉ RUIZ ELCORO & ALFONSO HIRAM GARCÍA ACOSTA

“Hola Hiram: Te enviaré algunas fotos inéditas de carnavales cubanos. Imagino que en algún Carnaval de Cuba habrás estado. Antes de la Revolución siempre eran en el mes de febrero. Después del 59 los cambiaron para el mes de julioTe enviaré algunas fotos inéditas de carnavales cubanos.”

Carroza de la Cervecería Polar en 1950.  Archivo Elcoro.

 Capturadas las imágenes fotográficas, enviadas algunas con pie de foto, por el volumen enviado seleccionaré las que me parezcan apropiadas al texto escrito. En tantas ocasiones he visitado la Isla y, a pesar de las referencias de los carnavales de Oriente (Santiago de Cuba, Manzanillo y Guantánamo, nunca coincidí en Oriente con ninguno de ellos). En la Casa de la Trova “Pepe Sánchez” me platicaron de ellos y sus diferencias con los de La Habana. El único recuerdo que conservo es de mi primera novia, cuando fue Reina del Carnaval de su escuela en Manzanillo, se llama Mercy Elena Fernández Moro y radica en Nueva York, pero no sé de ella; será para análisis posterior.

El tradicional Carnaval de La Habana, considerada la mayor fiesta popular de la capital cubana, retornará este verano tras un bienio de pausa impuesta por la pandemia.

Este festejo, que habitualmente se celebra todos los años, regresará durante dos fines de semana del próximo agosto dentro de un programa cultural recién anunciado por el Gobierno de la Provincia La Habana, tras declarar el control de la covid-19 y relajar las restricciones sanitarias, según publicaron este domingo medios estatales.

El Malecón será nuevamente el escenario principal del Carnaval habanero, donde se instalarán tablados para actuaciones de grupos de danza y de música, y animadores de los festejos.

Ese extenso muro con vista al mar que bordea la bahía habanera rodea las principales avenidas sede de las celebraciones y los típicos desfiles de carrozas –aquí les llamamos Carros Alegóricos– y comparsas.

Los espectadores podrán encontrar orquestas de música popular bailable en puntos como la Piragua, las avenidas Paseo y de Los Presidentes, así como en los jardines del Club 1830, informó esta semana la coordinadora de Objetivos y Programas del Gobierno de la Habana, Tatiana Viera, citada por medios estatales.

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El Carnaval de La Habana ofrece conciertos de música bailable donde se mezclan salsa, conga, timba y también los bailes urbanos.

Esta vez se rescatará el «Bautizo de las farolas», una ceremonia carnavalesca olvidada en los últimos tiempos y que en esta ocasión realizarán las siete comparsas tradicionales de La Habana: Los Dandys de Belén, El Alacrán, La Jardinera, Los Marqueses de Atarés, Los Componedores de Batea, Las Bolleras y Villa San Cristóbal.

Durante el carnaval se presentará el disco «Congas«, un fonograma que recoge por vez primera la sonoridad de las comparsas y conjuntos musicales protagonistas de estas fiestas.

Para el regreso de este espectáculo cultural también se han anunciado premios para los piquetes musicales ganadores del concurso «Carnavalero soy» y un carnaval dedicado a los niños que será el colofón de las actividades de la etapa veraniega el 30 de agosto.

Carnaval en La Habana en 1950. Archivo AHGA.

Las fiestas tradicionales cubanas por excelencia son los Carnavales, las charangas, las parrandas, las fiestas campesinas y las patronales de acuerdo al costumbrismo antillano. Los primeros tambores africanos se escucharon en Cuba desde el siglo XVI durante ciertas fiestas, como la del Día de Reyes y la de Carnestolendas o Carnaval, ya que su uso estaba restringido al ámbito de sociedades de ayuda mutua, llamadas Cabildos de Nación, donde se permitía a los esclavos y sus descendientes reunirse para cultivar su cultura y religión.

