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Carlos Duarte Moreno y Notas Discordantes

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Letras

Don Carlos Duarte Moreno

ALFONSO HIRAM GARCÍA ACOSTA

La semana anterior leí, como todas las semanas, la colaboración de un compañero de letras, José Juan Cervera, bajo el título de “Notas Discordantes”.

Me transportó a mi juventud universitaria, agolpándose en mi memoria los momentos de una época inolvidable.

Recuerda José Juan a varios de los directores del Diario del Sureste, a quienes conocimos y tratamos los que en los años cincuenta fuimos socios fundadores de la APEY (Asociación Periodística Estudiantil Yucateca) conformando periódicos y/o revistas de corte literario y periodístico en escuelas secundarias, normales y facultades de nuestra Universidad Nacional del Sureste de ese entonces.

José Juan maneja con gran calidad literaria conceptos sobre diferencias sociales y de pensamiento de los escritores y personalidades del Diario en esa época, la anterior a nuestra generación.

Fuimos un grupo afortunado al contar con la amistad y el consejo profesional de gigantes del periodismo del siglo anterior, entre ellos Don Carlos Duarte Moreno, poeta y periodista distinguido que nos ofreció su amistad y consejo, e incluso podríamos decir que tutoría literaria y artística, a quien José Juan Cervera describe magistralmente.

Esta columna la dedicaré a ese personaje tan especial que fue Don Carlos Duarte Moreno, agradeciendo a José Juan su escrito que me hizo recordar a un personaje inolvidable.

Carlos Duarte Moreno nace en esta ciudad de Mérida el 15 de septiembre de 1900, falleciendo en la Ciudad de México el 22 de abril de 1969. Don Carlos fue un escritor notable, poeta, posiblemente el poeta yucateco más laureado a nivel nacional en su época, dramaturgo, compositor y político mexicano. Fue hijo de Delio Moreno Cantón, aunque llevó como primer apellido el de su madre, Virginia Duarte.

Don Carlos fue amigo de mi padre, hermano de logia masónica. En el año 36 ambos coincidieron en la Ciudad de México, en las calles de Granada, donde aprendimos a caminar su hijo Carlos y el que escribe. Posteriormente, coincidimos en la ciudad de Mérida de Yucatán; su hijo Carlos fue miembro fundador de la APEY. En el libro “Crónicas de la APEY, Una generación trascendente” aparece en las biografías sintéticas. Carlos hijo y yo siempre recordamos nuestra niñez en el Distrito Federal de esa época, y nuestra juventud en el medio cultural y artístico.

Cuando apunté que Don Carlos fue promotor artístico, debo decir que lo conocí en esa rama, pues fui su alumno como actor del GYDET, Grupo Yucateco de Experimentación Teatral. Fue director del Diario del Sureste, nuestro consejero. Leíamos su columna “Caminando por las Calles”.

Con el pasar de los años –en esta era virtual del Diario del Sureste, acumulé trabajos al caminar por las calles del mundo y le dediqué ese libro que titulé “Caminando por las calles” (330 páginas).

Su domicilio en la Col. García Ginerés era visitado por algunos de nosotros: Luis Alvarado. Juan José Morales, Adonay cetina, Luis F. Ortiz Martínez. Cenábamos con él espagueti, ensalada y vino de fruta que él mismo preparaba en su casa. Carlos hijo, su esposa y Margarita, su segunda hija, eran los oferentes. Su plática sobre cualquier tópico, por su calidad oratoria y conocimientos generales, siempre era insuperable.

Considero que el mejor de los de los poetas alumnos fue Luis Felipe Ortiz Martínez, por algunas similitudes de estilo y filosofía política. Entre Juan José Morales, Raúl Renán, Raúl Cáceres Carenzo, Luis Alvarado Alonzo, Adonay Cetina y el que escribe, hay muchas flores naturales estatales y nacionales, medallas y constancias de nuestra vocación poética y periodística, laudos ganados a nivel local, nacional e internacional, como constancia de haber sido una generación trascendente.

De Carlos Duarte solo puedo agregar que, como cantilenista, hizo una magnífica dupla con José Domínguez Saldívar, más conocido en México y Cuba como “Pepe” Domínguez. Carlos Duarte y Pepe Domínguez se refugiaron en Cuba muchos años. Como cantilenista dejó obras y poemas musicalizados por “Pepe” Domínguez, entre ellos “Aires del Mayab”, “Manos de Armiño”, “Granito de Sal”, y “Manzanita”.

A Rubén Darío Herrera le aportó los versos de “Boca Loca”, todas canciones cantadas por los trovadores yucatecos hasta la fecha.

En Cuba se estrenó una canción símbolo de nuestra tierra a ritmo de huapango sobre un poema de Duarte Moreno, “A mi tierra”, un 26 de febrero de 1936, en el teatro Campoamor de La Habana. No puedo olvidar la fecha del estreno: ese día nací. Ha sido un éxito en ambos países, aunque en México se le conoce como “Aires del Mayab”, un poema descriptivo de esta tierra de los mayas. “Albarradas blancas / brocal de los pozos / caitas de paja / de la tierra mía…”

Duarte Moreno se casó con una cubana, madre de su hijo Carlos, el cual siempre firmó Carlos Duarte Moreno, hijo; al fallecer su padre, firmó Carlos Duarte Moreno Montes de Oca. Creo que de la APEY solo quedamos tres sobrevivientes: el L.M. Edgardo Salazar Salazar; el C, P. Luis Alvarado Alonzo y yo, Ing. Alfonso Hiram García Acosta.

Una fotografía del “Album de los Recuerdos”, de izq. a der.: Luis Alvarado Alonzo; Luis Felipe Peraza Lizarraga, el maestro Lic. Gustavo Arcudia; Carlos Duarte Moreno, hijo; José Adonay Cetina Sierra, Roberto Peniche Aguilar; y al último Luis H. Marín Manrique, que falleció este año y se tituló como médico, radicando en Chemax.

Nuestro agradecimiento al escritor José Juan Cervera por evocar a un Maestro de la poesía que nos daba clase en la cafetería del Teatro “José Peón Contreras”.

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