Atisbando en la Memoria
ALFONSO HIRAM GARCÍA ACOSTA
Revisando mi biblioteca, encontré un ensayo poético de 32 cuartillas, con un glosario de nuestra lengua maya que preparé para los que desconocen esta antigua lengua, que cada día se habla menos y que en unos 20 años se puede perder, desapareciendo como el latín, que ya no se practica ni se estudia.
Este poema lo entregábamos escrito a máquina –la cual conservo, pues mis bisnietas nunca habían visto una. Canto a Calkiní fue el poema ganador del primer lugar, premiado con una flor natural, en el concurso de poesía efectuado en Mérida, Yucatán en el año de 1959. Lo edité años después, la impresión y grabados ya fue en una copiadora a una sola cara, para repartir entre mis amistades y talleres literarios a los cuales pertenecía o era invitado. Con tal motivo, pedí al Antropólogo, Master y Doctor en Medicina, Arturo Erosa Barbachano, me lo prologara, lo cual hizo por la amistad que nos unía en Charlas de Café y al Dr. Alfredo González Tamayo.
Al volver a leer su semblanza histórica sobre el origen de las mayas, la descendencia de los Mayanos de la India, la descendencia mongólica de la misma y su peregrinar desde la época de la glaciación polar y el recorrido de los vestigios que aún nos quedan de sus edificaciones, considero que debe ser publicada –como homenaje In memoriam- a este impar médico, con el cual estuve en la Universidad de Austin, Texas, donde hay más material escrito sobre los Mayas, que en territorio mexicano y su cobertura geográfica de Cholula, Puebla, hasta Guatemala y el Salvador en la América Central.
“Canto a Calkiní” es la historia del cacicazgo de los Ah Canul,situada en lo que ahora son las tierras de Calkiní y Nunkin. No consistió únicamente en caminar la historia de los Mayas en lo que ahora son tierras campechanas, sino investigar los orígenes de esta ciudad impar también conocida como “La Atenas del Camino Real”, con historia propia. Recurrí entonces a amigos que pudieran darme más luz sobre la antropología e historia del cacicazgo campechano .
Mis recuerdos y gratitud a la Iglesia conventual de San Luis Obispo, que me permitió revisar sus archivos y me apoyó en todo lo solicitado; al H. Ayuntamiento de Calkiní, por sus atenciones y consultas de su archivo histórico; a la mayista Sandra Contreras, que fue mi traductora en entrevistas con opersonajes de la etnia Maya; a la antropóloga Gabriela G. Cantón, por sus recomendaciones históricas, y en especial al maestro y compañero de artes plásticas, el muralista y calígrafo Sergio Cuevas Avilés, compañero de trabajo en Yucatán cuando fuimos funcionarios de la Dirección de Cultura del Estado: para el poema que tratamos me obsequió y trabajó para cada capítulo del poema 20 grabados burilados en linóleo para la ilustración del mismo, duplicando así su valor histórico. Gracias, Sergio, nuestro trabajo cultural en tu Campeche, Yucatán y Quintana Roo, está registrado en nuestras actuaciones poéticas, musicales y en las Casas de Cultura de Campeche y Yucatán, y en Bacalar Quintana Roo. Gracias a todos.
Esta es la visión de un erudito en antropología, el Dr. Arturo Erosa Barbachano, con el cual compartimos tardes y noches de sus conversatorios sobre diversos tópicos en casa de una de sus hijas, como asesor histórico en Charlas de Café, en el Teatro Mérida, en su Sala de Arte y hace unas semanas en un desayuno de la Academia Liberal de Yucatán, en la presentación de un libro. Entregué a nuestro director del Diario del Sureste un artículo sobre la historia del “Hospital Militar en Mérida” de Yucatán, que pronto estará en la nube del diario, como testimonio de este culto amigo y protector de medicina e historia.
Espero que esta disección histórica sobre nuestras raíces mayas llegue a todo el mundo.
“CANTO A CALKINÍ”
PRÓLOGO
Mi estimado amigo, el Ing. Alfonso Hiram García Acosta me confirió el alto honor de escribir unas líneas para prologar este magnífico trabajo, obra suya, que ostenta el mérito de haber sido premiado con el Primer Lugar en el concurso de Poesía efectuado en Mérida en el año de 1989.