La música y la danza del Carnaval cubano fue siempre muy popular en Cuba, y ha ejercido una importante influencia en otros géneros de la música cubana, tal como la Conga de Salón y el ritmo Mozambique. La Conga cubana ha trascendido las fronteras nacionales para convertirse en uno de los más conocidos y apreciados géneros de la música cubana en el extranjero, como las famosas Congas de salón de finales de los años treinta y principios de los cuarenta Bim Bam Bum, de Rafael Hernández y Uno dos y tres, de Rafael Ortiz, la que más tarde se hizo popular en inglés como: One, two, three, Kick!.  ​Más recientemente, en 1985, la famosa Conga del grupo cubanoamericano Miami Sound Machine, desencadenó un verdadero furor en los Estados Unidos y alrededor del mundo. Su éxito solamente puede ser comparado a la popularidad que alcanzó la Conga de Salón en los Estados Unidos y Europa durante los años treinta, o a las líneas de Conga popularizadas por Desi Arnaz en los años cincuenta.

Las agrupaciones instrumentales del Carnaval Cubano suelen ser muy variadas; pero, aun así, es posible determinar ciertos patrones en cuanto a los conjuntos instrumentales utilizados en La Habana y Santiago de Cuba, los cuales difieren significativamente.

Así describió Urgeliers León el formato instrumental básico de la comparsa habanera: “…En otras zonas de la población quedaban otros grupos instrumentales como el de las comparsas, integrados por una Conga, una tumbadora y un quinto, una caja de redoblante (sin las cuerdas de resonancia), un cencerro doble o jimagua, un bombo o dos sartenes clavadas en un cajón o sobre un tablero. Este equipo podía ampliarse con otras tumbadoras y una o más trompetas.

En las ComparsasCongas Santiagueras se utilizan varios tambores bimembranófonos ejecutados con una baqueta: un requinto, tres Congas (sin relación alguna con la tumbadora o Conga habanera), las cuales se subdividen en dos redoblantes o galletas, y un pilón. También son utilizados varios tambores membranófonos (de forma cónica con un solo parche tocados con las palmas de las manos) llamados bocúes. Los tambores son complementados con tres idiófonos metálicos percutidos (confeccionados a partir de tamboras de automóviles desechados), los cuales son seleccionados de acuerdo a su sonoridad.

Los instrumentos de viento están representados por el penetrante sonido de la corneta china, instrumento de lengüeta doble que fue insertado en las Congas santiagueras en 1915, y que siempre realiza el llamado inicial para comenzar a arrollar, que es como se denomina al estilo danzario de la Conga, caracterizado por una forma peculiar de marcha rítmica, arrastrando los pies y moviendo las caderas y los hombros al compás de la música.

Una comparsa en la Prologación de Prado, frente al Capitolio Cubano.

El estilo musical de la Conga habanera es distinto del de la Conga santiaguera, y quizás el elemento que más diferencia a estos estilos es un peculiar acento rítmico dentro del compás de cuatro por cuatro, que es ejecutado en el bombo habanero o en la conga (tambor) santiaguera respectivamente.

En el caso del estilo habanero, este acento cae sobre una nota sincopada en el tercer tiempo del compás, configurando un patrón rítmico ampliamente conocido.

En la Conga santiaguera se acentúan más los tiempos fuertes del compás, induciendo de esa manera a una poderosa sensación de impulso, que incita a mover los pies junto con la pulsación rítmica. En este caso, el acento del tambor se produce entre el cuarto tiempo y el primero de siguiente compás.

Vuelve el Carnaval Habanero, con su ritmo y su música contagiosa, después de la pandemia. Archivo AHGA.

Al inicio de la guerra de Independencia, en 1895, las autoridades coloniales suspendieron todas las actividades carnavalescas indefinidamente, y esa prohibición se mantuvo en efecto hasta la conclusión de las hostilidades a principios del siglo XX.

