RODOLFO DE LA FUENTE ESCALONA
En Cuba, como en otros países, existe una añeja tradición de la caricatura, casi siempre vinculada a temas políticos y sociales, aunque también al costumbrismo (que es social). Se fija el 1848 como inicio de esa tradición, con una hoja o volante que se atribuye a Cirilo Villaverde.
Los dibujos y pinturas de Landaluze, en el período colonial, son inapreciables momentos de las costumbres habaneras en las que, aunque algunos les atribuyan ironía, veo ternura y simpatía.
Ya en la República, el personaje de Liborio llenó muchas páginas, así como las hermosas caricaturas y dibujos de mi coterráneo Andrés García en la revista Carteles, y Massager en la fina revista Social.
Escribo de memoria y puede que se me olvidé alguno, pero tras 1959 surgen muchos y buenos caricaturistas, como el decano Aristides, Ajubel y otros.
Es de notar que en Cuba, con un gobierno tan dado a la ¨unicidad¨ y al unanimismo y al que le pone nervioso la pluralidad, existieron dos publicaciones humorísticas nacionales, aparte de las provinciales. Y es que siempre ha habido dos tipos de humor: Uno elemental, directo, sin segundas lecturas, explícito, como el de Palante, y otro más elaborado e intelectual, por así decirlo, como el del DeDeTe.
La caricatura política y de personajes de la política se empobreció a partir de la mitad de los años 60. Fue Ajubel quien ¨osó¨, allá a comienzos de los 80, publicar (¡y en primera página del DeDeTe, aunque estaba firmada por ¨El Colectivo¨!) una caricatura enorme de Fidel Castro que conmocionó y puso a correr a burócratas ideológicos y demás fauna anexa.
Recuerdo que, cuando vi a Ajubel poco después, le pregunté que cómo había sido ese Gol. Me dijo: “Nada, socio: imprimimos el número y lo llevamos al partido. Allí se dispararon las alarmas y el corre corre, y preguntaban: ¨¿Pero quién autorizó esto?. ¨Nadie¨, les dijo el flaco. ¨Eso no lo puede autorizar nadie¨.
Parece que el asunto le hizo gracia al caricaturizado pues, a pesar de los comentarios en pro y en contra, no ¨pasó nada¨ con los artistas.
Pero, volviendo a la historia, hay uno ya casi olvidado y que fue sensacional: Hernán H. Aquí copio una de sus tiras. Se explican por sí mismas. Fueras de serie.
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Nota
La tira de Hernán H. que describe Rodolfo de la Fuente vino encriptada en YouTube, pero rescaté en Google la caricatura de Fidel Castro que armó el revuelo político. Me permití ilustrar el artículo con trabajos de otros moneros que conocí en Cuba, en el Museo del Humor, en San Antonio de los Baños, cuando lo dirigía Evelio Arando, en los años noventa.
ALFONSO HIRAM GARCÍA ACOSTA