Cantando Cuentos Cortos
Como Fue…
Cuando todavía se ven los últimos tonos rojizos del sol a través de las ramas de los árboles, el farol de la terraza se ilumina, dejando pasar su luz tenue por la ventana al interior de la estancia.
Las muchachas están atareadas preparando sus vestidos. Es sábado y hay fiesta en el Centro Recreativo. Todas las familias están invitadas, oportunidad para que las jóvenes conozcan a muchachos que las invitarán a bailar. Si alguna pareja simpatiza, se volverán a ver en otra ocasión, y en esa forma podrán hasta llegar a ser novios.
En las esquinas, prendidos de las paredes, los faroles aún tienen sabor de antigüedad. Su luz mortecina contrasta con los diferentes colores en tonos pálidos con que las casas están pintadas. Lugar donde las calles todavía conservan adoquines de la época colonial.
En el centro de la explanada del parque se encuentra la iglesia que quedó con mucho señorío. Se llega hasta ella por una escalera muy amplia de peldaños cortos; tal parece está hecha para que, quien la suba, lo haga con paso lento para conservar la quietud de la atmósfera.
Los habitantes quisieran que nunca llegaran hasta ellos las turbulencias del mundo, que no ignoran, de las que están bien informadas a través de los medios de difusión. Razón por la cual quieren conservar el sabor de sus costumbres.
Los jóvenes tendrán su fiesta de sábado y la disfrutarán con sus bailes y canciones, todos muy alegres, para después retirarse a sus respectivos hogares.
Entonces, en el silencio de la noche, cuando todas las puertas y ventanas se han cerrado es cuando el enamorado y su grupo de amigos afinan sus guitarras junto a la ventana de su amada, para hacerle saber de su gran amor en sus canciones. Así ella, en el interior de su alcoba en penumbra, con el cuidado de no hacer el más leve ruido, descalza se levanta de la hamaca, cuando empezaba a soñar, lo que ahora oye con los más dulces tonos y palabras.
Serenata, ninguna como la Yucateca, creada para regocijo del espíritu. Serenatas en noches frescas de humedad tropical, perfumadas de azahares y jazmines, iluminadas de blanquísima luz de luna, adornadas con estrellas.
Si vienes de lejanas tierras y quieres comprobar toda esta realidad, tienes que visitar estos rincones: a pesar de tantas penas, por donde pasamos encontramos que aún conservan su sabor original en la tierra del Mayab.
SERENATA
A través de la ventana,
se oye vibrar la guitarra,
palabras que en armonía
dice alegre el Trovador.
Quiere que a su amada llegue
lo que siente el corazón,
siente y canta su guitarra,
su poesía hecha canción.
Así llega la mañana,
con su rocío abre la flor
que en su perfume lleva
la ilusión del soñador.
Aquel que a la ventana llegó
para ofrecerle a su amada,
cual si fuera ruiseñor
todos sus trinos de amor.
JOSEFINA REYES SAURI
[Continuará la próxima semana]