El título del trabajo, “Canto a Calkiní”, es un bello poema histórico que abarca una región del hoy Estado de Campeche, pero que en los años previos a la conquista española, eran bosques y sabanas con poca población humana. En cambio, en varios sitios de la Península de Yucatán, los Mayas habían construido ciudades desde varios siglos a. C., entre ellos Ek balam, Cobá, Chichén-Itzá, Itzamal, Uxmal, Itzna (Edzná), Dzibilchaltún, Kalakmul, y otras
Para comprender mejor los sucesos que luego se desarrollaron en Yucatán, es conveniente consignar que América se estaba poblando por el crecimiento de dos etnias: una eran los descendientes de la primera migración, que eran dolicocéfalos, de cara larga, cazadores y guerreros, que habían permanecido en las llanuras de Canadá y de los E. U. A.; la otra etnia era la mongol; braquicéfalos, de cara redonda, agricultores, que llegaron en el quinto milenio a.C., y se dispersaron por casi toda América.
En el año 1,500 a.C. llegó otra oleada migratoria constituida por un grupo étnicamente mixto, ya que se originó en la Mongolia con genes de la raza aria, lo que influyó en algunos aspectos, sobre todo el físico, pues eran de color más claro, mayor estatura, tenían barba, cuerpo atlético, extremidades más largas, pero las mayores diferencias eran las culturales, pues los componentes de este grupo eran gente preparada, educada en religión y filosofía, astronomía y astrología, arquitectura, construcciones, obras hidráulicas, matemáticas, geometría, cronología, escritura, bellas artes, etc., con superior tecnología. Este grupo se autodenominaba URO. En el año 10,000 a.C. salió de la Mongolia, donde construyeron las primeras ciudades y luego otras más en la Mesopotamia, colaborando con los sumerios en el desarrollo de la civilización de esta región.
En el año 2,700 a. C., abandonaron Mesopotamia y se asentaron en la Meda persa, pero en el año 2,500 a.C. ocuparon el valle del río Indo y desarrollaron la civilización así llamada, con florecientes ciudades, entre ellas, Harappa, Mohenjo-Daro y 5 más.
Desde esta época, adoptó el nombre de MAYANOS este pueblo. En el año 13,000 a.C., las bárbaras tribus ARIAS invadieron el valle del Indo y arrasaron las ciudades. Los MAYANOS se dirigieron al valle del río Ganges y se dividieron. Una parte se quedó aquí y otra prosiguió a las islas indonésicas (Sumatra, Jara, Nueva Guinea, etc.) y en 1,500 a.C. con ayuda de los polinesios, organizaron la expedición que llegó a las costas del estado de Guerrero.
Pocos años después (en 1,452 a.C.) construyeron en la Sierra la ciudad maya más antigua de todo el continente. Por su filiación mongola, ambas capas de población se amoldaron a nueva situación social: los campesinos seguirían cultivando la tierra y darían alimentos a los mayas y estos serían los dirigentes religiosos, civiles y militares, a cuyo cargo quedaba también la dirección de las construcciones.
Bajo este plan se fueron distribuyendo varios grupos de MAYANOS por distintas regiones de la meseta mexicana y otras áreas de América; se construyeron muchas ciudades, entre ellas Teotihuacan, Cholula, Tula, Tajín, Monte Albán, La Venta, Palenque, Copán, Tikal, Tihuanaco, Chan-Chan, etc.
Esta época de paz y de desarrollo propició que se manifestara en todo su esplendor la cultura mesopotámica que trajeron los MAYAS, lo cual sirvió de estímulo para que tribus del linaje Náhuatl se dedicaran a asaltar las localidades grandes, desde el año 600, situadas en el suroeste del los EE.UU. de América y norte de México, haciendo matanzas de los funcionarios de filiación MAYA, lo cual obligó a estos a ordenar una retirada urgente hacia el sur. Por esto en el año 900, se retiran de Tula dos grupos: el XIU y el COCOM. El grupo XIU, desde el año 500, había comenzado a construir su capital, UXMAL, en la península yucateca.
