60 años de Artista
Siempre me he preguntado qué se necesita para ser actor, si se nace o se hace… Creo que en el caso en turno convergen ambas cosas con algo adicional: para ser actor de un público delicado y exigente como lo son los niños existe aún más responsabilidad que la que conlleva ser “solo” actor.
Ser payasito ha de ser un decreto celestial, dada la responsabilidad que representa ser el imán de un alma pura, inocente y espontánea como la de un niño.
Esta semana asistí a una función especialmente emotiva, en un teatro repleto de emoción. Fue como si asistiera al cumpleaños de un amigo de la infancia al que no podía faltar; en lugar de pastel, hubo numerosos regalos del público, incluso una réplica de Caramelo que una seguidora le llevó hasta el escenario.
Fue una fiesta en reconocimiento a la trayectoria de ¡60 años! del payasito Caramelo, que actúa desde hace muchos años, en compañía de su hijo Chupirul, en Tele Yucatán, recientemente en El show de Chupirul y Caramelo.
Para entrar al teatro y disfrutar de un programa especial, los seguidores empezaron a llegar dos horas antes del inicio; varias personas llevaban playeras impresas con la imagen del payasito Caramelo.
Una hora antes de las ocho, la fila de familias que pacientemente esperaba la hora de entrada llegaba hasta la calle 59. Observé niños, abuelitos y abuelitas entusiastas que sus familias llevaron, papás con niños en brazos, jóvenes, familias enteras. No faltó quien a esa hora buscaba un boleto, nadie se quería perder el espectáculo -nadie se quedó fuera-. Todos querían disfrutar una velada con algo cada vez más escaso en nuestro medio: una presentación completamente familiar.
Bajo el ambiente de un circo –contando con la actuación de un mago y un contorsionista, típicos de las carpas en las que los payasitos Chupirul y Caramelo empezaron su carrera (el circo de los Hermanos Meza) –, en punto de las 8:00 de la noche se hizo una dedicación especial al Tío Salim: su nieto Matías representó el papel de Caramelín, recreando sus inicios de niño en el circo propiedad de don Rubén Meza, papá de Caramelo cuyo nombre de payasito era “Cara sucia”.
Los numerosos invitados especiales de esta pareja de payasitos no se hicieron de rogar: muchos de sus colegas artistas estuvieron presentes para expresar su cariño a Caramelo, entre ellos la Tía Chayo, Dzereco y Nohoch, Don Chelín, Dominga Dzipiris (hija del inmortal Héctor Herrera “Cholo”), el Payaso Bolitas, además de La Prima y La Pawi, destacadas locutoras de radio.
El espectáculo de hora y media pasó volando. La actuación de Caramelo cantando “El Blues de la flojera” acompañado de los Payasos Rock, con Felipe Gil en los teclados, Jorge Cervera en la batería, Soe Heyser en el bajo y Manguín en la guitarra puso el toque musical al ambiente que precedió a Chupirul cantando un rock pesado al interpretar “Bañador de Lechonas”.
Fue una noche de reconocimiento sincero a un verdadero artista –junto a Chupirul, su compañero de aventuras e hijo– que dejó un grato sabor de boca a las numerosas familias que acudieron en masa a disfrutar un espectáculo, insisto, completamente familiar, como pocos se pueden disfrutar en estos tiempos.
Dios nos conceda vida para continuar gozando de esta pareja de payasitos que dignifican el arte de hacer reír en familia.
Abrazo a José Rubén Meza Manzanilla y Rubén Meza Jiménez.
Dios los bendiga.
C.C. ARIEL LÓPEZ TEJERO