Letras
Juan José Caamal Canul
Esta calle 57 es angosta, casi una angustia para el que la transita, precisamente por su estrechez vial; es un callejón, hasta cierto punto, con múltiples salidas. Siempre ha sido así.
Observo uno de los primeros planos de la ciudad, quizás el primero, el que mandó a trazar el Comisario Imperial enviado del Segundo Imperio Salazar Ilarregui y del cual aún se conserva el lito grabado, la piedra, en el Museo de la Ciudad. Es un detalle inevitable del rumbo, que no pudo pasar desapercibido en su trazo original, menos en su representación cartográfica.
Además de este detalle urbano para el ojo alerta, el barrio de Santiago tiene calles cerradas, “chop calles” oí decir un buen día, en el argot meridano. Por ejemplo, la 70 por 57, donde estuvo alguna vez el Circo Teatro y, en los años ochenta, la terraza Caribe, dancing club de los bachateros rumbosos, recientemente dizque un centro cultural de amplitud iberoamericana que solo quedó en papel hoy viejo.
Aquí permítaseme distraerles del camino.
Esta calle, solo esta calle, la 70, merecería un libro de crónica roja de varios capítulos. Cada uno se intitularía, por ejemplo, “Esquina de la 55 con 70”; otro capítulo “Esquina de la 51 con 70”. En cada una de ellas recrearíamos los hechos violentos, trágicos y tétricos que por estos rumbos se han suscitado.
Poe elaboró un escalofriante y misterioso relato donde solo el nombre produce vértigo. Además de misterioso, hay una brutalidad animal en su desentrañamiento, crimen que se atribuyó en primera instancia a un ser humano, de todas maneras, bestia contenida.
Sigo y retomo mi relación de las calles cerradas…
Luego, la “Esquina de la 72 por 61” (que también puede ser el título de otro capítulo) se halla ante los muros que se desmoronan de la desaparecida –hoy solo casco– de la Embotelladora Sidra Pino.
Otra esquina, la 57 por 78, una cochera con cintas reflejantes enmarañados en la reja, dique contra los conductores trasnochados.
Luego la 57 con 80; la 74A con 59ª; la 76 con 59ª, siendo que ambas desembocan o parten de la antigua calle a Sisal.
Famosas la 51 y 53 con 70; la 61 con 84, a espaldas de lo que es el Centenario, lo que fue la Quinta Iturralde. La 55 con 82 tiene esta característica también.
Y eso que solo nos referimos al barrio de Santiago.
Recovecos y subterfugios del suburbio, de la vieja ciudad.
Arterias para andar y disfrutar aún la ciudad nuestra.