El alcalde de La Habana, Carlos de La Torre, reinstauró las festividades de Carnaval oficialmente en 1902. La masiva participación de la población de origen africano en la guerra de independencia dio como resultado una mayor integración del afro-cubano a las actividades de la sociedad, y propició que su participación en el Carnaval fuera más amplia durante los primeros años de la República. Por primera vez los negros cubanos fueron autorizados a ejecutar su música y sus danzas junto a las comparsas de blancos como El Alacrán, los carros modelo T cubiertos de flores y las carrozas.

Desde 1902, las autoridades municipales comenzaron de nuevo a regular estrictamente la organización de las procesiones de carnaval, mostrando preferencia por los carros ornamentados, las carrozas, las bandas militares, y la presentación del Rey y la Reina, en detrimento de las manifestaciones de origen afro-cubano como la comparsa y la Conga, y hacia 1916 la supresión de los grupos de comparsa en La Habana fue casi total. ​ Debido a que durante el período de entre los años mil novecientos y mil novecientos diez, los espectáculos carnavalescos habían atraído a miles de visitantes extranjeros a la capital cada primavera, finalmente en 1937, las autoridades de la ciudad tomaron la decisión de reautorizar las comparsas en los paseos de carnaval.

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El Carnaval en Ciudad Real a principios del siglo anterior. Archivo AHGA.

En 1937, las comparsas comenzaron a participar permanentemente en los Carnavales habaneros, desfilando a través del Paseo del Prado con sus distintivas coreografías, bailes y canciones. Estos grupos incluían El Alacrán, de la barriada del Cerro, Los Marqueses de Atarés, Las Boyeras de Los Sitios, Los Dandys de Belén, La Sultana de Colón, Las Jardineras de Jesús María, Los Componedoras de Batea de Cayo Hueso, El Príncipe del Raj de Marte, Las Mexicanas de Dragones, Los Moros Azules de Guanabacoa, El Barracón de Pueblo Nuevo y Los Guaracheros de Regla –el primer puerto que toqué en Cuba en 1951, antes de La Habana.

“Calle Ancha”, comparsa carnavalesca de principios del siglo XX. Archivo AHGA.

Celebrados en el mes de julio, los Carnavales de Santiago de Cuba y otros pueblos orientales poseían sus propias características. En vez de encontrarse reducidas a ciertas calles y plazas como en la capital, las comparsas santiagueras se extendían a toda la ciudad y la población participaba más activamente en ellas. El estilo y el carácter de la música y la danza eran también diferentes.

Poco después de 1959, las autoridades revolucionarias cambiaron la celebración de los carnavales de febrero y marzo al 26 de julio. En principio se realizó ese cambio para no interrumpir la cosecha de la caña en 1979, pero lo mantuvieron más tarde con el propósito de celebrar el triunfo del socialismo. Entre los años de 1990 y 1995 se realizaron aisladas representaciones, las cuales estuvieron ligadas a eventos políticos. Estas incluyeron algunos grupos que salieron a la calle en noviembre de 1993 para celebrar el aniversario de los CDR –Comités de Defensa Revolucionaria (a los cuales asistí en Sancti Spíritus al coincidir con la selección de tríos, que participarían en el Festival Internacional de Tríos “Cantares de América” en Guantánamo). Finalmente, en un intento por atraer mayor cantidad de turistas, el gobierno autorizó de nuevo una modesta celebración de carnaval precediendo a la celebración de la Cuaresma, en vez de en julio como se hacía anteriormente.

Una foto de colección de la fiesta popular del Carnaval de La Habana.

Este año al finalizar la pandemia, las autoridades de salud, determinaron que en agosto del 2022, vuelvan de Prado hasta el malecón y de ahí a las avenidas Presidentes y por la puerta de mi casa en La Habana, en la Av, Paseo del Vedado, serán pistas de baile por su amplio camellón. Espero poder asistir a estas fiestas del Caribe en la Antilla Mayor.  Abur.

Fuentes

El Carnaval de La Habana regresa este verano tras la pausa de la pandemia – SWI swissinfo.ch

Carnaval cubano – Wikipedia, la enciclopedia libre

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