La construcción de magnas obras en suelo peninsular maya, como el observatorio, donde la arqueo astronomía llegó a la cúspide, de su sapiencia y observación de los astros. Archivo AHGA.
El grupo COCOM residía en Tula y el jefe de ellos, en esa época, tenía el cargo de NACHI, además una de sus atribuciones, era la de proporcionar los signos de poder a los jefes de las tribus MAYANAS.
El Códice Pérez (o Chilam Balán de Maní), menciona que en el año 950 ambos grupos estaban en Palenque y luego se dirigieron a ITZNÁ, donde se unieron con los ITZÁES y continuaron su marcha, llegando a CHICHEN ITZÁ, por allá del 980. Se acordó construir una nueva ciudad que, llamada MAYAPAN terminó de ser construida en el año 1000.
Dicen algunas crónicas que la Confederación se disolvió en el año 1,200 “por rencillas entre los jefes” Después de ello, los COCOM reclutaron en Tabasco guerreros mercenarios nahuas e implantaron una dictadura militar en toda la región, teniendo en cautiverio a los caciques mayas diversos en MAYAPÁN.
Esta dictadura duró unos 240 años, pues en el año 1,441, el jefe XIU encabezó una rebelión general que terminó con la destrucción de MAYAPÁN y la muerte de los principales jefes y familiares de los COCOM, excepto el hijo de uno de ellos que estaba en Honduras con una misión comercial.
Ese mismo año (1441), al regresar el vástago COCOM y ver destruida su ciudad, reunió algunos allegados y campesinos mongoles y construyeron un modesto caserío con el nombre de SOTUTA.
Los jefes Itzáes abandonaron CHICHEN ITZÁ y se fueron al sur, hasta la laguna actual de Flores, en Guatemala, donde establecieron caseríos y se quedaron viviendo ahí hasta 1,697 (256 años) en que fueron exterminados por el gobernador de Yucatán Martín de Urzúa.
Los Mayanos en la India, nos dejaron huellas de estos constructores que conocían los secretos de la piedra punta y confeccionaban cúpulas en sus templos. Archivo AHGA.
Los XIU, vencedores de aquella revuelta, no volvieron a UXMAL, que había sido su capital, prefirieron construir también un caserío con el nombre de MANÍ, cuya influencia política fue relevante.
Pero faltaba resolver un problema: el de los miles de guerreros nahuas que se habían quedado en los alrededores de la arruinada MAYAPÁN. Parece que el deseo de ellos era permanecer en Yucatán, pues tenían temor de los guerreros aztecas, que habían fundado un imperio con capital en la ciudad de TENOCHTITLAN. Además habían creado familias y no las querían abandonar. Otra importante razón para no construir nuevas ciudades era que los dirigentes mayas se habían retirado desde dos siglos antes y con ellos los sacerdotes que sabían de arquitectura y materiales. Los campesinos mongoles no sabían construir.
La solución hubiese correspondido a los mandatarios COCOMES que los llevaron a MAYAPÁN, pero estos ya estaban muertos, y a los funcionarios MAYAS que salieron de TULA junto con los grupos XIU e ITZÁ, pero estos se habían retirado hacía más de dos siglos y para estas fechas estaban retornando a la India.
Pero la opinión y afectos manifestados por los mercenarios impresionaron a los dirigentes, que acordaron que se quedasen en las tierras situadas al sur-oeste de T’HÓ (actual Mérida), que en esa época eran bosques y matorrales con poca población humana.
Así se creó en 1,442, el cacicazgo llamado AH-CANUL “los protectores”, cuya capital fue CALKINÍ, “gran sol”. Como era muy largo de norte a sur, se sabe dividió en dos partes: la sur, con la capital y una porción norte encabezada por NUNKINÍ.
En 1,520 ocurrió la primera epidemia de viruela traída por los españoles y cuya tasa de mortalidad debe haber sido mayor del 70% y en 1,549, cuando se hizo el reparto de encomiendas, se levantó un censo de población total, que arrojó la cifra de 26,000 habitantes para todo el cacicazgo.
Antropólogo, Master y Dr. en Medicina
ARTURO EROSA BARBACHANO